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Por algo diferente (4 y final)

Tanmi Tnam

Las insatisfacciones acerca de la forma cómo conducen el poder, la baja o nula respuesta a las necesidades y problemas de las mayorías, la desatención a la niñez y a la juventud y el racismo hacia pueblos originarios constituyen factores que hacen difícil hablar de gobernabilidad, democracia y justicia en Guatemala. Sostener el poder haciendo uso del miedo, la mentira y la corrupción es posible solamente en países donde un gran porcentaje de la ciudadanía no puede reaccionar con facilidad porque ha perdido toda esperanza o simplemente la tienen viviendo en la ignorancia. Quienes controlan los hilos del poder, perciben que vale la pena silenciar organizaciones y líderes para esperar algún día que los pueblos se levanten y exijan lo justo para la vida del país.

La crisis que viven los partidos políticos al no representar verdaderamente a los pueblos de Guatemala, ni asumen la búsqueda de respuestas a los intereses y necesidades de la ciudadanía propicia oportunidades para crear opciones que funcionen sobre la democracia, la equidad y el desarrollo para todos. En los últimos años en Guatemala, es poco probable encontrar algún partido político que acompañe los esfuerzos de la ciudadanía para la presentación de denuncias de corrupción, impunidad, abuso de poder, racismo y baja cobertura de los servicios públicos. Ante esto, en nuestro país, es deseable que los partidos políticos orienten a la ciudadanía sobre la importancia de contar con instituciones alejadas de la corrupción y conduzcan el poder con justicia. En el futuro cercano, los partidos políticos tienen la obligación de asumir el procedimiento para que hombres, mujeres y pueblos cuenten con participación y representación en los poderes del Estado para conducir los destinos de Guatemala con democracia.

El actual Presidente de la República, durante su campaña a través de su Plan Nacional de Innovación y Desarrollo (2020-2024) dijo “impulsaremos el mejoramiento del servicio civil, la meritocracia, la transparencia, el control, y la rendición de cuentas; y combatiremos la corrupción con procesos claros, controles y personas honestas” (p.7). A este momento, no hay resultados con el impacto esperado por la población y por lo mismo, el poder se mantiene con base al incumplimiento de las promesas de campaña. Para futuras ocasiones, corresponde a la ciudadanía de los pueblos de Guatemala seleccionar a los mejores líderes con perfil idóneo para usar el poder en busca del bien común.

En la actualidad, buen grupo de guatemaltecos conoce que la CICIG fue eliminada con apoyo del gobierno de los Estados Unidos de América, ahora será de demandar que dicho país se apoye de actores creíbles con posibilidades reales para disminuir la práctica de la corrupción que abunda en el país.

La cooperación internacional debe medir cuántos centavos de cada dólar deben llegar al usuario o beneficiario final en los últimos años, qué se ha hecho, cuánto de capacidad técnica se ha formado en el país. Es necesario implementar programas y proyectos que fortalezcan la capacidad de la población en generar desarrollo a través de instancias locales evitando la dependencia que ha generado pobreza, emigración y sumisión. 

Las y los guatemaltecos del futuro deben saber vivir en democracia, equidad de género y étnica, en justicia con enfoque plural para que sea posible contar con el Estado Multinacional donde el reconocimiento de la identidad de los pueblos y la viabilidad del proyecto común de todos los guatemaltecos logre el bienestar de cada habitante, de cada pueblo y del Estado de Guatemala. 

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