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La lista de Engel

Sueños…

Estamos pasando uno de esos momentos, que en la vida de las naciones se acumulan problemas y confrontaciones. Todo el mundo busca con delirio nuevos caminos, en medio de acontecimientos y cambios que se acumulan en forma intensa, desordenada, caótica, que hace muy complicado comprender la esencia de los hechos que zigzagueantes se presentan ante nuestros ojos.

En algunos países de la región el modelo de capitalismo feudal independiente se está agotando. Las viejas estructuras son incapaces de contener a la masa de la población empobrecida y que busca nuevos derroteros. La nueva madre patria, Estados Unidos, ha entrado en un declive acelerado. Sus viejas consignas ya no calan. Y no existe ni un modelo alternativo, ni un liderazgo creíble para sacar a estos países del atraso. Por el contrario, el único país que a progresado está siendo corroído por una burocracia estatal en alianza con un sector privado sin principios que hunden los avances de una nación progresista.

Algún pensador del siglo XIX intuía que las etapas de cambio enseñan, con tal rapidez y tal profundidad, que parecen increíbles en los períodos pacíficos de desarrollo político; lo que él no vió es que también, pueden terminar de hundir en la miseria a países con algún potencial de desarrollo.

A finales del 2002 decíamos, “en la pasada ronda electoral, febrero y abril del 2002, la población costarricense hastiada de tanta corrupción e incapacidad gerencial de los partidos “mayoritarios”, se planteaba un contundente no al proceso electoral. Por una “casualidad”, aparecieron, tanto en Liberación como en la Unidad, lideres alternativos, uno que pasándose fuera de los márgenes del partido, Ottón Solís, y otro que desafiando al jefe tradicional, Abel Pacheco, le dieron la oportunidad al pueblo de un escape en preferencias electorales, y se dio una segunda vuelta, y ganó Abel Pacheco.

Aquel momento de efervescencia pasó. Luego de seis meses en el gobierno, ni Abel ni Ottón han mostrado ni el liderazgo, ni el programa de cambio ni la actitud de reforma esperados. El pueblo desgastado respondió con un abstencionismo espectacular y estéril en las elecciones de alcaldes, en donde los “mayoritarios” volvieron a montar su circo.”

Con la publicación de la lista de Engel, los poderes de Estados Unidos, el imperio decadente, esperaban generar una conmoción en la región que les permitiría justificar una intervención más abierta y sin contratiempos, para redefinir la estructura económico-social de la región y modernizarla en el sentido capitalista.

A Estados Unidos, durante la guerra fría la estrategia les funcionaba. Bastaba decir “nos amenaza el comunismo”, para que las hordas armadas y la oligarquía se desvelaran elaborando sus diarios militares para exterminar a los intelectuales, estudiantes, dirigentes comunales y sindicalistas portadores del virus fatal. Hoy, la lista de la corrupción solamente a producido memes y risotadas en los entes de poder del Triángulo del norte. El imperio ya no tiene fuerzas ni capacidad de persuación. Hoy su lista ha sido vista como un ridículo en toda la región. Hasta una expresidenta de Costa Rica, en un libelo en New York Times, parecía invitar a que la pusieran a ella también en una lista de ticos. Con una metonimia perfecta decía: “Joe Biden necesita entender que Centroamérica es más que el Triángulo Norte”, 22 de junio. Es decir, faltamos en la lista. Lo cual es una muestra sutil de solidaridad centroamericana.

El único líder regional que ha reaccionado con alguna lógica y fuerza es el denostado Bukele, presidente de El Salvador, que ha mencionado primero que tienen su propia lista, y que es mejor que la de Engel, ya que incluye a todos los corruptos de ese país y no excluye, como Engel, a los aliados. La falta terminal de la lista del senador gringo es que incluye solamente los nombres que le gustaría no tengan visa gringa para visitar sus apartamentos en Los Angeles, Florida, etc. Aquí el gringo se plantea la lógica de siempre, sí son mis aliados, si se alinean alrededor de mis tropas son mis amigos, no importa si son corruptos, asesinos, ineptos o cínicos. Y, los que están del otro lado son mis enemigos y portadores de todos los pecados capitales y dignos de enviarlos al infierno.

Pero no todo está perdido. Es el momento de levantar con fuerza un programa de lucha por la democracia popular. Solamente un pueblo consciente de qué es la democracia y cuáles son los valores y principios que la conforman será capaz de sostener un movimiento de cambio real. El programa democratizador tiene que incluir los grandes principios de la democracia moderna. Libertad individual para todas las personas, que todos puedan tener los gustos, ideologías y formas de comportamento con libertad; la inclusión de las minorías indígenas en la conducción de la nación; la prohibición al humano de visitar la mitad del territorio para proteger a todas las especies de animales y plantas que aún quedan, con el fin de proteger el planeta; el pluralismo político, la libertad de existencia de todos los partidos y todas las ideologías; en síntesis construir una nación unida, fuerte y con visión de futuro.

Los luchadores por la democracia tienen que hacer un gran esfuerzo en la educación y organización de todos los sectores de la sociedad en la búsqueda de los valores y hechos democráticos.

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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