Guardian sanador: SHAKY
Anotaciones
En las diásporas dejamos nuestras familias y animales, apenas con la piel a cuestas cargamos un maletín y los recuerdos nos mantienen; veía en series televisivas, de vacaciones decembrinas, el deambular de grupos humanos antiguos, con algunos animales, alimentos, golpeados por los cambios climatológicos o ataques de ótros, que los extinguían y algunos se establecían a orillas de los ríos, cerros y casi siempre, había un perro o un gatico. De nómada, sedentario a enclaustrado estamos dando vueltas en el mismo punto de la intolerancia, de la violencia ¿y saben que? nos medio salva, los animales domésticos, no nos hablan y honran con sus lenguas acuosas, carrasposas y aruñan de caricias felinas y menos mal ladran, maúllan todos por igual y con ligeras variacones tonales…
La sobrevivencia en cualquier punto del planeta siempre es dolorosa y los bigotes peludos nos adoptan y me encanta esa elección amorosa, la confianza y seguridad que nos transmiten, para compartir un nuevo día. Los migrantes nos reconocemos y prestamos ayuda ante el aprendizaje de nuevas formas de vida y la resiliencia nos fortalece, la conciencia reflexiva e intuitiva nos agrupa, porque no es fácil vivir aislados y el encuentro afectivo, solidario se redimensiona con estas estas festividades. Conocí al gato Shaky, de casi cuatro años, robusto, de cuello grueso, rayado ‘’romano’’, cabezón, ojos verdes y cariñoso, y hace honor a la música del reguetón del puertorriqueño Daddy Yankee, que causó furor ‘’tembloroso’’ ( por allá del 2016) porque el felino terremotico, travieso, de bebé, ‘’un ovillo peludo’’ (cuenta la dueña, la bella Rebeca y el gentil Cheo), pasó a ser un sanador, cual Shaman del vecindario y desde que nos conocimos la empatía y adopción fue inmediata, es tan dócil e impregna tranquilidad a los espacios visitados y es amado por los habitantes de la residencia. Un gato adulto compartido, selectivo, protector e independiente, que va ‘’limpiando’’ la casa de las energías invisibles o desconocidas.
Su ronroneo sanador, de energías vibrátiles en ondas, de terremoticos o temblores impregnan y lamen con su lengua carrasposa para demostrar cariño y empatía. Nos reduce el estrés al neutralizar o reducir el incremento de la hormona corticol y cuando se posa en mi pecho, largo a largo en el sillón, de mi amiga Neybis Osiris, ronronea y siento calma y relajación (se incrementan las ondas cerebrales Tetha) y nos ayudan en casos de problemas del corazón o hipertensión. Según estudios neurofisiológicos, el ronroneo se produce a una frecuencia determinada, que nos ayuda a relajarnos , sus ondas ’’teremoticos’’ o temblorosos, actúan de vasodilatadores y reducen los accidentes cardiovasculares, esta vibración sonora, estimula la curación de tejidos, especialmente en tendones y músculos (como recuerdo a la gata anciana Mitzsha en la cura de mi insomnio y también los ejercicios de equinoterapia con los niños especiales o personas estresadas, que necesitaban reforzar las psicoterapias).
En las culturas Egipcia, China, Japonesa, Americana, Budista, Africana, los gatos se consideraban sagrados, de aura espiritual, de la fertilidad, independencia, fortuna, pureza, pues, simbolizaban la positividad, los buenos augurios y ese cuento del ‘’gato negro’’ de su demonización con las las brujas obedece a la imposición del cristianismo.
Nuestros antepasados veneraban al gato por el campo energético, al percibir en las noches el mundo invisible, como los jaguares poderosos,y los gatos, eran los protectores de fuerzas desconocidas; su aura o fuerza vibratoria es sanadora, porque absorven ondas negativas y al ronronear a una persona, que elige, es porque están en la misma frecuencia, de un buen campo de energía. Shaky es un super sanador al estar vigilante en la comunidad vecinal, ¿por qué se respira tanta paz y equilibrio y ¿cómo hacen los gatos para demarcar sus territorios, qué feromonas exudan? ¿cómo nos cuidan y reciclan al absorven las energías de tantas personas? Todo es sagrado y la ciencia nos comprueba con más estudios que los mininos o mininas nos fortalecen el sistema inmunológico, a evitar infecciones respiratorias, alergias, concebir un sueño relajado, fortalecen la memoria y atención (campo psicológico y cognitivo).
Es un mundo único, convivir con las tremenduras gatunas, las cuales nos distraen y alegran al tener confianza, seguridad, resiliencia, autoestima.
Reiniciemos un 2021 con nuevas oportunidades, al observar ese mundo gatuno, con Shaky o videos de animales, que nos ayuden a reducir los niveles de cortisol, por espacio de 15 a 20 minutos todos los días, al percibir sus tremenduras. Abrazos y felicitaciones y en especial a las cumpleañeras: Valentina y María Graciela.

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