Consejos para resolver conflictos

Debemos Saber La Verdad

Hay que mantenerse sereno, sobre todo sí hay otros seres humanos furiosos que “pierden la cabeza”. Se debe tener el control sobre las emociones, no hay que perder la calma. Se deben demostrar los puntos de inconformidad, ante el otro ser humano, mesuradamente, y no se deben realizar acciones o proferir acusaciones de las que uno pueda arrepentirse.

Hay que recordar que cada diferencia de opinión tiene, al menos, tres puntos de vista. i) el punto de vista propio; ii) la posición del otro; y iii) la perspectiva de un tercero. Probablemente la opinión del tercero esté más cerca de la objetividad. Está conjunción de posiciones nos permite tener una perspectiva más amplia de cualquier conflicto. Además, nos permite fundamentar nuestra opinión de una manera más versátil. Todo ser humano se enriquece al abordar su punto de vista desde esta relación múltiple de un conflicto.

Hay que tener calma antes de emitir una opinión que pueda causar controversia. Se debe tener en cuenta que la relación entre los seres humanos es lo más importante.

Hay que tratar a todo ser humano -con el que uno tiene contacto- con el respeto que uno se prodiga a sí mismo. Las relaciones que tienen éxito son aquellas en las que se trata bien a los demás seres humanos, es la mejor relación interpersonal en todos los sentidos.

Hay que buscar el lado “positivo” y “agradable” de los conflictos, aún de aquellas situaciones más complicadas y dolorosas. Esta disciplina ayudará a pasar más fácilmente los momentos difíciles y a convertir los problemas en oportunidades.

Hay que tener el hábito de hacer preguntas y, sobre todo, aprender a escuchar las respuestas de los otros seres humanos. Es preciso preguntar antes de reaccionar. Algunas veces agredimos y después preguntamos, por lo que debemos, primero, escuchar para poder contestar coherentemente. 

Hay que pronunciarse en forma mesurada ante cualquier situación, no debemos decir o hacer gesto alguno que pueda herir o hacerle daño a otro ser humano. Los proverbios contienen la sabiduría del sentido común, en ese sentido “todo lo que uno haga, se devolverá”. El ser humano no recuerda tanto lo que se dice o se hace, sino la intención con lo que se hace o se dice.

Hay que comprender -con claridad- la diferencia entre el análisis amigable y la crítica destructiva. Tenemos que observar sí el propósito de las palabras de un ser humano son para ayudar, desahogarse o para hacer daño. 

Hay que tener presente que el sesgo de tolerancia hacia los demás seres humanos nos permite ganar una posición de confianza sobre aquellos humanos intolerantes. Nuestra mejor disposición de diálogo genera las condiciones para que los otros sean pacientes y tolerantes incluso en los aspectos no muy gratos de la personalidad del interlocutor.

El líder –humano- debe reconocer sus errores y aceptar responsabilidades. Hay que tener presente que un conflicto bien manejado fortalece la relación de confianza entre seres humanos. Además, ayudar a cada ser humano para que aprenda o a conocer las diferencias de los otros seres humanos que lo definen.

Así mismo, el líder –humano- debe recibir por igual a todos los demás seres humanos que lleguen a su vida por cualquier razón y en cualquier tiempo.

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