El derecho a ser vacunado

Punto de Vista

Miles de personas han muerto en Guatemala por causa del Covid-19, familias viviendo el duelo ante la pérdida de familiares y amigos; otras continúan luchando en las salas de cuidados intensivos y la angustia se hace presente en sus seres queridos. 

La esperanza de una vacunación masiva seria, planificada y controlada parece lejana, se diluye con cada anuncio: “el mes siguiente vendrá el gran lote de dosis”.

América Latina no ha estado exenta de escándalos que han ensombrecido el proceso de vacunación. Empresarios, famosos, políticos, académicos y hasta religiosos, se han saltado la espera para lograr la tan ansiada dosis. La desigualdad siempre presente en el continente bendito. Listas VIP parecen surgir como el mismo virus, voraces, ante la escasez mundial de la vacuna.  El abuso de autoridad y el desprecio por las necesidades de la población en general, brota como es costumbre

El secretismo, los vacunatorios VIP, las trampas, el saltarse el turno, la burla al prójimo. 

“Estamos bendecidos”, repiten, una y otra vez. El cinismo en su máximo esplendor, el hedor de la putrefacción humana en plena vida. 

Dosis que se pierden, que se desvían por arte de magia. Claro está, luego se realiza la investigación y nunca aparece el o los responsables, quedando el secreto bien guardado y el dinero también. Peor aún, las “vacunas de aire”, el pinchazo con jeringas vacías como sucedió en Brasil.

Los poderosos del día o los poderosos de siempre pueden. No importa la ética, la solidaridad, las normas. Claro, ellos están bendecidos, ¡cómo no recordarlo! El resto de los mortales debemos suplicar, esperar el turno y dar las gracias. ¡Qué joder, hay escasez! 

El proceso que tenemos por delante será más complicado que la propia investigación y desarrollo de la vacuna. Detener las detestables prácticas antes mencionadas es prioridad para lograr una distribución justa y equitativa.  

La pandemia no acabará si la vacuna no llega a todos. En ese sentido, las decisiones que se tomen deben considerar criterios técnicos y éticos. Sumado a esto, es necesaria la trazabilidad unitaria de las vacunas, con el objetivo de garantizar la seguridad de las dosis y/o evitar la falsificación de éstas. 

La vacuna no debe ser un privilegio; todos tenemos el derecho a ser vacunados.

Area de Opinión
Libre expresión de pensamiento.

Lea más de la autora:

Grisel Capó

Candidata al doctorado de Liderazgo Organizacional de la Universidad San Pablo de Guatemala. Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de la República Oriental del Uruguay. Magister en Relaciones Internacionales por la Universidad Rafael Landívar. Pos- Grado en Estrategia Nacional del Centro de Altos Estudios Nacionales de Uruguay y egresada del Centro de Estudios Hemisféricos de la Defensa, Estados Unidos. Diplomado en Antropología de las ciudades por la Universidad Rafael Landívar y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social de México, entre otros cursos.