Una justicia secuestrada
Barataria
Para empezar la Justicia debe de considerarse como aquel valor absoluto que tiene la humanidad en donde cada uno de los que conformamos una sociedad vivimos dando a cada quien lo que le corresponde.
De allí que las normas jurídica surgen para regular esa convivencia social, y en su aplicación estamos ante el aspecto puramente legal frente al justo. Es por ello que no es lo mismo lo legal que lo justo, ya que una norma jurídica puede ser legal visto desde el punto de vista que son emitidas por el Poder Legislativo; sin embargo, no necesariamente es justa. En esto partimos de que las leyes son aquel vehículo que tienen los mortales para llegar a la justicia.
En una sociedad democrática la justicia tiene una importancia vital para que no exista la anarquía puesto que, hecha la ley habrá de aplicarse y para ello el Poder Judicial se encuentra dispuesto a juzgar y ejecutar lo juzgado. El poder judicial, en cualquier democracia reviste de una importancia tal, que su papel se evidencia rápidamente. Si el sistema judicial no es congruente con la búsqueda de la justicia, pronto nos damos cuenta porque es allí, bajo el poder del Juez en donde se dirime toda cuestión que altere el equilibrio social.
Lamentablemente nuestro sistema judicial, desde hace muchos años ha sido cooptado por fuerzas oscuras que lo han utilizado para sus propios beneficios. No estamos hablando del día de hoy sino estamos hablando de varios años atrás en los que se “repartían” las cuotas de influencia y con ello se mantenía el espejismo de un sistema de justicia que en realidad no ha funcionado. Las elecciones de Magistrados desde la Corte Suprema de Justicia y Salas de Apelaciones siempre han revestido de componendas, en dónde nunca llegan los mejor calificados por las Comisiones de Postulación, sino llegan en la mayoría de casos, muchos en los cuales hay hasta carencia de calificaciones y capacidad para optar a los cargos, salvo honrosas excepciones por supuesto. Es así como en el trabajo en las Comisiones de Postulación se lleva a cabo una serie de tablas de gradación con puntuaciones que al final no sirven sino solamente para eliminar a un grueso grupo de aspirantes que no “pasan el corte”, o bien si entre ese grupo de aspirantes se encuentran algunos que se quiere que lleguen, pero por su calificación no alcanzan el punteo requerido lo que hacen (como sucedió en alguna ocasión), “bajan” la calificación muchas veces hasta menos de 60 puntos que en cualquier lugar sería el mínimo, pero en estos casos se toma tan normal y al final no son electos en orden de punteo, sino en orden de conveniencia.
Así las cosas, se llegó a una manipulación total de la elección de las Cortes tanto mediante amparos que retrasaron este tema, hasta con una sentencia de la Corte de Constitucionalidad que le dio, para bien o para mal, la excusa perfecta a un Congreso de la República que sirve a ciegas y con total obediencia a los propósitos del Presidente de la República; cuestión esta que es evidente cuando vemos que de cuando en cuando se reúne con ciertos diputados y que desde el inicio de su periodo manipuló la elección de la Junta Directiva de dicho poder del Estado para que su partido tuviera el control de la misma.
Recientemente se convocó a una sesión extraordinaria cuya finalidad era la elección de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia y Salas de Apelaciones; más que un acto de fidelidad a cumplir con el mandato constitucional fue una verdadera burla al pueblo ya que la Bancada Oficial y sus Aliados, hicieron nuevamente de las suyas al evitar que se creara un mecanismo de elección más ágil y disponer una elección en orden siendo primero los Magistrados de la Corte Suprema y luego los Magistrados de Salas de Apelaciones. Enfrascados en discusiones atontadas, algunos diputados expusieron abiertamente su deseo de continuar con un mecanismo estúpido de elección que haría que pasaran varios días sesionando las 24 horas. Llegando al colmo un diputado de expresar que “la elección le conviene a tres personas y por eso la quieren de esa manera”. Es decir que este asunto de la elección de las Cortes, no es un asunto de prioridad de Estado como lo ha demostrado el Congreso de la República desde el momento en que no ha priorizado la elección y las bancadas que ahora han puesto cortapisas a tal elección, es decir la bancada oficialista y sus aliados, tienen un enorme peso de mantener una justicia secuestrada y un poder judicial ilegítimo desde el momento en que debió tomar posesión la nueva Corte Suprema y los Magistrados de Salas de Apelaciones, es decir desde hace más de un año.
Tarde o temprano la elección de las cortes se hará, siguiendo el mecanismo que sea, pero el daño ya se ha hecho y es irreparable. Los modelos de elección por comisión de postulación están agotados y viciados desde la designación de sus comisionados, estamos urgidos de personas probas, éticas, honorables y honestas que no se vendan, para que el país logre salir de un abismo al que se dirige en bajada y sin frenos.
La democracia, resulta ser un modelo de instituciones, lo dice desde la etimología de su nombre es un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, pero ¿Cómo va a ser que el Pueblo se Gobierne a sí mismo? Para ello están las instituciones que son las que impulsan la democracia. Cuando un país inicia un proceso de cooptación de las instituciones estamos ante el grave riesgo de que estas no puedan cumplir su función adecuadamente ya que lo harán para el poder que las tiene cooptadas y es por ello que la forma en que peligrosamente durante este año se han venido cooptando instituciones, ponen en riesgo nuestra democracia. Lo que resultaría peor si se mantiene un Poder Judicial complaciente con un sector, porque a donde llegan dirimirse todas las disputas en allí y habiéndose cooptado y secuestrado a esta institución, se ha iniciado el proceso de aniquilación de nuestra débil democracia.
Lea más del autor: