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La exigencia de nueva constitución

Barataria

El problema guatemalteco no puede solucionarse mediante la reforma constitucional, porque esto está atado al sistema de partidos políticos vigente.

La Constitución nace de un pacto social sobre el país que todos queremos y cuanto sacrificio y esfuerzo debe de costarnos.  Es un pacto sobre lo que queremos de un país a lo largo de los días que están por venir y de cómo nos queremos ver de aquí a unos diez, quince o vente años después.  Guatemala no es un ejemplo de constitucionalismo y casi luego de cada cambio de gobierno por las armas o por golpes de estado lo primero que se ha hecho es derogar la constitución vigente y escribir una nueve a la medida de quienes han detentado el poder y de quienes están detrás de estos.  De tal suerte que a lo largo de la historia guatemalteca hemos tenido la experiencia de contar con una serie de constituciones con una serie de estipulaciones que, en realidad nunca han representado los intereses más sagrados de la población.  Ni siquiera la Constitución del periodo revolucionario de 1944 a 1954 respondió a los intereses poblacionales como debería de ser sino que, a pesar de ser una constitución bastante cercana al ideal, se desvió en algunos aspectos.

En 1985, se promulgó la nueve constitución guatemalteca que es la que más años ha permanecido en vigencia con una alteraciones surgidas de un grupo de diputados depurables que, en su afán de permanecer en el poder con la complicidad cínica de Ramiro De León Carpio reformaron la constitución en varios de sus articulados y posteriormente pasaron a la aprobación mediante una consulta popular que fue un verdadero chiste en el país.  Actualmente muchos están hablando de la necesidad de reformar la constitución, pero creo que en verdad estamos cayendo en un profundo abismo que lo único que va a lograrse es un marco constitucional a la medida de los grupos que detentan el ejercicio del poder y de los que sueñan con lograrlo.

En efecto el problema guatemalteco no puede solucionarse mediante la reforma constitucional, porque esto está atado al sistema de partidos políticos vigente.  No podemos ni siquiera imaginas que podría suceder si el día de mañana se convocara a una asamblea nacional constituyente para que elaborara otra constitución.  Los grupos marginado seguirían marginados, los grupos de poder continuarían ejerciendo su influencia y el poder económico de muchos de los empresarios reunidos en la patronal continuaría ejerciendo su poder y tendríamos una constitución igual o peor que la actual.  Naturalmente lo que falta en Guatemala es una verdadera democratización de los partidos políticos, para que en realidad no continúen siendo esas empresas electoreras, que pertenecen a una persona y continúan llenando cuadros a dedo.

Los partidos políticos en Guatemala, si es que se les puede llamar partidos políticos son una especie de organizaciones que se crean alrededor de un cacique, un ¿líder? que tiene el capital económico para poder ¿invertir? en la creación de un partido, pero que en realidad ni siquiera tienen norte ideológico, no tiene planes, no tienen postulados y ni siquiera saben hacia donde van.  Les interesa ganar una elección y con ello llevar al presidente y a su vicepresidente a la magistratura principal del país y llenar cuadros con Ministros que en realidad son operadores de negocios sucios.  Cada Gobierno en Guatemala llega con la idea de llenarse los bolsillos de dinero y de ya no trabajar nunca más, no les importa si el supuesto partido ya en pocos años deje de existir, ese no es el problema ya que han creado y luchado por un partido que en el poder solamente tienen una consigna clara: crear un nuevo estamento de nuevos millonarios y nunca más conocer la palabra trabajo ni por asomo.

Así hemos tenido presidentes que llegan con “una mano adelante y una atrás” y que luego ya no les volvemos a ver trabajando, es la historia de Cerezo, Serrano, Arzu, Berger, Portillo, Colom, Pérez, Morales y quién sabe si no correrá la misma suerte el actual mandatario.  Las familias de estos presidentes resultaron igual que ellos con poder y sin trabajar viven cómodamente.  Si eso es el propósito de los partidos políticos no vale la pena intentar una Asamblea Nacional Constituyente porque lo único que lograremos será reforzar el statu quo de muchos otros.

