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Abrázame. Touch me

Anotaciones

Caminamos por senderos muy desconocidos en estas épocas de incertidumbre y realmente casi siempre ha sido así. La muerte nos acompaña y la obviamos e incluso olvidamos.

Nos repasan los días y noches alejados del contacto de amistades, y ya el conversar en una cafetería o tomar un jugo es una proeza, por no decir imposible. Rehuímos las miradas y en los buses saltamos de miedo cuando nos rozan, todo se convirtió en alejamiento y miedo y comprendemos que el contacto físico tan frecuente en las relaciones sociales, ahora son un peligro y es más segura por las redes. La carencia del abrazo y del contacto del abrazo fuerte nos duele, porque vemos con las tapabocas a las familias, sin posibilidad de estrecharlas.

Abrazar tan fuerte hasta casi quedar desfallecida es notoria en las películas.  Estamos limitados por las normas del distanciamiento del covid19, y es tan abrupto el cambio, que el recuerdo de caricias, besos en cumpleaños nos son lejanos y que pasará en los seres con limitaciones físicas e impedimentos motores o cognitivos?

Nosotros los videntes al menos nos recreamos con las fotos, selfies y digo esto porque los invidentes se contentan al escuchar a sus queridos, ¿y qué pasa con aquellos que no son tomados en cuenta?  Quizás salen a oir y escuchar los pájaros, oler los amaneceres y acariciar los rocíos si tienen casa con espacios o tengan hasta gatas y perro. Incluso son importantes los audiolibros para escuchar los libros recomendados o simplemente para escuchaar la voz humana sin entender, ótros se contentan con la radio o la televisión ….

Compartir con discapacitados sensoriales ha sido parte de mi vida profesional como psicóloga y reflexiono por la proximidad navideña con sus cánticos y recuerdo de villancicos y aguinaldos o las obras de teatro.  Cualquier actividad artística que hacíamos, Ana María, José Gregorio, Chicho, eran los primeros en cantar y la música en sus diferentes variaciones les animaba como el baile les producía compartir y tocar todo para su ubicación en el espacio, la piel y la voz significan sus orientaciones y el abrazo nos llenaba de vitalidad y bullicio.

Ahora en pandemia los que se encuentran sin familia, la calle se los traga y he visto a muchos mendigando e incluso antes del Covid la situación de pobreza y limitaciones educativas les excluía.  Nunca ha sido fácil la inserción de los que tiene limitaciones sensoriales o impedimentos físicos, porque se les discrimina por la supuesta normalidad y no nos percibimos los supuestos normales con limitaciones.

Hoy en pandemia ‘’la soga revienta por lo más delgado’’ pero también nos inflige a reflexionar ya que todos estamos viviendo las limitaciones de la reclusión globalizada, con efectos disímiles en las diferentes clases sociales, pero estamos sometidos a no tener contacto humano, abrazarnos y solo saludar de lejos o solo basta un link, click… ¿cuáles serán los efectos de la reclusión?

Es apenas el comienzo y no tenemos certeza aún de las vacunas, pero si de nuestra necesidad básica del afecto, del abrazo y entonces ¿cómo hacen o han hecho estos seres invidentes?

Esa resiliencia, fortaleza está en cada ser y se ahonda y expande cual gota en círculos concéntricos de cada humano y con cada ser con necesidades especiales aprendemmos a revalorizar nuestras vidas y capacidades.  Ya nada volverá a ser igual y es que tampoco íbamos bien y es más bien percibir en el caos cómo los procesos sociales y económicos se han acelerado marcando brechas de desigualdades insoportablesy es pertinente que los individuos y grupos generemos nuevas formas de convivencia, de familia con el punto centrado en el recalentamiento global, contaminación ambiental, retomar la ecología y vida en el planeta para seguir existiendo porque los virus y bacterias conviven en equilibrio interno y externo en nosotros y al alterar el ambiente se desataría la extinción.

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Ana Anka

Ana Anka (Lima, Perú, 1955), residente en Venezuela. Soy escritora, poeta, articulista, promotora cultural, editora, Psicóloga, locutora, he sido profesora de psicología de la Universidad de Oriente, Núcleo Monagas y Psicóloga en Educación Especial de la Zona Educativa del estado Monagas. Desde 1992 vivo en Maturín, Monagas, Venezuela. Entre mis libros publicados figuran: Ensayos y compilaciones (1987) Mimetismo Pendular. Huídos de Saturno, (1999). Eros y pedagogía (2005), Batería de poetas Avanzadoras (2014), Anacópula, (2017). Desde el mismo punto, (2018). Mis libros los he presentado en ferias internacionales de libros de Venezuela, Costa Rica, Panamá, Cuba y Perú.

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