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Ineptitud total

Evolución

Empecemos por mencionar que el gobierno demoró demasiado en iniciar los procesos y agilizar los mecanismos para la adquisición de vacunas, sobre todo cuando se sabía que la producción no alcanzaría para satisfacer por completo a una demanda mundial. Continuemos con el fracaso que significó recurrir al mecanismo COVAX mediante el cual se pudo adquirir un número de dosis risorio para las necesidades de la población y, sobre todo, en comparación a lo que otros países, incluidos varios de la región, sí pudieron lograr. Y luego pasamos a la pésima negociación llevada a cabo con el Fondo Ruso de Inversión Directa para la compra de 16 millones de dosis de la vacuna Sputnik V. 

El gobierno se escuda en que existe un acuerdo de confidencialidad para ocultar el famoso contrato que ni el canciller, y a saber si la ministra de salud tampoco, ha leído, para mantener en total opacidad los términos de esta negociación. De lo poco que se ha logrado informar en los medios, entendemos que no existen parámetros para el cumplimiento de la entrega de las vacunas, como cantidades y plazos, algo tan elemental en cualquier contrato. Sabemos que, a pesar de ello, el gobierno realizó un pago de un anticipo del 50% del precio total, equivalente a Q.614.5 millones a pesar que no contaba con una sola garantía de entrega pronta y por una cantidad sustancial de vacunas. El caos y la improvisación con la que se ha manejado este tema, como muchos otros en el gobierno, ha repercutido en que la población reciba la vacuna a cuentagotas. Lo cual implica que se sigan acumulando las pérdidas ya irreparables en términos de vidas humanas, de salud y de daños a la economía. 

Hoy muchos exigen a gritos al gobierno que declare lesivo el contrato. El problema es que ese contrato fue tan terriblemente negociado que difícilmente por la vía legal, que en este caso implica un arbitraje internacional, el gobierno de Guatemala tenga oportunidad de recuperar el dinero malgastado en este negocio. Podríamos, incluso, exponernos a salir peor librados de un proceso legal por una terminación anticipada de un contrato cuyos términos parece que no nos son nada favorables. Por poner un ejemplo, si el contrato estipula que la entrega de las vacunas quedará a la discreción y disponibilidad que tenga la compañía Human Vaccine LLC, cómo se va a argumentar algún tipo de incumplimiento y reclamar algún tipo de resarcimiento. Por supuesto, es inaudito que en un contrato no se estipule un plazo determinado o determinable para el cumplimiento de las obligaciones de las partes. Solo el gobierno en su crasa ineptitud pudo haber suscrito semejante acuerdo.

La ministra de salud afirmó que le habían fijado a Rusia un plazo de cinco días para que hiciera la devolución del anticipo. Me imagino cómo habrá de temblar el gobierno ruso ante tan contundente exigencia. En realidad, el Fondo Ruso de Inversión Directa emitió un comunicado expresando que ni siquiera han recibido tal solicitud. El canciller dice que Rusia está abierta a renegociar el contrato. No me imagino qué podrá negociar alguien que por su propias palabras denotó que ni si quiera conoce la negociación original. Justifica su reciente viaje con el argumento que la próxima semana vendrán 400 mil dosis. Como si fuera alivio para los guatemaltecos saber que con ello, sumado a lo ya recibido, llegaremos al 3.44% del total de dosis compradas, de las cuales ya pagamos el 50%.

Le exigimos al gobierno que resuelva esta situación de forma rápida y efectiva, pero, en realidad, qué podemos esperar cuando cada paso que ha dado ha sido con absoluta ineptitud. Mientras, los guatemaltecos que se quieren vacunar, y pueden, recurren a desde viajes a Houston o Miami, hasta balsas de Q10 para cruzar ilegalmente el Suchiate, para poder tener la esperanza de resguardar su salud mientras tratan de recuperar sus vidas y el tiempo y dinero perdidos. Para ajuste de males, la politiquería oportunista en el congreso, en todos sus bandos y facciones, se empecina en impedir que se faciliten los mecanismos para poder acceder a otras alternativas, sobre todo las privadas. Le aseguro, amable lector, que si esto se hubiera dejado al mercado y a la iniciativa privada desde un inicio, a estas alturas, todo quien quisiera ya estaría vacunado.

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Alejandro Baldizón

Abogado y Notario, catedrático universitario y analista en las áreas de economía, política y derecho.

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