Tropelia de funcionarios que derrumban el estado

Pinceladas Democráticas

Abundan los apátridas que destruyen el Estado, el reto de convertirse está en el 2021, que marca el antes y después, de una época sombría.

Cuando recien despedimos el año 2020, el primer año de gobierno de los cuatro del período presidencial número cincuenta y uno, que inicio con grandes expectativas de reencontrar el camino correcto para reinventar el Estado, con un nuevo séquito de hombres que tuvieran la capacidad de enderezar los reglones torcidos de la corrupción en los tres poderes del Estado en el marco del modelo democrático del Sistema Republicano, nos desengañamos de que la grey política sigue desmoronando la democracia plena y al iniciar el 2021, es momento de retomar la ruta correcta.

Las estructuras criminales incrustadas en los poderes ejecutivo, judicial y legislativo; algunos empresarios, constructores, narcotraficantes, explotadores de la riqueza natural de Guatemala y otros que se esconden en la oscuridad de la ignorancia del pueblo, con dinero sucio de la corrupción realizando desfalcos millonarios que han acumulado; sumando a las comisiones y dádivas, producto de la asignación de obras sobrevaloradas que como cáncer han invadido las instituciones del Estado

El poder Legislativo que está formado por una elite de ciento cincuenta ciudadanos que en teoría deben atender los intereses del pueblo y que constituyen el ente político encargado de mantener los pesos y contra pesos de la democracia; terminan pactando contubernios para elegir  magistrados de las Cortes: Constitucional, Organismos Judiciales, Tribunal Supremo Electoral y todos los entes que por mandato legal están obligados elegir, constituyéndose la gama delictiva que en componendas perversas sancionan favorablemente a tan deleznables “Padres de la patria” que la mayoría se organizan en estructuras criminales para actuar en contra de los intereses del pueblo.

Se hace cíclico en cada período de gobierno, descubrir escondites de cantidad de millones de quetzales que manipulan las altas esferas de gobierno, descubierta por ello mismos, que al final nunca aparecen los responsables mientras el pueblo sufre de pobreza, desnutrición, falta de educación de calidad y salud, argumentando que por mandato legal, esos recursos se distribuyen porcentualmente entre las mismas entidades, dejando a un lado la inversión para satisfacer las demanda de los grupos más vulnerables.

La imparable violencia que es sinónimo de muerte, no se logra controlar a pesar que el Estado cuenta con organización de inteligencia, que pierde el pulso con las estructuras delincuenciales, agrego esto, la apocalíptica ola imparable de accidentes viales provocados por el transporte pesado, argumentando que fue ocasionado con usar llantas lisas, desperfectos en el sistema de frenos, sin que las autoridades respectivas mantengan control del mantenimiento periódico de los automotores y el abuso de sobrecarga, que las autoridades responsables se concretan a reportar las causas, y las pérdidas materiales y humanas, cuando ya se han dado los percances. La ola imparable de secuestros y desaparición de niñas, a pesar que se cuentan con una buena cantidad de entidades que promueven el cuidado para minimizar este tormentoso fenómeno social.

Obras inconclusas en los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural en donde han despilfarrado millones de quetzales. Débiles lineamientos para reinventar el sistema educativo y programas asistencialistas impregnados de corrupción, Los casos del MICIV, libramiento de Chimaltenango, hallazgos de miles millones de quetzales y las capturas de droga equivalente a otra millonaria cantidad de dólares, que el pueblo ignora su destino.

La pandemia y los fenómenos naturales, marcan periodos de turbulencias y calma, el mismo Dios nace pidiendo ¡Que los malos se conviertan y se transformen en hombres probos! época sublime, en donde todos pedimos ser buenos e imploramos seguir sus pasos. Este es el momento para enderezar el camino recto de la brecha que Jesús trazó. ¡QUE NO SE PIERDA ESTA OPOTUNIDAD!

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