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Construyendo un nuevo mundo (PARTE 11)

Debemos Saber La Verdad

Debemos mejorar las relaciones de los humanos para un nuevo mundo.

Todos los humanos debemos estar abiertos a conectarnos con la energía, de lo contrario podemos regresar al fingimiento de creer que la vida es tener el poder sobre los demás y explotar el planeta. Si recaemos en este pobre esquema no sobreviviremos, por lo que todos debemos difundir este mensaje.

Si miramos con honestidad el rostro de otro ser humano podemos derribar cualquier fachada o defensa del mismo, concentrándonos podemos encontrar la expresión autentica del individuo, su yo total.

El renacimiento espiritual se esta produciendo en este mundo por lo que hay que conectarse con la energía interna que hay dentro de los seres humanos.

Durante la transición de la cultura, las viejas certezas y opiniones se están quebrando y evolucionan hasta convertirse en nuevos paradigmas. Pero en este período de transición se genera ansiedad en los humanos. Pero al mismo tiempo, esos seres humanos, se dan cuenta y así mantienen conexión interna con otros seres humanos, lo que les permite evolucionar más rápido.

Cuando enfocamos la transición espiritual desde una perspectiva evolucionista, nuestras intuiciones se vuelven más claras. Nuestros planteamientos deben cambiar, en lugar de preguntarnos qué productos o servicios podemos producir para ganar más dinero, debemos preguntarnos qué podemos producir o hacer para que se libere e informe la humanidad y el mundo sea mejor y al mismo tiempo debemos aportar para asegurar un equilibrio ambiental.

Con la construcción de la arquitectura de la energía espiritual, debemos avanzar hacia un capitalismo ético. Este consiste que en vez de recargar todo lo que el mercado puede soportar, debemos crear una nueva ética empresarial basada en ajustar nuestros precios a un porcentaje específico -como declaración consciente del destino- que queremos para la economía. Si todos los empresarios hacemos funcionar nuestra economía -en base a un plan general ético-, como lo hemos mencionado, encontraremos la prosperidad para todos los seres humanos. Un capitalismo no solo orientado a los beneficios, sino también a satisfacer necesidades humanas y las evoluciones espirituales de la energía de todos los seres humanos.

Si vemos la vida como una evolución espiritual -con responsabilidades y sin egoísmos- nuestra existencia cambiará por completo. Superando el miedo de la inseguridad, siguiendo el impulso de la evolución espiritual y teniendo ética nos dirigimos juntos hacia grupos sociales más complejos, nos diferenciamos en ocupaciones diversas, superamos la necesidad de derrotarnos y conquistarnos mutuamente y lograremos instalar un proceso democrático a través del cual nuevas ideas pueden ser compartidas y sintetizadas para avanzar hacia verdades superiores.

Hay que formar relaciones personales e individuales de seres humanos para convivir en paz y armonía todos juntos.

Las raíces de la violencia que deshumanizan a la víctima son siempre la frustración, la pasión y el miedo. Con la interacción de una conciencia superior podremos cambiar esa configuración mental de la violencia. Debemos tratar de hacer realidad la paz y armonía con el verdadero funcionamiento de las leyes e intentar fomentar esta nueva comprensión a los posibles delincuentes. Sin embargo, como es un proceso a mediano y largo plazo hay necesidad de prisiones e instalaciones de detención, que realmente funcionen y leyes que se apliquen.

En este modelo espiritual energético, hay que unificar a los seres humanos que nunca contaminan el ambiente y que de manera consciente realizan tareas conjuntas para proteger el entorno ecológico. Estos humanos deben con su práctica humana crean opinión pública en contra de los contaminadores. En ese sentido, hay que promover organizaciones que ofrezcan recompensa por dicha información y los gobiernos municipales y nacionales deben ver que se apliquen las leyes de protección ambiental sin afectar la verdadera producción. Todo esto debe hacerse con la misma ética y responsabilidad que nos debe llevar a buscar la evolución espiritual.

A los demás seres humanos debemos verlos, no solo como seres humanos en un tiempo de vida determinado, sino como almas hermanas embarcadas -al igual que nosotros- en el proceso del despertar espiritualmente para que las naciones se proyecten en convivencia pacifica y armónica.

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