Hacia la consolidación del Tribunal Supremo Electoral

Antropos

En algún momento de la historia humana, el hombre forjó y diseñó el Estado como una necesaria institución jurídico-política, de donde se desprenden las normas que regulan la conducta de los individuos en el ámbito social.  De ahí que es impensable una sociedad sin Estado, a no ser aquellas hordas primitivas en las que se agredían unas a otras.

En este marco de ideas, tuve la oportunidad reciente de conocer algunos proyectos encaminados a la consolidación democrática del Tribunal Supremo Electotal, bajo la gestion del Licenciado Mynor Custodio Franco. Estas iniciativas concretas se llevan a cabo, desde la modernización tecnológica de esta instancia del Estado y la creación del Instituto de Formación y Capacitación Cívica, política y electoral.

En cuanto a la moderización tecnológica, se encamina a superar murallas que antes existían, como la burocracia en el examen de los expedientes de los proyectos de las organizaciones políticas que se presentan al Tribunal para su aprobación. Esta acción institucional permite en la práctica, examinar y comparar analiticamente, cada dato de los documentos presentados, con las bases de datos existentes en el TSE y en el RENAP, así como con otras instancias estatales.  Esto obedece al hecho de comprobar si la información es correcta y por el otro, sobre la base de criterios de objetividad, a fin de superar lo que tradicionalmente ha existido en relación a “intereses creados” de caracter subjetivo, que en otros momentos permitiían definir la aceptación de una u otra propuesta política-electoral. Hoy esta modernización abre otros caminos hacia la la apertura del TSE. 

Según indica el Director del área de Informática, lo anterior es un primer paso en torno a la modernización tecnológica del TSE, porque se encaminan desde la instancia informática de este órgano, hacia la automatización de los procesos, en los cuales ya no será necesaria la verificación desde el tribunal, sino que las mismas organizaciones políticas lo podrán hacer y esto permitirá una mayor trasparencia y objetividad en los procesos electorales.

Cada paso que haga el TSE, en el proceso de modernización tecnológica, facilitará rescatar la confianza como compromiso social, porque ésta constituye el recurso moral y estratégico de la participación ciudadana encaminada al mejoramiento de la democracia política y civil. Centralmente, ésta tiende a eliminar la burocracia, a mejorar el padrón electoral y gestiones de las organizaciones políticas para que tengan accesibilidad bajo los principios de objetividad y transparencia.

En este sentido, también es necesario promover programas educativos y civilizatorios hacia una mejor convivencia social. Lo que llevó al Magistrado Custodio Franco, a proponer la puesta en práctica del Instituto de Formación y Capacitación Cívico, política y electoral. Esta instancia se orienta en primera lugar, a fortalecer las debidas competencias de las delegasiones del Tribunal Electoral, a nivel nacional, lo cual  permitirá que se generalicen los criterios acordados por los magistrados en torno a la jurisprudencia electoral, y a su vez, abre el camino para la formación de ciudadanía, tan necesaria en la Sociedad guatemalteca.

De la misma manera que la modernización tecnológica significa generar confianza a partir de procesos objetivos y transparentes, el tema de la ciudadanía y de los partidos politicos, es de suma importancia para la vida democrática de una Sociedad. 

Tal y como afirma Eva Carrizo Villar “La ciudadanía como categoría ético-política nos exige un coraje, porque hace entrar en juego lo que somos y lo que nos constituye…la ciudadanía nos convoca…exige el compromiso con nosotros mismos y con el otro, ese otro que es vulnerabilidad y ante lo cual soy responsible”.

En efecto, esta instancia que ha creado el Tribunal Supremo Electoral, al desarrollar su trabajo con organizaciones sociales, debe tomar en cuenta lo que bien señala Carlos A. Guillén  en el libro El malestar en la ciudadanía, al decirnos que “la ciudadanía aparece como la condición de posibilidad del estar bien, del bienestar, precisamente porque regula la convivencia bajo normas o leyes que tienen el poder de enseñar a buscar el bien, de defender la paz interior y exterior, de garantizar la vigencia de los derechos”.

Bajo estas consideraciones, debemos de tomar en cuenta, que al Instituto de Formación y capacitación cívico, política y electoral, le cabe la responsabilidad de fortalecer los partidos politicos, que hoy por hoy, se han convertido en organizaciones desprestigiadas y a las cuales la ciudadanía, no les tiene confianza, porque solo son, vehiculos electorales sin un basamento ideológico, ni formación política y civica y a la vez, sin un sustento de compromisos éticos.  Lo cual se traduce, en una profunda crisis de los partidos politicos. En tal sentido, nos enfrentamos a la representación política que supuestamente elegimos, pero en la cual no creemos.

Esta descripción de estos proyectos estratégicos del Tribunal Electoral, los interpreto como el propósito de avanzar en la necesidad de coadyuvar en rescatar la confianza como compromiso social, porque ésta constituye el recurso moral y estratégico de la participación ciudadana encaminada al mejoramiento de la democracia económica, política, cultural y de respeto al ambiente.  En este sentido, le cabe el enorme compromiso de lograr dimensionar la política en todas sus dimensiones. La corrupción, la componenda, el acomodo, el incumplimiento, el ser mercader de la política, deben ser desterrados del quehacer del TSE, en su discurso y su proceder, entendiendo eso sí, que es posible aún, en medio de tantas turbulencias, construir una nación sobre la base de acuerdos mínimos y en el cual, este órgano del Estado guatemateco, debe jugar un papel ejemplar, para que la confianza en la política pueda ser más temprano que tarde, una realidad.

Dado que hasta hoy, según lo refiere el filósofo Carlos Molina Jiménez, las personas sienten un enorme disgusto por la política y los politicos, lo que genera apatía, indiferencia y desgano. Lo conceptua, como una delicada situación, porque vacía de credibilidad todo esfuerzo por fortalecer la democracia. Se deslegimitan los procesos electorales y disminuye en ese sentido la participación ciudadana. Frente a esta situación surge el distanciamiento entre la ética y política, en tanto se sobrevalora la ética, como todo aque aquelllo que es bueno y a la política con todo lo que es malo, al extremo de identificarla con la maldad y a la ética con la bondad.

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