Tierra querida: ¿podemos ayudarte?
Sueños…
El calentamiento global y la extinción de especies son eventos reconocidos por la inmensa mayoría de científicos, y los efectos visibles de la destrucción del medio ambiente se hacen conscientes para cualquiera de nosotros. Todos nos preocupamos por estos sucesos, es evidente que existe una gran contradicción al comparar el avance económico, científico, tecnológico y sanitario en el mundo, que mejora radicalmente la vida y el bienestar de los seres humanos, y la implacable presión sobre la calidad de vida del resto de seres en el planeta.
La ciencia nos indica que el humano ha logrado construir varios sistemas y conocimientos que han elevado en forma acelerada la calidad de vida del sapiens. El único elemento que no le permite ser feliz en el planeta es su egoísmo, que genera diariamente confrontaciones y sufrimientos. El sistema económico capitalista ha mostrado ser un sistema absolutamente eficiente, capaz de producir en abundancia miles de millones de bienes y servicios, que podrían ser capaces para asegurar el consumo de todos los seres humanos actuales. La competencia y la división del trabajo son las insignias de un sistema tan eficiente que genera enormes masas de riqueza diariamente. Al mismo tiempo que presiona a la destrucción de todos los recursos del planeta. Este y otros factores generan el control absoluto del planeta por parte de la sociedad humana, lo que ha generado un aumento impresionante en la cantidad de seres humanos en el planeta, así como el aumento de su consumo per cápita. ¿Qué factores científicos, aunados con el descubrimiento de los mercados y el Estado permiten este impresionante aumento del poder humano en los últimos, apenas, 300 años? El aumento en el uso de agua potable, el saneamiento ambiental generalizado, las vacunas, los antibióticos y analgésicos, que vinieron a prolongar la vida humana y generar condiciones de vida tan relativamente seguras que en pocos años el crecimiento poblacional es impresionante.
En el año 1 de nuestra era la cantidad de humanos era de 200 millones; en 1750 en los inicios de la sociedad capitalista éramos 791 millones, casi se triplicó la población en 18 siglos. Pero, en apenas 3 siglos, en el año 2050 llegaremos, si el planeta no colapsa antes, a 10 mil millones de habitantes.
La productividad se acelera con tal magnitud que las fábricas, la urbanización, el tapizado de cemento de todos los lugares del mundo, convierten el planeta en una serie de celdas oscuras y grises con pocos privilegiados. La producción ya no la realizan obreros de carne y hueso, sino el capital acumulado en máquinas y softwares. Este crecimiento de la economía genera un enorme incremento de riqueza y lujos para un puñado de habitantes, y un incremento de la pobreza y desigualdad entre humanos, y una presión mortal sobre los recursos inmateriales de la tierra y la condena a morir de todo el resto de especies.
Un elemento adicional, es el divorcio de las burocracias del gobierno con respecto al resto de la población. El control de la legislación y los juzgados generan privilegios de rentistas para sectores que no comprenden que trabajan para un puñado de empresarios dueños de todo.
Pero, hay esperanzas. En publicaciones científicas del banco BBVA, podemos encontrar voces de alerta y posibles soluciones. Por ejemplo, el profesor de genética Manuel Ruiz Rejón, reconocen que “las actividades desarrolladas por la humanidad como la agricultura, la ganadería, la caza, la pesca, la industria, la urbanización, la deforestación etc. están determinando una nueva época geológica: el Antropoceno.” Que el poder tecnológico humano está agotando la vida en el planeta generando la mayor extinción de especies, ya no en forma natural, sino artificial. Lo positivo es la consciencia que tenemos de esa tendencia. Que fue señalada antes por Elizabeth Kolbert, en su obra La sexta extinción comprueba con datos el impacto de la producción económica y la vida urbana del humano que presiona sin cesar la creación en el planeta.
Las preguntas que puede ser orientadoras sobre el futuro. ¿Podrá sobrevivir el humano aún eliminando a todo el resto de las especies?, ¿podrá sobrevivir la vida en el planeta sin seres humanos?, ¿será que la imagen de la estatua de la libertad, semienterrada en el mar, luego de la guerra nuclear será todo lo que quede luego del conflicto nuclear?
Un grupo de científicos Hubert Reeves, Joël de Rosnay, Yves Coppens y Dominique Simonnet, se apuntan a la esperanza. Escribieron La más bella historia del mundo. Consideran que el humano será capaz de reconstruir un nuevo paradigma de sociedad, que conviva respetuosa y cariñosamente con la naturaleza. “Dicho esto, es claro que la evolución de la complejidad puede proseguir con el hombre o sin el hombre. Después de todo, no es evidente que seamos los héroes de esta historia.”
La solución está en cada uno de nosotros y en la acción colectiva, el amor al reino animal y vegetal, que no son nuestros, sino que son nuestros compañeros de viaje. Si los protegemos, nos protegeremos.

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