Retos de la Universidad en la sociedad guatemalteca

Antropos

La educación debe ser el motor del proceso económico y social que defina el perfil de sociedad que se aspira a construir.

Ella constituye la base del conocimiento para el logro inteligente de las diferentes ramas de la producción que se deben priorizar y fortalecer. La educación es la que debe dirigir la dinámica del desarrollo nacional, por su vocación humanista e integral, lo cual  visualizaría el rumbo de la nación guatemalteca.

Una buena educación y de calidad le va a permitir a cada estudiante un mejor futuro. Una adecuada formación en el aula le garantizará su calidad profesional y por lo tanto se asegurará mayores posibilidades para agenciarse de una buena realización profesional y personal; y por consiguiente, una mejor condición material. Esto será posible cuando el Estado, por medio de los gobiernos, le brinde a la población que más lo requiere, un proceso educativo que le dé posibilidades de despliegue laboral y humano.

En tal sentido, habrá que tomar en cuenta que estamos en la tercera década del siglo XXI y somos testigos de algunas tendencias tales como un aumento exponencial del conocimiento y la información. La aceleración dinámica de la economía, la globalización del comercio y el incremento de la participación humana de parte de la sociedad civil en un sinnúmero de asociaciones. Significa que este nuevo siglo trae en su desarrollo, nuevos desafíos para la educación, pues nos enfrentamos a la velocidad del cambio expresado en la celeridad vertiginosa de la tecnología que afecta querámoslo o no a los seres humanos. La pregunta inevitable es ¿contará la universidad con los elementos suficientes para afrontar este reto? De la respuesta que nos demos a dicha pregunta, dependerá nuestro destino como Universidad.

Algunos autores sostienen que la enseñanza superior se está confrontando a múltiples desafíos, tales como el desafío político de la democratización, el desafío social de la fuerte demanda de educación terciaria, el desafío financiero de hacer más con los mismos recursos y el desarrollo tecnológico de apoyar nuevas estrategias de desarrollo económico.

Precisamente frente a este último desafío, visualizamos desde hace más de una década que hemos entrado, de acuerdo a la consideración de los estudiosos, a “la sociedad del conocimiento” que, se traduce como el paso de una realidad social fundada sobre la producción de bienes materiales y servicios a una basada en la información, en la cual predominan el tratamiento, almacenamiento, intercambio y producción de nuevos conocimientos. Significa dice Gibbons, consultor del Banco Mundial, “que la competencia internacional está creando demanda de trabajadores del conocimiento de todo tipo, un cambio que no puede dejar de influir en las universidades que no sólo producen conocimiento a través de la investigación, sino que también, y quizás más importante, capacitan a los futuros cuerpos de productores de conocimiento en casi todas las sociedades”.

Bajo estas condiciones, los centros de educación superior en su calidad de instituciones de transmisión y producción de conocimiento, se sitúan dentro de las primeras organizaciones que experimentarán efectos de fondo de esta ola.

Este supuesto teórico, se basa en el reconocimiento que la vida social en Guatemala está enmarcada con la presencia irreversible de la globalización con una contraparte que es el soporte que ofrecen las identidades culturales. La Universidad, como un centro de educación superior, no sólo debe responder adecuadamente al fenómeno de la globalización con todas sus implicaciones, sino que uno de sus quehaceres sustantivos de su misión consiste en la construcción de proyectos nacionales, capaces de atesorar la riqueza histórica, principalmente de la diversidad cultural y la biodiversidad, estimulando y asegurando las potencialidades de talentos de la nación.

En este sentido, la Universidad debe profundizar su aporte en torno al fortalecimiento de la educación, considerada como fundamental para el progreso social, así como para cultivar competencias, valores y crear protagonismos. Bajo esta perspectiva, la universidad es además un centro de creación de conocimientos y de cultura.

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