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Bob Dylan y el fin de los Estados Unidos

Evolución

He tenido la oportunidad de conocer los Estados Unidos a profundidad, sus valores, su cultura, sus costumbres y tradiciones, su idiosincrasia, su historia y sus raíces, sus regiones.  En una palabra, su espíritu.

Por supuesto que es un país muy grande y diverso, por lo que no se puede generalizar en el sentido que todos sus habitantes comparten ciertos atributos. Aún así, hay rasgos típicamente característicos de los estadounidenses que se pueden identificar. O al menos hasta recientemente, había. Uno de ellos es la idea de que cualquier persona, sin importar su origen, condición económica o estatus social, si se lo propone y se esfuerza puede alcanzar el éxito. Y el nivel de éxito que se puede alcanzar en Estados Unidos por mérito propio es inimaginable para la mayoría de habitantes de cualquier otro país. Y ello se debe en buena medida a un sistema de respeto a los derechos individuales, particularmente de respeto a la propiedad privada y a la libertad económica en un sentido amplio. Y hasta hace poco la mayoría de estadounidenses crecían aprendiendo la importancia de estos valores como base del éxito de su nación, pero sobre todo como condición esencial para su propias oportunidades.

Pero a lo largo de ya varias décadas, esa educación ha venido siendo sistemáticamente sustituida por adoctrinamiento, típico de los sistemas estatistas, colectivistas. La importancia del mérito y de la responsabilidad individual como base del éxito han venido a ser remplazadas en buena parte de las nuevas generaciones por la semilla de uno de los sentimientos humanos más viles, la envidia, que es la base de cualquier postulado socialista. La mentalidad pasó de ser “si aquel lo tiene, yo también puedo tenerlo si me esfuerzo”, a ser “si aquel lo tiene, yo tengo “derecho” a quitárselo, para mí, para otros, o para que no lo tenga”.

Celebridades como Bob Dylan, por citar a cualquiera, se hicieron millonarios cantando diatribas en contra del capitalismo. En su canción “Union Sundown” (Ocaso de un sindicato), Dylan se queja de la globalización, de que muchos productos sean producidos en otros países a menor costo, evidenciando su ignorancia sobre la economía, sobre la ley de ventajas comparativas y sobre cómo los intercambios comerciales libres realmente benefician a los consumidores de cualquier país. Y esto es solo una pequeña muestra de la mentalidad que hoy impera en los Estados Unidos de América y que, después de las recientes elecciones, le ha dado un poder prácticamente absoluto – Presidencia, Cámara de Representantes y Senado – a un partido hoy abiertamente identificado con posiciones socialistas extremas, nunca antes vistas en ese país.

Será cuestión de tiempo para que el establishment del partido demócrata y su títere Biden transformen radicalmente el sistema, lo cual ha sido su meta ya por varias décadas. Dado que también lograron el control del Senado, tienen incluso la posibilidad de deshacerse del principal obstáculo que les queda, la Corte Suprema, incrementando el número de magistrados hasta dominar su mayoría, al igual que pretenden abolir el sistema electoral. En pocas palabras, el objetivo es eliminar lo que queda de la República, para implantar su “Socialdemocracia” para lo cual ya cuentan con la simpatía de la mayoría de la población que hoy desconoce e ignora el origen de su éxito y de sus virtudes.

Dylan escribió “Union Sundown” en el año 1983 y en ese entonces se quejó que “la Democracia no rige en el mundo”. Hoy, en Estados Unidos, ya lo hace. Por cierto que Dylan, ni lento ni perezoso, acaba de vender el catálogo completo de sus canciones por una cifra que se ubica entre los 300 y 400 millones de dólares, porque sabe que su futuro presidente Biden pretende subir el impuesto por Ganancias de Capital del 20% al 39.6% y su partido tiene el control del congreso para hacerlo.  Como buen socialista que es al igual que infinidad de celebridades y personalidades influyentes, millonarios igual que él, sabe que ese incremento de impuestos podría costarle decenas de millones de dólares más en impuestos en el futuro próximo.

Postscriptum: Bajo ningún punto de vista se justifican las protestas violentas que buscan anular el resultado de la elección presidencial en ese país, así haya cuestionamientos serios y errores que deben corregirse; de la misma manera que tampoco se justificó la violencia y vandalismo bajo el pretexto de protestar contra la brutalidad policial y la discriminación.

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Alejandro Baldizón

Abogado y Notario, catedrático universitario y analista en las áreas de economía, política y derecho.