El problema guatemalteco radica en que la Ley Electoral y De Partidos Políticos no ha democratizado los puestos de elección popular.  ¿A cuenta de qué, para promover candidatos al Congreso de la República debe ser a través de Partidos Políticos?  ¿No sería mucho más viable que se permitiera a los Comités Cívicos promover candidatos a Alcaldes y Diputados?, ¿Por qué razón se continúa bajo el sistema de Listado Nacional para elegir diputados? ¿A quiénes representan estos diputados por Listado Nacional? ¿Al país? ¿Acaso el País es un Distrito Electoral?  Porque no se crean distritos y únicamente allí es que salga la representación en el congreso que sería lo más democrático posible.  Sin embargo seguimos con un sistema electoral hecho a la medida de los corruptos.  Con un Tribunal Supremo Electoral parcializado a más no poder y con el peligro de que las próximas elecciones sean un fiasco como las pasadas en las que el protagonismos desmedido del Tribunal Supremo Electoral provocó que tengamos de presidente a un mequetrefe que ocupaba durante todo el proceso electoral el quinto lugar muy por debajo de otros contendientes.

Así las cosas no queremos una Constituyente porque antes de todo queremos reformas profundas a la Ley Electoral y De Partidos Políticos, reformas que vayan más allá de un sistema político electorero que es un chiste cuando vemos que todos lo que tiene que ver con inscripción de candidatos vaya desde una decisión administrativa que depende de un delegado departamental quien tiene un poder desmedido para inscribir o rechazar inscripción de actos electorales o candidatos hasta las batallas judiciales, y lo peor de todo teniendo al Tribunal Supremo Electoral que es un árbitro en todo proceso electoral interviniendo en cada situación como si fuera un actor más del proceso y siempre gestionando en favor de uno que otro candidato, esto simplemente es deleznable desde todo punto de vista.

Previo a pensar en una Asamblea Nacional Constituyente pidamos una reforma completa al sistema político guatemalteco, con reglas claras para que los partidos políticos sean verdaderas instituciones de derecho público que acojan de una manera clara las posiciones políticas en Guatemala y que no tengamos esta estúpida división de derecha e izquierda que todavía queda en la mente retrógrada de muchos que instigan a polarizar a muchos guatemaltecos que lo único que desean es un país en desarrollo.

Nesecitamos verdaderos partidos políticos, verdaderos líderes políticos no aquellos chistes de liderazgo que hoy en día se atreven a compararse con Manuel Colom Argueta, sin siquiera saber del pensamiento de tan ilustre político.  Los que hoy han llegado al poder o quieren llegar ni siquiera dejan huella, como lo hizo Colom Argueta.  A Colom Argueta le bastaron cuatro años para dejar huella en la Ciudad de Guatemala que aún hoy en día nos impacta y llama a la reflexión, ni digamos de su pensamiento político.  Pero aquí en Guatemala muchos se mueren y acaban con Alvaro Arzú que pasó años en la Municipalidad y un Gobierno nefasto y aún así no dejó mas que muchos pasos a desnivel a conveniencia de muchos de sus allegados y eso lo explica porqué muchos pasos a desnivel están en la zona 10 y sus actos durante su gobierno no fueron más que un modo de enriquecerse el y muchos de sus allegados como las privatizaciones poco transparentes. Y, viendo como han pasado otros gobiernos, no nos queda duda que a lo que muchos llaman lideres en Guatemala no son más que instrumentos de corrupción y desarrolladores de pobreza; porque ninguno puede decir que Guatemala después de tanto gobierno electo “democráticamente” desde 1985 es mejor al de sus antecesores militares y dictadores que de igual manera empobrecieron al país.

Por ello, en lugar de pedir Asambleas Constituyentes, reformas a la constitución o una nueva constitución, exijamos las reformas a la Ley Electoral y De Partidos Políticos, que nos provea un sistema político sano, transparente, participativo y sobre todos democrático en donde cualquier persona pueda no solo acceder al poder local constituido en las alcaldías, sino al Congreso de la República sin necesidad de un partido político que en lugar de fomentar la democracia lo que han fomentado es la frustración, la corrupción y un sistema político hecho para empobrecer y retrasar el desarrollo del país.

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Emilio Estrada

El Doctor Emilio Estrada, es abogado egresado de la Universidad de San Carlos de Guatemala, obtuvo su PhD en Sociología en la Universidad de Salamanca, España, es abogado litigante.