La destitución
Teorema
Juan Francisco Sandoval Alfaro (en adelante JFCA), quien fuera Jefe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad ―FECI―, fue removido de ese cargo el viernes 23 de julio. Su destitución puso en movimiento a las organizaciones de izquierda del país, que protestaron airadamente, descubriendo quiénes son y exhibiendo a sus dirigentes. Pero no solo a ellos. También a quienes están detrás, los financian e influyen. Entre ellos los tres grupos más importantes son:
- La presidencia de Estados Unidos ―EU―, el Departamento de Estado ―DdE―, el Consejo de Seguridad Nacional y la USAID.
- La Open Society Fundations de George Soros, internacionalmente, a través de Human Rights Watch y de las cadenas noticiosas de televisión, radio y prensa escrita de su propiedad o bajo su control. Localmente por medio de la Fundación Soros Guatemala y todas las oenegés, medios de prensa y periodistas que esa Fundación financia e influye.
- Las embajadas de Italia, Alemania, Canadá, España, EU, Francia, Inglaterra, Suecia, Suiza y organizaciones internacionales han manifestado solidaridad con JFCA, directamente o por medio de las oenegés que patrocinan. EU llegó al extremo de dejar en suspenso los programas de ayuda financiera al MP.
¿Cómo es posible que la destitución de un fiscal en la pequeña y lejana Guatemala sea causa de tanto revuelo en los gobiernos de esos países y en la poderosa Open Society Fundation?
¿Por qué?
Intenté explicarme lo sucedido planteando una hipótesis (enunciado no verificado, propuesto para ser confirmado o refutado). Uní piezas sueltas dentro de un proceso que considero lógico. Propongo al lector esta hipótesis, pidiéndole decidir si la considera válida o no.
JFCA (39) es un hombre joven. Se graduó de abogado en la USAC e ingresó al Ministerio Público ―MP― en 2006 cuando tenía 24 años. Allí desarrolló una carrera sorprendente. En 2011 Claudia Paz, entonces Fiscal General, lo ascendió a Agente Fiscal. En 2015, Thelma Aldana lo nombró jefe de la FECI, el cargo más importante después del de Fiscal General. Entonces solo tenía 33 años y apenas hacía nueve que había ingresado al MP. Su ascenso causó resentimiento entre muchos de sus colegas con mayor tiempo de servicio, cursos de formación en el exterior y, en general, mayor experiencia que él. Ellos solo habían tenido ascensos poco significativos.
Además de inteligente, JFCA parece estar dotado de un olfato especial para escalar. Identifica a quienes lo pueden ayudar a subir y consigue que lo hagan. En años recientes, sus adeptos le decían que el año entrante se convertiría en el nuevo Fiscal General y que después sería Presidente de la República en 2028-32. Pancartas en recientes manifestaciones, lo presentaron como Presidente 2024-28.
La FECI era la contrapartida de la CICIG en el MP. Cuando JFCA ascendió a Agente Fiscal, en 2011, buscó acercarse a ella, entonces bajo la dirección de Francisco Dall’Anese quien había llegado después de renunciar al cargo de Fiscal General en Costa Rica. Dall’Anese era académico, literato, escritor… Aparentemente no prestó mayor atención al joven JFCA. Poco después fue sustituido por Iván Velásquez quien había sido fiscal de campo en Colombia. Además, militante en movimientos de izquierda en su país.
JFCA se acercó tanto como pudo a Velásquez, por quien sentía auténtica admiración. El nuevo Comisionado fue más receptivo a las deferencias de quien sería su pupilo. JFCA estuvo prácticamente bajo las órdenes de Velásquez (con la anuencia de la fiscal Aldana) durante las tareas que condujeron a la renuncia y posterior encarcelamiento de Roxana Baldetti primero y de Otto Pérez después. El trabajo de JFCA, que había sido exhaustivo, fue premiado. Dos días después de la renuncia de Otto Pérez, Velásquez pidió a la fiscal Aldana que pusiera a JFCA a cargo de la FECI, a lo que ella accedió gustosa.
Aldana era una mujer sencilla, con un conocimiento limitado de la ciencia del derecho. Se había formado en los tribunales, allí donde no se privilegia a la academia y la ética profesional es… complaciente. Admiraba a Velásquez y a JFCA, cuyas conversaciones no alcanzaba a comprender, pero hacía como que sí. Justo es agregar que después de cuatro años en el MP aprendió mucho. Por otra parte, la sociedad por los tres formada le beneficiaba popularmente. Ella ganaba créditos con el trabajo de los otros dos, aunque tuviera que hacerse la desentendida cuando seguían un procedimiento “cuestionable”.
Velásquez se hacía acompañar de JFCA en sus frecuentes reuniones primero con el embajador Robinson y después con Arriaga. Cuando llegaban funcionarios de EU, principalmente del DdE y congresistas. JFCA empezó a conocerlos y ser conocido por ellos. En más de una ocasión le pidieron datos o informes por la “vía rápida”, los que proporcionaba complaciente y satisfecho por sentirse útil.
Su carrera seguía en ascenso. Especialmente en lo internacional, sus viajes al exterior se volvieron más frecuentes. Velásquez lo refería a dirigentes socialistas con quienes JFCA estableció comunicación. Algunos dirigían organizaciones clandestinas.
Bajo la dirección de JFCA, la FECI había quedado subordinada a la CICIG. Aldana no intervino pues su posible candidatura presidencial ya estaba en gestación, siendo Velásquez y JFCA sus principales impulsores.
