Quiero salir de la pobreza, ¿Me dedico a la política?
Barataria
Recuerdo que, cuando estudiaba cuarto grado de educación primaria, la maestra que tuve Rebeca de Ordoñez, nos puso de tarea para un fin de semana que buscáramos a un vendedor de helados y aún un albañil y les preguntáramos hasta qué grado habían estudiado y si les hubiera gustado estudiar más hasta tener una profesión. Por otro lado, nos preguntó ¿Qué queríamos ser cuando creciéramos? Crecí en la zona 18 y estudié en escuela pública, instituto público y universidad nacional, posteriormente Dios me dio la oportunidad de estudiar en otras Universidades aquí y en el extranjero, hasta obtener mi doctorado. Como se podrán imaginar, estudiar en una escuela publica no era un lujo, puesto que estudiábamos los que teníamos recursos limitados, pero al final éramos alegres. Cuando fuimos creciendo, todos soñábamos con lograr salir adelante y tener más recursos económicos para ganarnos la vida. Todos queríamos salir de la pobreza y eso era un ideal tanto mío como de mis contemporáneos. Algunos logramos estudiar como bien dije y así salimos adelante, otros se metieron a compromisos familiares que les costo mucho y habrá quienes viven aún en la misma casa donde crecieron.
En Guatemala, la política se ha convertido en un medio para salir de la pobreza a costillas del erario nacional, no es de extrañar que muchos que han ocupado la Presidencia de la República llegan pobretones al cargo, muchos de ellos incluso con deudas que no habían podido pagar, como en el caso de Jorge Serrano Elías con una hipoteca y demanda a cuestas, otros no se les conocía negocio ni profesión alguna porque no tenían profesión universitaria que ejercer como Álvaro Arzú, y algunos otros fueron ocupando cargos y cargos hasta que llegaron al poder. Ninguno que haya ocupado la presidencia de la República de Guatemala llegó al cargo como un millonario probado, al contrario, muchos de ellos llegaron con grandes necesidades como todos los guatemaltecos. Sin embargo, han salido del cargo para nunca trabajar en su vida y eso lo han probado Cerezo, Arzú (ya fallecido), Portillo, Berger, Colom, Pérez Molina, Morales y quien sabe si no va a ser la historia del actual gobernante Giammattei. Lo uno probado en la vida del actual y de los anteriores presidentes de Guatemala es que llegaron al poder con carencias económicas como todos y que, aunque ahorren todo su salario quien según el medio periodístico La República de Colombia que hizo un estudio del salario del Presidente en relación al PIB, reveló que el salario del actual gobernante es de US $. 19,300.00, lo que equivaldría en un año sumándole bono 14 y aguinaldo un total de US $. 270,200.00 y al final de los cuatro años ahorraría un total de US $. 1,080,800.00 siendo benévolos en el estimado si convertimos a Q. 8.00 X US $. 1.00 estimaríamos que en los 4 años el Presidente ahorraría un total de Q. 8.646,400.00 lo cual aunque es una cifra significativa, si la pusiera en un plazo fijo, que un banco del país le pagara benévolamente un total del 5% anual (que no hay banco en el sistema que lo pague), estaríamos pensando que el Presidente obtendría un total anual de Q. 432,320, es decir que mensualmente obtendría Q. 36,026.00 con el agregado que ahora si tendría que pagar muchas de sus cuentas. Estos números no son exactos por supuesto y no pretenden sino demostrar una verdad, que ser funcionario público en Guatemala NO lo va a sacar de la pobreza a menos que sea un funcionario público corrupto.
Pero al contrario, hay muchos casos de personas que han ocupado cargos públicos y luego resultan teniendo bienes y fortunas que no las alcanzarían ni aunque estuvieran 50 años ocupando tales cargos, sin embargo aparecen con grandes propiedades, vehículos y toda clase de bienes, incluso muchos de ellos hasta con dos familias, manteniéndoles con muchos lujos que no podrían pagar. Casos como el descubrimiento de más de cien millones de quetzales en una casa en la Antigua Guatemala y que se supone que corresponden a coimas que cobró oportunamente el Ministro de Comunicaciones Benito Ruíz, son solo la punta del iceberg de todo lo que se cocina en las esferas gubernamentales y que nos muestran la deficiencia de una Contraloría de Cuentas de la Nación que, en realidad solamente sirve para multar a funcionarios de bajo rango, pero que nunca investigarán a los funcionarios de alta gama quienes en realidad los han comprado e impuesto en el cargo.
