En el día del padre, un abrazo a los buenos papás
Lugar Hermenéutico
Como muchas otras celebraciones, el Día del Padre es una actividad importada, que se celebra en nuestro país hace poco más de un siglo. Merece especial connotación en una época como la actual, pues pocos, muy pocos podemos agradecer el referente paterno que tuvimos en casa, cuyo ejemplo ha determinado en gran parte en quienes somos.
Aunque sé que existen escuelas para padres, honestamente no conozco personas que se hallan preparado para asumir quizá uno de los desafíos más importantes en la vida de un hombre, tal cual, ser un buen padre.
Apenas puedo contener la emoción al recordar el 6 de julio de 2016, al filo del mediodía cuando asomo su cabecita en medio de un enorme llanto, mi adorada Fátima, nada como cargar su pequeño cuerpecito aun mojado y pegajoso, llorando de alegría abrace a mi esposa pues después de cuatro años de casados nos habíamos convertido en padres.
Definitivamente ese ha sido el mayor punto de inflexión en mi vida, pues, aunque seguramente estoy muy, pero muy lejos de ser el padre ideal, procuro en medio de mi día con día, estar a la altura del enorme reto que representa ser un buen papá.
Que decir, cuando la vida nos sorprende con mi esposa, el día de nuestra Señora de Guadalupe, 12 de diciembre de 2018, con el nacimiento de nuestra querida Emilia y con ella otra serie de lecciones por aprender, pues, aunque se parecen tanto, son tan pero tan diferentes.
Diariamente, procuro emular los pasos de aquel maravilloso hombre que Dios me regalo como padre, guía, mentor, amigo, quién partió de este mundo hace ya 13 años, a quien por cierto, no hay día que no le recuerde, con nostalgia, cariño, amor y sentimientos de profundo agradecimiento.
Con la clara convicción que las acciones de nuestros hijos son un claro espejo de nuestras mismas acciones, procuro brindar buenos ejemplos a mis chiquillas, pues he observado que no siempre escuchan lo que les digo, pero casi siempre emulan lo que hago.
En el preámbulo de un nuevo día del padre, gracias hasta el cielo papá por todo su esfuerzo, su dedicación, su tiempo, su paciencia, su amor. A su vez, para todos aquellos que compartimos este sentimiento profundo de amor a la paternidad y lo que ello implica, un abrazo fraterno.

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