Velásquez era más que generoso con la prensa afín a él y a la CICIG. Además, sostuvo reuniones con periodistas a quienes persuadió, o al menos influyó, con la idea de un socialismo revolucionario, que debía ser impuesto y el concepto de “el compromiso”. Generoso, compartía los favores de la prensa con JFCA quien había desarrollado una particular apetencia por las cámaras de TV y las notas de prensa en favor suyo. Eso lo hacía sentir grande.
Las celebraciones navideñas de 2017 fueron las mejores en la vida de JFCA. Los amigos lejanos se acercaban buscando ser íntimos. Nuevas amistades surgían por doquier, llenándolo de regalos y agasajos. Ahora todos se reían de sus chistes y comentarios agudos. Si hubiera cantado, le habrían llamado divo. Le aseguraban un futuro político sin límite. La fiscalía, la presidencia y, por qué no, después podría convertirse en Secretario General de la ONU. JFCA creía que si levantaba la mano era capaz de tocar a Dios.
El primer tropiezo llegó a principios de septiembre 2018. El gobierno prohibió el ingreso de Iván Velásquez a Guatemala. JFCA se resistió a aceptar la enorme pérdida que la falta de ese padrinazgo significaba para él. Se convenció de que todo se iba a arreglar. Mientras, Velásquez lo aconsejaba desde el extranjero. Además, algunas fotos de celebraciones íntimas suyas trascendieron a las redes causándole molestia depresiva.
En 2018, el retorno de Velásquez no sucedió, lo que fue desalentador para él. Pero, por otra parte, Aldana le dio mayor libertad de decisión y poder. Fue entonces cuando el MP se convirtió en una institución bicéfala con la anuencia de la Fiscal General. La idea de una candidatura presidencial para ella empezaba a tener forma. Velásquez, quien había mantenido intacto su poder sobre ella, la apoyaba desde el extranjero e instruía a JFCA para hacerlo localmente. Ambos buscaban el apoyo del DdE para su candidatura.
Empero, 2019 no fue propicio para JFCA. En marzo emitieron una orden de arresto contra Thelma Aldana. Fue acusada de malversación, mentiras y fraude fiscal, delitos que ella negó haber cometido. Sin embargo, en vez de enfrentar la justicia buscó y obtuvo refugio en El Salvador, donde sostuvo frecuentes reuniones con Velásquez. Lo peor para JFCA sucedió a mediados de mayo, cuando Consuelo Porras tomó posesión del cargo de Fiscal General. En septiembre sobrevino el cierre definitivo de la CICIG.
JFCA había perdido a sus dos grandes padrinos. Aún le quedaba la Embajada y el DdE, pero ambas entidades, durante el gobierno republicano, tenían menos libertad para actuar en su apoyo. También, a su favor estaban las oenegés y otras organizaciones de izquierda, tanto las locales como las internacionales.
La nueva Fiscal General encontró un ambiente tenso y contrario a ella por parte de muchos funcionarios. JFCA era un rey que no la quería de reina. Hizo todo cuanto pudo para sabotear su gestión, mantuvo una situación tensa contra ella. Al principio ella estaba “pintada”, sus órdenes eran burladas. Frecuentemente JFCA tomaba decisiones importantes para la institución sin consultarla.
Pero la Fiscal General también tenía lo suyo. Trató de manejarlo, fue conciliadora, aceptó que él conocía mejor que ella la institución y se mostró dispuesta a respetar su espacio. Pero JFCA no le correspondió con una actitud parecida. Para muchos funcionarios, JFCA era la máxima autoridad y ella, la visita no deseada. A lo lejos, Velásquez se mantenía atento a los acontecimientos y aconsejaba a JFCA.
De entonces para acá, a JFCA se le encargó “defender la plaza” hasta el próximo mayo, cuando termina el período de la señora Porras a cargo del MP. Este año, con el gobierno demócrata, podía contar con el pleno respaldo del gobierno de EU, de su Congreso y del poderoso DdE, como quedó manifiesto cuando los más altos funcionarios de ese gobierno, con la sola excepción de Biden, vinieron a fotografiarse con él.
El 8 de julio anterior, la juez Erika Aifán clausuró provisionalmente el caso Red de poder, corrupción y lavado de dinero, liberando de la cárcel a Gustavo Alejos, quien quedó bajo arresto domiciliario. JFCA justificó su participación en esa decisión argumentando que debía esperar información financiera procedente de Panamá. Una razón poco convincente ante antecedentes en los que varios reos fallecieron en prisión antes de obtener una medida semejante por delitos menos graves. Además, Alejos enfrentaba cargos por otros cuatro casos, de mayor gravedad.
Trascendió que JFCA había negociado con Alejos su relativa libertad a cambio de información sobre otros casos. Alejos había sido objeto de un juicio mediático acusado de distintos delitos durante más de 10 años. El gran público lo creía culpable. Así, su libertad levantó sospechas de acuerdos ilícitos entre JFCA, la Fiscal General y Alejos. Un daño enorme a la ya frágil credibilidad del Ministerio Público.
Resultó que JFCA no había consultado con la Fiscal General, quien ignoraba este arreglo, mismo que por su gravedad debía haber sido autorizado por ella. Este y otros actos unilaterales de JFCA rebasaron la tolerancia de la Jefe del MP y lo destituyó.
Hoy, JFCA se encuentra en El Salvador. Posiblemente aún no ha realizado que sus sueños de grandeza, de convertirse en Fiscal General y después ser candidato a la Presidencia de la República se vinieron al suelo.

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