OpiniónColumnas

Defendamos nuestra soberanía

Kidon

La soberanía se conceptualiza como el poder de tipo político que corresponde a un Estado independiente, para tomar sus propias decisiones, sin que otro Estado u organismo internacional se inmiscuya en sus asuntos.

La Constitución Política de la República, establece que la soberanía radica en el pueblo, quien la delega para su ejercicio en los organismos Ejecutivo, Legislativo y Judicial, para el cumplimiento de sus fines.

De esa cuenta, la soberanía no es más que la libre determinación de los pueblos encaminada a elegir a sus autoridades, aprobar sus propias leyes, fijar sus limites y decidir el futuro de la nación de manera plena, sin que para ello se entrometa otro Estado en estas decisiones soberanas.

La Convención de Viena sobre asuntos diplomáticos, es clara al establecer que ningún agente diplomático o consular debe interferir en los asuntos internos del Estado en que presta sus servicios, pues, de hacerlo estaría violentado el principio de no intromisión, lo cual constituye una falta grave penada con la declaración de non grato y la correspondiente expulsión del agente invasor.

Parece extraño que el Ministro de Relaciones Exteriores ante los continuos embates por parte del embajador de los Estados Unidos y de otros países del mal llamado G-13, quienes dicho sea de paso carecen de legitimación para opinar en nuestros asuntos propios, no le ponga un alto o en su caso, denuncie ante sus países la injerencia.

Guatemala por ejemplo no se inmiscuyó en el descarado fraude llevado a cabo en los Estados Unidos de América, o en las violentas manifestaciones de ese pueblo ante lo acontecido, como tampoco criticó al gobierno español por permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo o el mal manejo de la pandemia que dejó miles de muertos.

Ante lo cual me pregunto, ¿Cuál es el miedo de defender nuestra soberanía?, ¿será la cancelación de la visa o la inclusión en una lista sin repercusión legal? ¿Por qué el CACIF y algunas de las cámaras gremiales tiemblan ante cualquier comunicado de la embajada?, si la defensa del honor de la patria y de la dignidad de los guatemaltecos es una obligación ciudadana que debe darnos orgullo.

La actitud sumisa de diversos empresarios ante un acento extranjero demuestra, por un lado, la poca dignidad con que fueron formados y por el otro la vergüenza de sus antepasados quienes a base sangre y sudor confiaron e invirtieron en este país, para evitar a toda costa la imposición de una agenda globalista internacional la que bajo el pretexto de combatir la corrupción, pretende implantar un modelo basado en la no creencia en Dios, el aborto, el matrimonio igualitario y otras abominaciones.

De igual forma, sorprende que los descendientes de aquellos oenegeros y demás terroristas que durante el enfrenamiento armado gritaban injerencia por la ayuda militar destinada para no caer en el comunismo, sean hoy quienes dobleguen las corvas antes sus antiguos enemigos ideológicos y pretendan entregarles a estos el manejo del Estado, lo cual, ratifica su doble moral y su interés pecuniario de llegar al poder.

Pero, llegó la hora de defender la soberanía, así como a las autoridades legítimamente electas, para trabajar por el país, pues, de seguir de lambiscones o sometidos a la presión internacional, seremos los únicos responsables de la grave crisis política y social que estallará, y cuyas consecuencias afectaran hasta la potencia del norte.

“…Si mañana tu suelo sagrado, lo amenaza invasión extranjera libre al viento tu hermosa bandera a vencer o a morir llamará…”

Area de Opinión
Libre expresión de pensamiento.

Lea más del autor:

Raúl Falla

Abogado y notario

Avatar de Raúl Falla