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¿Es posible ser cristiano y ser político?

Antropos

“La política es el arte de lo posible a partir de la razón en el ámbito de la sociedad”.

El teólogo José Anleu afirmó que, bajo la perspectiva de la fe cristiana, es necesario “comenzar por los pobres para llevar a cabo la más alta misión humana que conocieron los tiempos, atribuirles la dignidad que nuestra sociedad y nuestra justicia les niegan. Jesús no hace de los pobres meros sujetos pasivos de una caridad y ayudas, sino que los hace sujetos activos de su mensaje ético”.

La ética del cristianismo con los sectores marginados se expresa en Gálatas 2,10: “solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres”. Esta misión de Jesús, la trasladó a sus discípulos, y en ello radica su dignidad. Junto a esta firmeza de compromiso  se hilvana el principio del amor. Ser cristiano es asociarse con el amor de Cristo. Vivir de ese amor y formar parte de la obra redentora. Por ello el pobre es un sujeto activo, que en un proceso de autodeterminación solidaria es capaz de construir una sociedad justa y fraternal.

Ahora que vivimos tiempos de incertidumbre, corresponde pensar si es posible que el cristiano participe en la política, desde la perspectiva de un Cristo que se entregó a los pobres con amor y determinación.

Bajo esta línea de ideas procurando seguir los pasos de un cristianismo comprometido con los pobres, el llamado Papa Bueno Juan XXlll, inspiró, promovió y convocó a un Concilio Ecuménico para abordar los temas centrales de la Iglesia Católica. Es el punto de partida de la renovación de la Iglesia Católica y su compromiso con la paz en contra de la guerra atómica que amenazaba al mundo entero, en la década del sesenta del siglo veinte. De estas preocupaciones escribió una Encíclica referida a la paz en la tierra. El Papa Bueno promovió a través del Concilio ll, múltiples cambios al interior de la liturgia religiosa. Se estableció un diálogo con la cultura y el mundo contemporáneo. En esta línea el gran teólogo Suizo, Hans Küng autor de innumerables obras de teología, en las que destacamos Ser Cristiano, El cristianismo, su esencia e historia, El principio de todas las cosas, participó en las conferencias preparatorias del Concilio Vaticano ll y fue nombrado por el Papa Juan XXlll, como miembro consultor teológico. Hans Küng, siendo uno de los teólogos centrales de este evento ecuménico, afirmó entre otras ideas en uno de sus escritos, “que es necesario comenzar por una teología de la paz entre cristianos, pero sobre todo de un diálogo entre religiones y cosmovisiones”.

Para entender el sentido de ser cristiano en la política, me apoyo en el texto central del Doctor Küng, en su libro, El principio de todas las cosas: “es posible, dice, que no agrade a las actuales jerarcas y teólogos oír que Jesús no estuvo al lado de la jerarquía, sino que fue liquidado por ella en colaboración con los poderes políticos, sin embargo, tal aserto representa una verdad histórica que nadie niega hoy. Que uno tenga a Jesús de su lado en determinados casos, no es razón de disculpa, sino más bien de compromiso…”

Es en ese sentido, que inspirados en la fe cristiana de un Jesús que se compromete con la causa de los pobres, se trata de edificar en nuestro territorio una sociedad en la que se pueda superar, la injusticia, la desproporción de los que tienen y los que no tienen.

El esfuerzo de un cristiano vinculado de manera directa con la política es hacer suyos los principios de la ética cristiana, para que nuestro mundo deje de ser un sitio atormentado por el pecado de la injusticia y el dolor. Abrir los caminos del futuro en la plenitud solidaria con todas las personas. La vida de los cristianos no tiene dos espacios, porque lo íntimo es la fuerza que se expresa en lo público en la concreción de la felicidad. Si no existe armonía en el propio corazón, ¿cómo  amar a los demás? El compromiso cristiano en la política es cumplir como ciudadano(a) los preceptos cristianos.

Ser cristiano significa armonizar principios éticos en el que se valora a la persona humana y glorifica a la naturaleza como creación divina. El compromiso del cristiano a través de su práctica política se traduce en acciones que dignifican lo creado por Dios. Esto fue lo que indujo a Juan Pablo ll a canonizar al inglés Tomas Moro, pensador, teólogo, político, humanista, profesor de leyes, juez inglés, autor del libro Utopía en la cual plantea una sociedad ideal, en el que se subordinan los intereses individuales por los del bien común e impera la justicia social, la fe religiosa, la tolerancia y el imperio de la ley, “combinando la democracia en las unidades de base con la obediencia general a la planificación racional del gobierno”. Para este santo varón, “la política es el arte de lo posible a partir de la razón en el ámbito de la sociedad”. Por su práctica como abogado y como juez, lo condujo a reflexionar acerca de la justicia en el mundo.

Los estudios señalan que el libro de Tomas Moro, Utopía, tiene sus antecedentes en el Nuevo Testamento, en el libro los Hechos de los Apóstoles, 4,32 35, en el que se dice que “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma y nadie consideraba suyo lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común…no había entre ellos ningún necesitado porque los que eran dueños de campos o casas los vendían, llevaban el precio de la venta, lo ponían a los pies de los apóstoles y se repartía a cada uno según su necesidad”.

Tomas Moro fue canonizado como el santo patrón de los gobernantes, abogados y políticos, por su testimonio de “inalienable dignidad de la conciencia, en la que rechazó toda componenda y afirmó con su vida y con su muerte que el “el hombre no se puede separar de Dios, ni la política de la moral”, tal posición lo condujo a ser condenado a la decapitación ordenada por el Rey Enrique Vlll.

Dicho de esta manera, corresponde ahora preguntarnos, en el sentido de cómo y bajo que principios éticos debe participar el cristiano en la política o si es viable en las actuales circunstancias su inserción. El problema está sobre la mesa, o bien se es fiel a la moral de la misión de Jesús y los santos de la Iglesia en su compromiso con los pobres, o al final sólo  aparenta ser cristiano por mera tradición de una práctica religiosa y se olvida de los preceptos centrales del texto citado de Gálatas 2,10.

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