Rompecabezas
Mirilla Indiscreta
Todo rompecabezas se arma sobre un molde que marca los límites de cada pieza para perfilar finalmente la figura deseada.
Ese límite se torna más sencillo, cuanto menos sean las partes a colocar.
Si son cientos de pequeñas figuras mayor será la dificultad, pero lo que resulta imposible es armar un rompecabezas sin molde.
Y Guatemala se quedó sin molde y su marcha para quedarse sin Guatemala, avanza sin obstáculo que la detenga ni autoridad que lo pretenda.
Inmersos en un proceso aparentemente revolucionario, aceptamos casi sin resistencia la metamorfosis de una república decadente y ocupada a una cuasi colonia, sin identidad étnica, ni personalidad política, entregada a los designios extranjeros que definen y deciden por nosotros, con la solvencia del dueño de un lote de ganado, que reconoce el corral donde se encuentra, y lo llama Guatemala, para fines contables.
En ese corral lleno de estiércol, la subdivisión de las reses, adquiere particular atención: Las hay finas y ordinarias. Toros y novillos que amenazan y someten a los débiles marcando su poder en el corral… aunque sea el tiempo suficiente para que los destacen.
Nuestra Republiqueta, degradada a territorio simula en su agonía, que se rige por un Estado de Derecho, trasmitiendo a las nuevas generaciones, un imaginario carente de los soportes éticos y morales que han sido la base de nuestra cultura occidental judeo-cristiana.
Destruida la cultura, avanzar y profundizar en el instinto humano, desbarata cualquier propósito civilizatorio que privilegie el espíritu y le marque límites a la perversión humana.
La eterna lucha por privilegiar la inteligencia para que sea reconocido el SER como una categoría social equivalente al TENER.
En esta guerra global por imponer un nuevo orden, sus gestores la encubren en un falso maquillaje de equidad, solidaridad e igualdad que confunde y envuelve principalmente la emoción de los jóvenes que terminan ofrendando su identidad individual en un altar sin dioses ni patria y sin darse cuenta, transformados en masa, acorralada y vencida, inconscientemente, por supuestos ideales que los hacen esclavos.
Llegó la hora de pensar y actuar en nuestro idioma, que resumió el lenguaje de todas las etnias, en esta parte del territorio americano, generando la cultura de quienes hablamos español y somos como diría Víctor Raúl Haya de la Torre, insigne político peruano, INDOAMERICANOS, como signo de identidad continental y no como arma de desintegración y confrontación social.
Quienes pretenden que transformemos nuestras pirámides mayas, en torres de babel, para que no nos entendamos, están resueltos a reducirnos a un triángulo norte como un patio trasero donde se acumula la basura.
Bajo esas condiciones yo prefiero mirar hacia el sur, y buscar y quedarnos con el oro de nuestras minas, el petróleo de nuestras entrañas y la dignidad de nuestros próceres continentales.
En Centroamérica, el caribe y el sur está el calor de las más grandes luchas que honran y distinguen nuestra historia.
El norte, a partir del río bravo, está marcando un nuevo rumbo que nos ve como ancla que detiene y no como pedestal que construye.
Todos los mercenarios nacionales se subieron a ese barco y quieren gobernar por encargo nuestro desvencijado país.
Empezaremos a ver agravadas por la codicia y la oportunidad, emerger las más bajas pasiones de quienes ya sin temor, se escondían en sus cuevas de alimañas esperando el momento del zarpazo ingrato y traicionero.
Dentro de ese mundo de virtudes frágiles e intereses asfixiados, nada nos deberá sorprender como conducta humana.
Afirmaba Tolstoi en su obra La esclavitud moderna: “Todas las tentativas que hasta aquí se han hecho por derribar los gobiernos por la violencia, no han conseguido más que sustituir al derribado por otro nuevo, a veces más cruel que el anterior.”
Y Guatemala no ha sido la excepción… pero si el rastro le queda como destino al ganado, verlos encorralados, corneándose entre sí por disputarse un espacio, no debiera ser el destino irremediable de seres humanos con dignidad y derechos como somos todos los guatemaltecos.

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