Coronavirus VI

Teorema

Parte VI. Contagio


Lo mínimo que debemos saber sobre el coronavirus para proceder con prudente respeto en vez de sentir miedo

Cada persona responde de manera diferente al ser infectada. Algunos, presentan síntomas en solo 2 o 3 días, la mayoría entre 5 y 7 días y unos pocos, hasta más de una semana después del contagio. Uno no puede saber, a través de los síntomas si está contagiado o no, hasta transcurrido ese tiempo. Si fuera muy importante y hubiera razones que justificaran la prisa, tendría que practicarse una prueba de Proteína C Reactiva –PCR—, más conocida como “hisopado”.

Estas pruebas son caras, molestas y sus resultados pueden tomar varios días. Quien padece de hipocondría (preocupación obsesiva por su salud) se habrá hecho, innecesariamente, una o más. Cuando haya sospecha de un posible contagio (como haber estado en presencia de un contagiado), lo mejor será aislarse durante una semana para ver si se presentan síntomas.

Primeros síntomas: Los signos y los síntomas comunes pueden incluir: Fiebre; Tos; Dolor de cabeza; Cansancio, Falta de aire o dificultad para respirar; Dolores musculares; Escalofríos; Dolor de garganta; Pérdida del sentido del gusto o del olfato; Dolor en el pecho; Dolor en las articulaciones. Menos comunes son: Náusea; Vómitos; Diarrea y Erupción en la piel. Aunque los niños presentan síntomas similares a los de los adultos, generalmente en ellos la enfermedad es leve.

Al inicio habrá mucosidad y dolor de cabeza. Luego inflamación en el área de la nariz y la garganta causando que la temperatura se eleve menos de un grado. Al crecer la inflamación, aumenta la fiebre. La calentura es un magnífico indicador de cuan avanzada está la enfermedad. Si se emplean medicamentos que solo detienen la temperatura, pero no la inflamación que la causa, se puede llegar a una trombosis pulmonar con fiebre muy elevada. Los vasos pequeños tienden a inflamarse. Al hacerlo no dejan pasar la sangre y activan las bacterias que ya habitaban en los pulmones.

Normalmente tenemos millones de bacterias en todo el cuerpo (por dentro y por fuera). Las adquirimos por el aire, los objetos, el medio ambiente, en todas partes… Pero están bajo el control de nuestro Sistema Inmunológico SInm. Si sucede una inflamación severa, estas bacterias se vuelven oportunistas y lo sobreinfectan, causando que la enfermedad se agudice y que el enfermo entre en crisis.

El contagio sucede de persona a persona. Al conversar a menos de un metro de distancia con una persona infectada (quien podría ignorar que lo está) puede haber contagio. Un estornudo abierto, puede llegar a más de 5 metros y causar la infección. Al recibir directamente o sobre las manos una partícula de saliva infectada y ponerla en contacto con la mucosa de los ojos, la nariz o la boca se habrá realizado un intento de contaminación. También, puede suceder, pero es mucho menos frecuente, al tocar una superficie infectada recientemente. El coronavirus no penetra la piel, pero puede depositarse allí. Por eso se recomienda lavar los brazos, manos y cara con jabón.

Contagio: El virus se trasmite por medio de partículas de saliva o respiratorias flemosas que se liberan cuando alguien que lo tiene tose, estornuda o habla. Una persona que está cerca puede inhalar estas gotitas o recibirlas en la boca o la nariz. Al tocar una superficie donde se encuentra una partícula de saliva con virus y luego llevarse la mano a la boca, ojos o nariz puede haber contagio. La importancia de esta forma de contagio, sin embargo, ha sido sobredimensionada consiguiendo que se tomen muchas precauciones para prevenirla. El contagio directo, por lo contrario, es responsable de la mayoría de las infecciones.

El virus tiene un tiempo de vida muy corto cuando está fuera de una célula humana viva. Se podría decir que al ser expulsado busca con desesperación una nueva célula donde adherirse e iniciar su reproducción. Su propósito primario, entonces, no es infectar sino sobrevivir.

La Infección: Es común que la gente interprete el proceso de infección viral como si el virus fuera un cuerpo físico. Algunos incluso visualizan virus penetrando por la nariz, desplazándose después a la garganta, permaneciendo allí un tiempo y luego siguiendo un recorrido que termina en los pulmones. Esa podría ser la forma de operar de algún tipo de hongo o bacteria. La infección por coronavirus no funciona de esa manera.

La partícula viral se introduce en una célula que carece de defensa y se reproduce. El cuerpo reacciona buscando en su SInm un anticuerpo para combatirla. Al no encontrarlo responde tratando de sacarla, envolviéndola en moco, defecándola o expulsándola por la saliva. Por eso hay gente que tiene diarrea o vómitos. También trata de deshacerse de las células infectadas mediante un proceso de inflamación.

Si en una comunidad se presentan mil casos de nuevos contagios en solo una semana, habrá que pensar que estos infectarán a 3 mil personas y estas a 9 mil los que a su vez podrán infectar a otros 27 mil (cada contagiado infecta a otros tres). Entonces, aquellas mil iniciales, pueden generar 40 mil nuevos contagios en menos de seis semanas.

Por lo tanto, encerrar a la población donde ocurrieron los primeros mil contagios en solo una semana (fase de expansión), conlleva el mismo riesgo que no hacerlo porque si están aislados uno de los miembros, sin saber que está infectado, puede contagiar a toda la familia.

El día que uno de los miembros de la familia vaya a la escuela, a la tienda, al trabajo, al mercado, donde un amigo u otro miembro reciba alimentos o medicinas mediante un servicio de entregas… hay demasiadas formas de que alguno se pueda contagiar y al hacerlo, contagiar a toda la familia. Entonces la cuarentena solo puede funcionar al inicio de la pandemia, cuando se pasa a la etapa exponencial ya no sirve, al contrario, solo causa perjuicio.

Es muy importante comprender que es diferente cuando se aísla a un miembro de la familia cuyo riesgo es más alto por razones de edad o malas condiciones de salud previas. En general, aquel que tenga un SInm deprimido o débil debe permanecer separado de los demás lo mejor posible en tanto llega la ansiada inmunidad global (cuando 70% de la población tiene anticuerpos).

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José Fernando García Molina

Guatemalteco, 67 años, casado, dos hijos, ingeniero, economista.Tiene una licenciatura en ingeniería eléctrica de la Universidad de San Carlos, una licenciatura en ingeniería industrial de la Universidad Rafael Landívar –URL–, una maestría en economía en la Universidad Francisco Marroquín –UFM–-, estudios de especialización en ingeniería pentaconta en la ITTLS de España.