Pueblos originarios ante el bicentenario de la independencia (8)

Tanmi Tnam

Guatemala llegó al 15 de septiembre de 1821, fecha y año en que los criollos y otros sectores declararon su independencia de España y luego acordaron la anexión a México. No se instaló el Congreso, no hubo Constitución propia y siguió en el puesto Gabino Gaínza autoridad de la Corona Española.

En aquel acto no tuvo participación la población originaria y ninguno de los actores oficiales se acordó de ella, solamente estaban presentes, según los documentos del momento, algunos curas de la Iglesia Católica, la Real Audiencia, el Ayuntamiento, la Universidad de San Carlos y algunos intelectuales de la época. Mientras que los pueblos originarios eran calificados como los carentes de civilización, los que tenían que seguir bajo total dominio y explotación y solamente se necesitaba de su trabajo al servicio de las familias criollas.

En 1820, ante el sufrimiento, la persecución y el pago de impuestos, los maya-k’iche’ de Totonicapán se levantaron en contra de hechos de los herederos españoles, según el Historiador Horacio Cabezas (2009) que Gabino Gaínza “ordenó al Teniente Coronel Prudencio Cózar reprimir a los amotinados, restablecer el orden y reinstalar a las autoridades que los insurrectos hubieran destituido”. Esta insurrección en contra del poder español estuvo bajo la coordinación y liderazgo de Atanacio Tzul que defendía los intereses y la vida de la población originaria. Tzul era una gran autoridad y líder maya-k’iche’.

El pensamiento español y criollo de la época hacia los pueblos originarios era el de desprecio, desconocimiento y eliminación de las características culturales tal como se refleja en las ideas de uno de los llamados prócer de la independencia José Cecilio del Valle (1820) cuando afirmó que“…tomando medidas suaves; pero eficaces para que los pueblos de indios se vayan vistiendo a la Española… concediendo honores y distinciones á los Párrocos benéficos que presenten mayor número de indios civilizados y vestidos como los españoles” citado en Julio César Pinto Soria 1997. En las actividades políticas en contra de la población originaria ha tenido participación concreta el cristianismo para supuestamente civilizar y cristianizar a los integrantes de pueblos originarios. Todo el sufrimiento durante la época colonial y luego la época que siguió a la independencia criolla ha llevado a los pueblos originarios en el más profundo empobrecimiento, la mayoría sin tierras y sin viviendas, sin educación y sin la libertad necesaria para vivir. Lejos quedó y aún queda muy lejos asumir de manera responsable el reconocimiento pleno de los derechos colectivos de los pueblos originarios por parte de los poderes del país. En este sentido, la independencia criolla fue comprendido y se practicó como aquel acontecimiento que dio continuidad a la colonia bajo la responsabilidad de criollos y luego los ladinos para la desgracia de los pueblos originarios y el subdesarrollo de Guatemala.

Desde hace muchos años, la escuela oficial y privada dicen que hay que conmemorar el 15 de septiembre de 1821 porque fue el día en que todos vienen gozando de libertad. Es del conocimiento de los guatemaltecos en general, que los pueblos originarios solamente les toca participar en marchas, desfiles militares, paseos, concursos de dibujos, participación en bandas de guerra y repetir expresiones que poco o nada significan para estas generaciones ni para las que vivían en los alrededores de 1821. En la actualidad, Guatemala necesita de ciudadanos críticos, honestos, responsables, propositivos y emprendedores.

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