¿Hasta cuándo se le va a tener lástima a la delincuencia?
Barataria
El Pasado lunes 18 de enero apareció sin vida en un terreno baldío del Municipio de Tiquisate, Escuintla el cuerpo de la niña Hillary Saraí Arredondo de León, de tan solo 3 años de edad. La menor que había sido raptada un día antes de la casa de su abuela y tenía activada la alerta Alba-Keneth. Del hecho se ha detenido a tres presuntos responsables de este atroz crimen, sin embargo las investigaciones avanzaran sobre tales hechos y esperamos que al final se establezca la responsabilidad de los hechores y que caiga todo el peso de la ley. Pero al margen de esto, está claro que nuestro país país está atravesando una grave crisis moral, no hay temor de hacer atrocidades y continuar impunes y sobre todo el hecho mismo que se haya raptado y asesinado a una indefensa niña de apenas tres años de edad debería ser razón suficiente para exigir de las autoridades el pronunciamiento y también el pronunciamiento de aquellos que piensan que los delincuentes y asesinos como estos, todavía merecen una y mil oportunidades para salir impunes, cuando ni siquiera le dieron esas mismas oportunidades a una niña que aún no pronunciaba bien su nombre.
Extrañamente las autoridades casi ni se pronuncian sobre este tipo de crímenes y, es que solo al inicio de año hemos visto como la delincuencia hace de las suyas. La decadencia moral del pueblo guatemalteco se ha puesto de manifiesto en que nos hemos acostumbrado a ver y oír este tipo de crímenes sin que exijamos y protestemos para que las autoridades hagan algo más que solo cobrar el salario y hacer negocio del erario público. Hay ausencia del Estado en casi todo el país y la seguridad ciudadana es una materia pendiente de hace muchos años, junto a la salud y educación que van por el mismo rumbo. De tal suerte que los ciudadanos guatemaltecos estamos viviendo en un país en donde ni hay seguridad, ni hay salud, ni hay educación y entonces cabe preguntarnos ¿Parque qué necesitamos el Estado? ¿Para qué necesitamos los gobernantes? ¿Para qué tanta burocracia? Porque si no tenemos lo básico, no nos interesa tener un gobierno que se ufane de hacer esto o aquello, porque el ciudadano de a pie, lo que necesita es precisamente las cosas mencionadas junto al trabajo. La decadencia moral del país, no tiene parangón, los crímenes están a la orden del día y, aunque toda la población es vulnerable, resulta cada vez más execrable que niños y mujeres sufran de violencia física y hasta asesinato como el de la pequeña Hillary.
Solo puedo pensar en que una pequeña niña de tres años fue víctima de un asesinato cometido, al menos así lo ha planteado el Ministerio Público, por tres personas que participaron, no puedo ni imaginar que pudo haber pasado en la mente de la menor arrebatada de la casa de la abuela y llevada por tres individuos que la asesinaron sin mediar motivo alguno porque no hay nada que pueda justificar el asesinato y mucho menos el asesinato de un niño. Pero ya vendrán algunos supuestos defensores de los derechos de los asesinos a decir que no se resuelve el problema con aplicar la pena de muerte, porque esto no disuade al delincuente (por lo visto, tampoco la prisión disuade), que no es la solución, que el Estado esta para garantizar la vida, que el debido proceso, que el pacto, que muchas otras razones y que por bla, bla, bla no se debe aplicar la pena de muerte al delincuente que hace y deshace a su entera libertad y que incluso puede justificarse que haya asesinado a sangre fría a una niña de tres años que no tuvo ocasión de ni siquiera oponer resistencia incluso en la alerta Alba-Keneth a la vestimenta de la niña se indica camiseta blanca y “pañal blanco”, pero que los asesinos si tendrán defensa publica, una serie de recursos legales a disposición y la seguridad de que, al fin y al cabo llegaran a la prisión en donde se unirán a algunos otros delincuentes para extorsionar y continuar viviendo su vida deleznable de crimen, cometiendo otros crímenes desde la prisión en contra de otros guatemaltecos y acaso se reirán cuando recuerden que un día asesinaron a una niña de tres años pero el Estado les protegió para que pudieran seguir viviendo su vida delincuencial.
Es tan indignante estos hechos criminales como el cometido contra la pequeña Hillary, que hace pensar en que la diarrea social que representan estos delincuentes no debe tenérseles conmiseración porque de una u otra manera ya tuvieron su decadencia moral para cometer estos crímenes no les da opción a reencausar su vida, como no lo sería con la escoria que hay en el mundo y que solo merecen las penas suficientes para que ya no vuelvan a delinquir y que, no precisamente será la prisión, porque en las prisiones guatemaltecas los delincuentes solamente cambian de centros de operaciones, pero continúan sus fechorías esto está más que demostrado con los niveles de extorsión que surgen de las cárceles y la operatividad que tienen estos dentro de la prisión hacia bandas delincuenciales que operan afuera.
En cuanto al Gobierno, ni qué decir, continuamos a merced de un Estado que es complaciente con todo aquel que se aparta de la ley, es complaciente con la delincuencia, se le tiene lástima y no se combate como debe ser. ¿Frustrado? Talvez. ¿Frustrante? Definitivamente. Pero lo cierto es que, todas las sociedades del mundo que han logrado desarrollar una buena seguridad ciudadana nunca se sentaron a negociar con delincuentes, no les tuvieron lástima y tuvieron como pilar fundamental que un derecho del ciudadano honesto está por encima de mil derechos que pretendan hacer valer los delincuentes, porque los derechos cuando se quieren hacer valer por encima de los derechos de los demás son abuso de derecho y no pueden prevalecer.

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