La corrupción en Guatemala no solo es un mal, sino que se ha institucionalizado de tal manera que los funcionarios llegan a la función pública sabiendo cuanto tienen que “captar”, cuanto tienen que “pasar” y con cuanto “se van a quedar”. Ya en el cargo, inician con dinero del Estado, el camino a obtener impunidad a través de ocupar cargos protegidos por antejuicio, allí aparece el Congreso de la República, Las Alcaldías, y El ejecutivo para albergarlos, pero todo no se queda allí. En efecto, hay que comprar el sistema judicial, cooptándolo e influyendo a que lleguen Magistrados de Salas de Apelaciones, Magistrados de Corte Suprema y Corte de Constitucionalidad afines para que puedan, en algún caso rechazar cualquier antejuicio en su contra. No es una casualidad que la reciente “lista Engel” que publicitara el gobierno de Estados Unidos tuviera una serie de personajes indeseables para ese país. Al analizar los funcionarios incluidos vemos precisamente diputados y exdiputados, Magistrados y Exmagistrados, hasta un expresidente entre otros. El caso de los expresidentes guatemaltecos es patético; de los presidentes de la era democrática, es decir de 1986 a la fecha, tenemos un expresidente, que últimamente se dedicó a saquear la Secretaria de Integración Centroamericana -SICA-, ya anteriormente ocupando el cargo había vendido a precio de quemazon la línea aérea nacional y había introducido la telefonía móvil a un costo muy alto, me refiero a Cerezo; tenemos un exilado acusado de corrupción y magnate panameño ahora, es decir Serrano Elías; tenemos un expresidente ya fallecido que vendió a precio de quemazón la telefonía nacional y de allí parte de su riqueza en un proceso muy, pero muy oscuro y se dedicó a hacer negocios en la municipalidad sin solventar los problemas de la ciudad, allí tenemos a Arzú ya fallecido; aparece un expresidente asesino confeso, y que posteriormente hasta cumplió una condena en Estados Unidos, es decir Portillo; otro expresidente que corrompió el poder público y es el fundador del descalabro hasta hoy, porque se premió de cooptar las instituciones, aunque instauró un gobierno “de empresarios” según se decía pero más corrupto que los anteriores, el señor Berger; luego aparece un exgobernante que no gobernó y el protagonismo pasó a su, ahora exesposa, que no hizo más que saquear mediante programas sociales el Estado guatemalteco y ahora resulta en la lista Engel, como si fuera premio, es decir Colom; de Otto Pérez Molina, no hablar aún esta en prisión junto a su exvicepresidenta, en este caso no hay que caer de ilusos pensando que aquí empezó la corrupción, no señores; la corrupción se hizo evidente porque se hizo pública, los anteriores y los posteriores gobernantes han seguido el juego. Jimmy Morales resultó ser más corrupto y más ladrón, contrario a su lema y quizá muchos le creyeron porque antes de llegar a la presidencia, como no podía robar si no era ladrón. El actual gobernante, no pasa la calificación; el señor Giammattei, ha tenido más que fortuna con la pandemia, le ha facilitado el saqueo de una forma mas que descarada y con el negocio de las vacunas “compradas” a la Federación Rusa, creo que ya “hizo su vida”, no tendrá que preocuparse por pobrezas ni necesidades, además que fue un expresidiario subido a la palestra de presidente.
Cómo vemos, y podríamos hablar más, en Guatemala no importa cuanto alguien se esfuerce en alcanzar una profesión universitaria, no importa quien busque la excelencia, la preparación, el honor, la honradez; la profesión de la cual muchos han salido, y saldrán de la pobreza es la dedicación a la política, a ser un funcionario público corrupto. ¿Hasta cuando vamos a soportar esto? Es momento de que haya una exigencia ciudadana, no por la falta de vacunas, sino por la falta de honestidad del funcionario público, hay que exigir la destitución y la renuncia de ellos y el Contralor General de la Nación, por dignidad que renuncie porque está apañando a los corruptos.

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