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El Tribunal Supremo Electoral: Otra vez jugando sucio

Barataria

El actuar del Tribunal Supremo Electoral es preocupante puesto que, de tajo limita los derechos políticos consagrados en la Constitución y limita el ejercicio democrático.

En 1983 se realizó un partido de futbol en la liga brasileña entre el Santos y el Palmeiras dos de los equipos más populares de ese deporte en Brasil, partidos como los que protagonizan estos dos equipos son bastante atractivos especialmente porque ambos clubes tienen su base en la Ciudad de Sao Paulo y este clásico local arrastra multitudes al estado.  Habiendo concluido el minuto 45 del Segundo Tiempo, y perdiendo el Palmeiras 1 a 2 frente al Santos, el árbitro José de Assis Aragão no concluyó el partido y permitió que se extendiera por tres minutos más y en un ataque del equipo Palmeiras el delantero habilidoso del Palmeiras tiró hacia afuera del arco, sin embargo el árbitro José de Assis Aragão se encontraba parado justamente a un lado de la portería de tal suerte que empujó con su propio pie el balón para marcar el gol del empate y lo validó pese a los reclamos de los jugadores del Santos y la alegría de los jugadores del Palmeiras quienes en esta ocasión no corrieron a festejar con abrazos al goleador, puesto que fue el mismo arbitro quien anotó tal golazo y sentenció el empate a dos goles por bando.

Mucho se ha hablado de la figura de los árbitros en los deportes que están allí para verificar que el desarrollo deportivo sea cumpliendo las reglas de juego sin pretender ser protagonista e intervenir en las acciones inclinando la balanza a uno de los contendientes.  Sin embargo también los árbitros han sido presa del fanatismo por un equipo contendiente y ello hace que pierda su imparcialidad.  Así en el futbol  se dice coloquialmente que  “Ese árbitro tiene la camisa de su equipo favorito debajo de su impecable uniforme arbitral”.  Los árbitros deportivos pues son necesarios para dirimir las contiendas sin que ninguno de los enfrentados pueda aprovecharse de la situación y pueda querer marcar a su favor las faltas.  Recuerdo las “chamuscas” en el barrio en donde crecí en el cual no existiendo un árbitro que señalara las faltas las señalábamos cada quien y en muchos casos era inexistentes, al final alguien enojado y dueño del balón recogía el mismo y se terminaba el partido con quien fuera ganador.  Esto por supuesto no puede suceder ni en el deporte ni en la contienda electoral, puesto que para ello se encuentran establecidos los árbitros deportivos que no son protagonistas del encuentro sino más bien quienes verifican que todo se haga sin infracción a las reglas y por lo tanto sus fallos van encaminados a favorecer la pureza y limpieza del deporte pero nunca están dirigidos a “ayudar” a uno de los bandos ya que su parcialidad resultaría desastrosa.

En Guatemala, las contiendas electorales deberían ser dirimidas bajo el actuar imparcial  del Tribunal Supremo Electoral, que como arbitró su deber es mantener la pureza del proceso electoral.  Como un árbitro no se encuentra supeditado a ningún organismo del estado ni institución de derecho público o privado, sino que actúa para verificar el cumplimiento de la Ley Electoral y de Partidos Políticos y por lo mismo no puede bloquear la participación política, elemento esencial de la vida democrática.  Sin embargo, en esta semana, el Tribunal Supremo Electoral emitió el acuerdo número 360-2020 publicado en el Diario Oficial, mediante el cual dispuso suspender toda actividad de las organizaciones políticas que conlleve aglomeración de personas entre estas las Asambleas Nacionales, Departamentales y Municipales de los Partidos Políticos.  Anteriormente y previo a la emisión de este acuerdo había emitido el acuerdo número 325-2020 el cual había habilitado la actividad política partidaria.  En realidad el actuar del Tribunal Supremo Electoral es preocupante puesto que, de tajo limita los derechos políticos consagrados en la Constitución y limita el ejercicio democrático.  Además de ello emite este acuerdo en medio de rumores no confirmados pero muy fuertes, de que algunos Magistrados Electorales se habían reunido con el presidente de la República y habían negociado entre otros aspectos una ampliación presupuestaria que se le estaría designando y que se utilizaría casi en su totalidad en la renovación del software y equipo del propio Tribunal Electoral en cuanto a esta probable ampliación presupuestaria el propio presidente del Tribunal Supremo Electoral lo confirmó aunque no la reunión.

