Pueblos originarios ante el bicentenario de la independencia (16)
Tanmi Tnam
Para los pueblos originarios cada vez hay claridad del significado de la conmemoración del bicentenario de la independencia criolla de 1821 debido a la abundancia de hechos políticos, económicos, sociales y culturales que les son adversos en el transcurrir de los siglos, al punto de que no son tomados en cuenta en la organización del Estado de Guatemala, aunque constituyan un alto porcentaje de la población actual.
Esta vez, una rápida mirada a los partidos políticos, se dice que deberían ser las instituciones responsables de concretar la igualdad, la democracia y la probidad en el país de manera que se alcance el desarrollo pleno para todos. Es de aceptar que los partidos políticos no han podido reconocer la representación de los pueblos originarios en sus planes de gobierno que presentan cada cuatro años en época de campaña electoral. Los partidos políticos de cualquier ideología, prefieren mantener a los pueblos originarios al margen de cualquier intento de democratización.
Para los pueblos originarios, los partidos políticos son las instituciones o grupos de personas que engañan sin tener vergüenza, aparecen cada cuatro años, funcionan con base a mentiras, prometen y nunca cumplen, piden el voto del pueblo por los candidatos y los líderes van a misa o al culto, eso sí, sin el reconocimiento de los pueblos originarios. Durante la campaña, prometen disminuir o eliminar la pobreza, ofrecen eliminar la corrupción y hacen votos por el desarrollo del país.
En el área rural, se identifica que un partido político sirve para llevar al poder municipal y al poder ejecutivo personas que aspiran a ser autoridades, organizan su campaña, hablan de todo para todos, pero menos de la representación de los pueblos originarios en el poder legislativo, nada de pertinencia de servicios públicos en el poder ejecutivo y prefieren que la justicia sirva para generar conflictos e impunidad. Los que integran un partido político saben muy bien que la participación de los pueblos originarios solamente se concreta en el voto, llevar la bandera del partido, apoyar la campaña política, pintar piedras e ir a las concentraciones. Los partidos políticos también asignan o imponen candidatos para pueblos originarios, por ejemplo, el caso de los candidatos a alcalde municipal, los que aspiran a ser diputados y los candidatos a presidente. Los partidos políticos no toman en cuenta a integrantes de pueblos originarios para encabezar la lista de candidatos a diputados, salvo alguna excepción. Por todos es conocido que el candidato a presidente generalmente viene de la población dominante y con recursos suficientes para la campaña.
A través de los partidos políticos tradicionales, varios líderes de pueblos originarios han llegado a ser alcaldes y algunos a diputado del Congreso de la República, pero el pensamiento que aplican en el poder y el modelo de desarrollo que imponen responden a la visión de hacer dinero y no se reflejan acciones que conserven la vida, la salud y el medio ambiente. En los últimos años, algunos partidos políticos dedican en sus estatutos algunas palabras acerca de pueblos originarios, pero sin concretar la propuesta con indicadores de participación y representación de los pueblos originarios en los poderes del Estado. En este año de celebración del bicentenario de la independencia, los partidos políticos deben discutir propuestas para la refundación del Estado tomando en cuenta los pueblos de Guatemala con la esperanza de alcanzar la justicia, la democracia, la paz y la plenitud de vida de todos.

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