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Amor en tiempos de Covid

Chachalaqueando con Uthzie

La parte más dura para mí del Covid fue convertirme en una  amenaza para quienes amo, y con quienes estuve positiva sin saberlo, de pronto este virus me prohíbe acariciar, prohíbe que me acaricien, abrazar y que me abracen, compartir en la mesa con mi familia, recibir mis alimentos en platos de uso diario; no debo mezclar mi basura, ni mi ropa, estar aislada, debo SOLA tomarme la temperatura y medirme la oxigenación, observar mis síntomas, llevar registro y seguir la orden “que nadie  toque lo que toco, y si lo toca que lo desinfecte”; pronto me convertí, no en la enferma ni quien necesita ayuda y cariño, sino en la AMENAZA y en la intocable.

Todas estas emociones y realidades y forzada por el aislamiento hizo que reflexionara sobre el significado del amor en tiempos de Covid.

Recordé el pasaje que narra San Marcos cuando cuenta que Jesús se acercó al leproso y que teniendo misericordia extendió su mano y lo tocó, en ese pasaje Jesús da una de las lecciones más grandes de amor, compasión y acompañamiento.

¿y entonces?
¿en dónde quedó esa lección de amor?
¿ya no se trata de NO temer y tocar?
La lepra era altamente contagiosa cuando Jesús la enfrenta
¿cómo amar en tiempos de Covid?
¿cómo amar cuando padeces Covid?
¿cómo te pueden amar si tienes Covid?

Mi profunda necesidad del contacto físico fue determinante, soy amante de los abrazos, un ser absolutamente relacional y el Covid me llevó a un lugar desconocido y solitario.  Esta enfermedad no solo amenaza la salud corporal, sino es un ataque directo a la sensibilidad humana, es un ataque frontal a la parte social-relacional. Extrañé el amor y las caricias (que además creo) tienen el poder de sanar, me hizo falta la compañía de mi familia, las visitas de amigas, mis papás a los pies de mi cama.

Así que decidí abrazar la posibilidad de recibir al amor y empezó a llegar en forma de oraciones, llamadas, mensajes de texto, un caldito de gallina, unos buñuelos y (sin sentir sabor ni olor) pero que percibí exquisitos. Flores, naranjas, limones, pasteles. Esos objetos y gestos fueron la mano de Jesús extendiéndose y tocándome, a través de quienes se tomaron el tiempo de hacerlo, y quienes encontraron maneras de hacerme sentir amor a pesar de las circunstancias.

¿quién dijo que el amor es solo abrazarnos, sentirnos, besarnos, estar en grupo?

EL AMOR es el que me movía a tomarme la medicina, levantarme, concentrarme para escuchar a mi cuerpo, ocuparme, orar, rezar, acostarme cuando me sentía cansada, llamar y buscar el contacto, el amor es el que me despertaba la necesidad de sintonizar la misa, llorar, desahogarme, porque al final tenía claro que el Covid no enferma ni quita el amor.

El amor en tiempos de Covid, tiene otras formas, otro aroma, otro sabor, el amor fortalece el cuerpo, el espíritu, las ganas de vivir, adquiere otras maneras de expresión, pero sigue siendo esa arma poderosa que transforma, sostiene y sana. Gracias a quienes encontraron formas de amarme porque ayudaron a sanarme.

Continúo en el proceso…

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Uthzie Maza de Armas

Licenciada en Psicología Familiar, Licenciada en Administración de Empresas.

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