En definitiva la actitud del Tribunal Supremo Electoral, parece complaciente con la señora Sandra Torres en la disputa que mantiene con el señor Oscar Argueta y un grupo de diputados por el control del Partido UNE puesto que, al parecer los Magistrados Electorales han actuado de acuerdo a los tiempos que les está marcando la señora Torres y de esa cuenta al principio emitieron un acuerdo en donde permitían la actividad política partidaria pensando en que el órgano jurisdiccional que tiene a su cargo el caso en su contra le permitiría a la eterna candidata perdedora la posibilidad de participación en las actividades políticas partidarias.  Sin embargo el día 3 de Noviembre se tuvo noticias de que la Jueza a cargo del caso le reiteró a la señora Torres la prohibición de participar políticamente en el Partido Unidad Nacional de la Esperanza –UNE- y “casualmente” resultó una nota de la oficiosa Ministra de Salud solicitando “protocolos de salud” para el Tribunal Electoral y los diligentes Magistrados de manera oficiosa se apresuran emitir el acuerdo firmarlo y publicarlo al día siguiente con vigencia inmediata. Este actuar del Tribunal Electoral es nocivo porque nos está demostrando que desde ya están parcializados jugando a intereses mezquinos de grupos de poder haciéndole lado a unos y perjudicando a otros lo cual a la postre va a resultar en que el próximo proceso electoral pueda  ser viciado.  No es la primera vez que el Tribunal Supremo Electoral se ha presentado como un verdadero partidario de algunos candidatos, recordemos que en la elección anterior dejó su papel de árbitro del proceso electoral y se permitió apelar amparos, actuar planteando los amparos mismos y otras actividades para descalificar candidatos, baste indicar el caso de la señora Zury Rios y así nuestro actual presidente llegó a disputar una segunda vuelta electoral porque para llegar al segundo lugar el anterior Tribunal Supremo Electoral en complicidad con el nefasto Director del Registro de Ciudadanos Leopoldo Guerra, se encargaron de eliminarle de tajo los tres candidatos que le antecedían y entonces el señor Giammattei llego de carambola al poder que ahora pretende cooptar. 

Por ello resulta grave que este Tribunal Supremo Electoral  actúe como un árbitro que en un partido de futbol que mete goles, marca las tiros libres y los va a patear, reduce el tiempo del partido cuando va ganando el equipo de su predilección y lo extiende cuando va perdiendo, de esta manera ha actuado peligrosamente beneficiando a una excandidata para aprovecharse de solicitar ampliaciones presupuestarias y con ello la discrecionalidad para gastar esa cantidad de dinero en época no electoral y así acercarse peligrosamente a la parcialidad hacia algunos sectores y lo peor de todo es que no le importa la institucionalidad, el respeto a la ley y a las garantías constitucionales puesto que se saca acuerdos de la manga sin miramientos y su presidente el señor Franco Custodio sale a dar declaraciones a los medios de comunicación con total descaro a justificar lo injustificable sencillamente porque se siente respaldado por el señor Giammattei y la gente que se encuentra tras él terminando de minar la poca institucionalidad que le queda al país.

Hoy es un acuerdo “express” que limita garantías constitucionales para lo cual el Tribunal Supremo Electoral no tiene la más mínima facultad de hacerlo, pero lo emite porque pretender favorecer a una aliada del señor Giammattei indispensable para que le aprueben la millonada solicitada en el presupuesto con los votos de sus achichincles en el Congreso de la República;  mañana va a ser descalificar candidatos mediante una serie de argucias revestidas de “aparente legalidad”, pero que en el fondo tienen por objeto abrirle paso al candidato que designen los grupos que actualmente mantienen “secuestrado al Estado” y resulte un presidente tipo el señor Giammattei, sin posibilidades de ganar cuando se lanzó al ruedo electoral, pero con la gran ayuda del Tribunal Supremo Electoral que se encargó de quitarle los rivales que sean necesarios  planteando apelaciones en amparo, accionando judicialmente como si fuera otro partido político hasta que logró dejarlo perfilado en el segundo lugar, o bien, y esto sería mucho más grave, una reelección del actual gobernante apoyada por el Tribunal Electoral y respaldada por las instituciones que poco a poco se han ido “secuestrando”, cayendo, minando, destruyendo comprando y cooptando por los que ahora detentan el poder y los que están detrás de ellos y que, tienen al país al borde del descalabro.

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Emilio Estrada

El Doctor Emilio Estrada, es abogado egresado de la Universidad de San Carlos de Guatemala, obtuvo su PhD en Sociología en la Universidad de Salamanca, España, es abogado litigante.