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Buscando nuevas alternativas

Ventana Cultural

Hace unos días, me encontraba tomando un café en un centro comercial. Había ido a la librería a conseguir unos libros que necesitaba para mi investigación. Me había afanado tanto en la idea de escribir sobre temas relacionados a política, literatura, filosofía, arte y cultura. Tenía la idea que la lectura era la mejor herramienta y la más poderosa arma para paliar la ignorancia de los pueblos.

Se me acercó un hombre. Era buen mozo, bien vestido, de cabellos canos y un estilo loco, pensé que estaba fuera de sus cabales, pero no quise juzgar por su apariencia. Traía unos libros en la mano. “No encuentro donde sentarme, está todo lleno, ¿Me permite acompañarla?” – me preguntó de una manera muy cordial. Yo estaba aturdida, no quería que nadie perturbara mi lectura. “Claro, adelante.” – le dije secamente.

Empezamos cada uno nuestras lecturas.

  • Perdón que la moleste, la veo muy entretenida, puedo saber ¿Qué está leyendo? – me preguntó
  • Es sobre la literatura en América Latina y como Europa influyó en ella.
  • Que interesante tema. Me he fijado que usted usa mucho el libro físico y toma apuntes a la antigua usanza. Me recuerda a mí en mis años de juventud. Fíjese, a mí me gusta mucho el libro físico, se me hace más factible. Pero veamos el entorno. ¿Ya se fijó lo que los jóvenes están haciendo? – yo no quería ni enterarme, estaba absorta en mis ideas de como hacer que los jóvenes se interesen por las artes y literatura. – de vez en cuando, también me gusta observar el entorno.
  • Efectivamente, me gusta todo a la vieja escuela. Y, por lo que dice, realmente, no me había puesto a pensar en eso. Me había imbuido en mi lectura que se me olvidó el entorno. 
  • A veces, observar el entorno es la mejor lectura. Estaba pensando en algo y me gustaría conocer su opinión ¿Qué piensa usted de los audiolibros? 
  • A decir verdad, no he tenido tiempo ni interés en conocerlo. ¿Usted los ha usado o bajado?
  • Por supuesto. En esta época que vivimos, debemos hacer un buen uso de la tecnología. – me dijo observando los apuntes que tomaba a mano.
  • Y yo que pensaba que la tecnología era lo peor que había pasado.
  • Tiene sus cosas negativas, no hay que dudarlo, pero todo tiene su lado luminoso también. Mire, nosotros nos hemos acostumbrado a ver todo negativo y querer huir de eso. Nos han dicho que cosas de la vida, consideradas tabú, son malas, que tendrás castigo si te equivocas, cuando equivocarse y reparar los errores es tan humano como sentir empatía, amor y generosidad.
  • Acaba de captar mi atención. Aunque también veo que tiene muchos libros en papel.
  • Es que la lectura en libro físico nunca va a pasar de moda. ¿Conoce usted el mito de la caverna del filósofo Platón?
  • Claro que la conozco, pero no veo a donde va todo esto.
  • Ya lo verá. Observe el entorno, ¿Qué mira?
  • Mucha gente metida en sus aparatos celulares. Y muy pocos con un libro o con una Tablet.
  • Efectivamente. Muchos de estos que están en sus teléfonos pueden estar perdiendo el tiempo investigando vidas de gente que tal vez ni conocen, y si conocen es porque han estado hablando por mensaje de texto; otros, están escuchando música. Pero, si se fija, hay unos que sonríen. Acompáñeme, vamos a hacer una pequeña investigación de campo, no todo el conocimiento está en los libros, sino también en la vivencia de cada uno. – Nos levantamos a observar a esos jóvenes y los no tanto en sus teléfonos. Estaban tan enajenados en sus actividades que ni se fijaron que pasamos. Fueron muy pocos, tal vez contados quienes sintieron nuestra presencia. 

Unos estaban escuchando música en la plataforma musical; otros estaban entretenidos con una serie de vídeos interactivos, jugando. Mi mayor sorpresa fue cuando vi a unos cuantos jóvenes leyendo en sus dispositivos y otros escuchando la lectura, acompañando el café. 

Me acerqué a ellos y les pregunté sobre su actividad. Sus respuestas variaron. Algunos dijeron que no tenían tiempo o dinero para comprar libros; otros, que el trabajo los absorbía tanto que no les daba tiempo de leer; otros, les gustaba hacer buen uso de la tecnología. 

Yo tenía un conflicto con la nueva idea. Pero algo me decía, “inténtalo, nada pierdes con probar cosas nuevas. La vida está hecha de instantes y oportunidades que te harán vivirla a plenitud. Vive, prueba, acepta, y si no te gusta, lo dejas.”

Realmente, había encontrado mi tema. Mi emoción fue tanta, que el hombre que me acompañaba estaba igual de emocionado que yo. Decidí cambiar mi viejo teléfono y conseguirme uno de esos que les llaman “teléfonos inteligentes” y usar la tecnología para beneficio de otros. Mi interlocutor se me acercó.

  • Hace algunos años, dije que temía que la tecnología sobrepasara la capacidad humana, lo digo por estos que pierden su tiempo jugando y entretenidos en diferentes cosas de poco provecho. Pero estos, que juegan con crucigramas, cálculos, formando filas de números, o leyendo y escuchando una lectura, una buena música o una buena película basada en algún libro, son los que más me dan esperanza.
  • Realmente, si, dan esperanza toda la gente que está haciendo otras actividades más positivas con la tecnología. Por ellos, me dieron ganas de comprar mis dispositivos para darles buen uso.
  • Eso me alegra. Realmente ha sido un placer haber coincidido, yo me tengo que retirar, le dejo los libros que adquirí.
  • Se lo agradezco. Disculpe, no me dijo su nombre.
  • Es cierto, ¡Que descortés fui! ¡mil disculpas! Yo soy ALBERT EINSTEIN usted tiene la imagen mía ya de viejo, pero decidí venir en mi aspecto más joven. Otro día podremos hablar más temas, por ahora me retiro. – se sacó su sombrero, agarró su sobretodo y su bastón, y se encaminó a la puerta sin mediar más palabra. 

Empecé a buscar libros en línea, realmente, eran mucho más fáciles de conseguir, y, algunos los escuché. Descubrí capacidades y habilidades que no creí que tendría. No dejo de lado el libro en físico, pero, reconozco que el audiolibro y el libro electrónico, son muy buenas opciones para acceder a la lectura. Y, para quienes no tienen el hábito de tomar un libro, es una buena opción para empezar a viajar a través del arte de la palabra.

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Claudia Alexandra Figueroa Oberlin

El arte siempre lo llevé de la mano con la literatura, me dediqué al teatro, a la danza por más de quince años, y a las artes marciales, ahora soy miembro de diferentes asociaciones y academias de poesía: Asociación Actuales Voces de la Poesía Latinoamericana, donde participo con crítica literaria, Academia Nacional e Internacional de Poesía de la Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, América Madre, Unidos por las Artes, Movimiento Literario de Centroamérica, y locutora de la radio el barco del romance con el programa Una Ventana al Mundo, donde hablo de los viajes, la historia y la cultura, recito poemas y leo cuentos o fragmentos de otros autores y propios.

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