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Agricultura familiar y soberanía alimentaria

Nueva Sociedad

La pobreza guatemalteca se concentra en su mayor parte en la población rural campesina, según datos del año 2013 de la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Es uno de los déficits sociales que más enfrenta a este país con su pasado, su presente y su futuro pues además, esta institución reta a superar y mejorar la cantidad y calidad de la producción agrícola nacional para el consumo de los más pobres. Según Graziano da Silva Director General de la FAO, esta producción se tiene que enfrentar al cambio climático que significa más degradación de los recursos de la tierra y el agua y a otros impactos ambientales negativos para el cultivo intensivo de alimentos.  Considera que se tienen que encontrar nuevas formas de producción para superar esta nueva situación.  Ante esto la pregunta es si Guatemala cuenta con una mínima estructura de coordinación pública en el Ministerio de Agricultura para poder implementar algún programa con resultados significativos a fin de parar las limitaciones alimentarias que se sufre  desde hace décadas, pues no lo ha hecho hasta ahora y depende de la ayuda externa de alimentos para paliar el hambre de casi 4 millones de personas de las zonas rurales.

De ahí que da Silva propone la búsqueda de sistemas agrícolas sostenibles que puedan satisfacer las necesidades futuras de alimento del mundo, por lo que es realmente una oportunidad para nuestro país prestar atención a la designación de la Agricultura Familiar para destacar el papel que juegan los agricultores familiares para lograr su propia sostenibilidad alimentaria, apoyar la erradicación del hambre, desarrollar la conciencia en esta población de la importancia de la alimentación de los niños escolares y la conservación de los recursos naturales, elementos centrales del futuro que se busca. Este autor destaca que gran parte de la experiencia mundial en sistemas de agricultura sostenible ha sido adquirida por la agricultura familiar. El gobierno debe prestar apoyo tecnológico y agrícola a este sector, pues en muchos casos están ubicados en las tierras de peor calidad y cubren cantidades muy pequeñas de tierra que requieren de nuevas formas intensivas de producción en mano de obra y tecnología.

Los agricultores familiares tienen que jugar un papel fundamental en los circuitos locales de producción y consumo de alimentos en esta lucha contra el hambre principalmente e incorporar a parte de la familia en edad de trabajar a la producción y al cultivo para generar algunos ingresos. Considera que en muchos países esto ha sido realizable si se cuenta con un entorno político adecuado, lo que es urgente construir, pues más del 70% de la población que sufre inseguridad alimentaria vive en las zonas rurales de los países en desarrollo, de los cuales Guatemala es uno de los mayores ejemplos. De ser un problema deben pasar a ser una solución con un cambio de mentalidad apoyados por instituciones que hagan posible este cambio con asistencia técnica y políticas basadas en sus conocimientos que refuercen el aumento sostenible de la productividad, tecnologías apropiadas, insumos de calidad, fortalecimientos de las organizaciones y cooperativas de productores, mejor y más acceso a la tierra, al agua, al crédito, a los mercados y mejorar su participación en las cadenas de valor. Esta será la prueba  para el gobierno de Guatemala.

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