El Cristo de Esquipulas Ilumina a la Antigua Guatemala
Crisol Literario
Para los católicos guatemaltecos el significado del Cristo Negro de Esquipulas va más allá de una leyenda urbana. El Cristo Negro está presente en todas nuestras vivencias y costumbres. Esta es la historia de uno de tantos creyentes que por su pasión al Cristo de Esquipulas terminó por llevar una réplica del Cristo Negro y sus imágenes acompañantes (Virgen Dolorosa, María Magdalena y San Juan) a la Catedral ´San José´ de Antigua Guatemala. Sus vivencias con el Crucificado datan de su niñez, acompañando a su abuela Nayita y su tío Beto. La narrativa a continuación, ha sido comentada y desarrollada por la familia del acreedor de este gran proyecto espiritual, la familia Ruano-Rossil.
Erase finales de los años sesenta, cuando la abuela Nayita y el tío Beto con sus nietos y sobrinos visitaban la basílica de Esquipulas, lo cual continuarían haciendo en los meses de enero de los subsiguientes años. La expedición se realizaba la mayoría de las veces a partir de la media noche en un carrito viejo, partiendo de la Capital de Guatemala hacia la Ciudad de Esquipulas, entre las tinieblas de la obscuridad y las polvaredas de las carreteras, a tramos, aún sin pavimentar. A eso de las 5 am estarían llegando y desde relativa cercana distancia antes de llegar a Esquipulas divisaban el resplandor e iluminación de la basílica. Tras el arribo, se debía buscar algún hotelito de los más baratos, cuartitos con catres de tiras de cuero y a dormir todos juntos. La comida de cocinas improvisadas en plena calle sabía de buen gusto al paladar y luego hacer largas filas de cuadras enteras, agarrado siempre de la mano de la abuela Nayita y en otras ocasiones, del tío Manuel o la tía Teresita.
El regocijo estaba ahí, en el humo de veladoras y candelas que llenaban el templo de un olor aromático cuya máxima expresión se traducía en la paz que se irradiaba y percibía en las cercanías del Señor Crucificado, no hay duda que sigue siendo igual de grandioso, continúa rememorando la familia Ruano-Rossil. Esos recuerdos fueron y siguen siendo un sentimiento perdurable en el tiempo. Así mismo, la visita al Santo Templo era la oportunidad perfecta para rogar e invocar perdón y protección eterna. Luego, salir retrocediendo, sin perder la mirada al Cristo Crucificado, para no darle la espalda nunca al Rey. Y mientras venían de regreso a la Capital, después de dos o tres días de visita, era costumbre y tradición llevar alguna medallita de fantasía como recuerdo.
A continuación, el aporte del equipo #Crisol Literario. Ese niño de antaño, comentado por la familia Ruano-Rossil, responde al nombre del guatemalteco Jorge Mario Ruano Rossil, hoy doctor residente en los Estados Unidos de América quien, junto a su esposa Soledad e hija Nataly, donó -el 11 de enero 2021- un bello Cristo de Esquipulas a la Catedral ´San José´ de Antigua Guatemala a través del Presbítero Erick Monzón. El doctor Ruano Rossil es Perito Agrónomo egresado de la hoy centenaria Escuela Nacional Central de Agricultura -Enca-, Ingeniero Agrónomo por la Facultad de Agronomía de la Universidad de San Carlos de Guatemala -Fausac-, Máster en Ciencias Agrícolas (M.S.) por la Universidad Cal Poly Pomona de California y doctorado (Ph.D.) en Entomología por la Universidad de Minnesota. Actualmente trabaja para la Administración de Drogas y Alimentos de EE. UU. (USFDA), como experto en microanálisis de alimentos procesados y contaminantes de comida y se desempeña, igualmente, como científico en el Cuerpo de Comisionados de Salud Pública de los Estados Unidos de América (USPHS).
La donación del Cristo de Esquipulas y sus imágenes acompañantes referida en el párrafo anterior, llevó diez años en concluirse. Los diseños de las joyas del Cristo tanto de la corona, el resplandor, los clavos en forma de rosa ataviados con rubíes, la inscripción “INRI” y el letrero del retablo (o camarín) en cuyo texto se lee: «Milagroso Señor de Esquipulas» son inspiración del Dr. Ruano Rossil; quien, con el apoyo de su padre, el señor Rodolfo Ruano Padilla confeccionaron artesanalmente las prendas del Cristo Negro, con gemas preciosas y otros materiales de igual insignia como, oro y plata. Varias piezas de los atavíos o atuendos fueron seccionadas, ensambladas y cromadas en Tennessee y California.
El letrero e inscripción “INRI” lleva como temas centrales las pirámides mayas, las cornisas de la basílica de Esquipulas, la Monja Blanca y un par de preciosas palomas a los costados. Adicionalmente, al Cristo, lo acompaña una campana que data de los años 1880, coloreada y recreada con el color -azul celeste- de la bandera nacional de Guatemala y un elegante recipiente sahumerio de plata que en el lenguaje cristiano-católico se conoce como incensario, aromatizador. Incensario que ha sido traído de Italia.
Con la finalidad de conocer la actitud, el sentimiento y recibimiento del Cristo de Esquipulas a su arribo a la Catedral “San José” de Antigua Guatemala, el equipo #Crisol Literario obtuvo el testimonio de los ciudadanos Abelardo Mejía Alvarado y Arnulfo Zamora quienes han asistido a la Catedral para; en señal de reverencia y reconocimiento; agradecer al “Cristo Negro de Esquipulas” por tantas bendiciones recibidas. Indicando que debido al gran número de personas y al protocolo por Covid-19, hubo necesidad de hacer extensa fila que los llevaría a cumplir su espiritual promesa de visitar el Santo Templo y rendir honor expresando gratitud al “Glorioso Señor de Esquipulas”, nombre espiritual con el que se le conoce en la hermandad católica; y en general, por la población guatemalteca.
Inspiración testimonial de los consultados: “Sea pues, Señor de Esquipulas, bienvenida tu llegada a la basílica de la Catedral de Antigua Guatemala y en estruendo de campanas pedimos multiplicadas bendiciones, a tus hijos de Guatemala”. Este ha sido el testimonio obtenido por el equipo #Crisol Literario. Fin del fascículo.