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Nuestro arcaico sistema

Políticamente Incorrecta

En estos días en que el tema del abastecimiento a la red hospitalaria no sólo por Covid sino por muchos otros males se hizo más visible, también saltó a la luz una serie de datos sobre insumos que la población considera un abuso. Creo importante entender el tema, para no opinar sin fundamento, señalar y criticar, o bien, hacerlo con propiedad y no sin lógica.

Primero entendamos que tenemos un aparato estatal enorme. Según consta en Internet, el Estado tiene 292 mil 753 empleados, de los cuales 145 mil 947 son hombres (49.85%) y 146 mil 806 son mujeres (50.15%). Es un aparato estatal enorme. Cómo describo en mi artículo “Hagamos números reales” del 2 de mayo de 2020 https://elsiglo.com.gt/2020/05/02/hagamos-numeros-reales/ el costo de mantener este monstruo es sumamente alto. 

En Guatemala, el gobierno tiene un presupuesto de OCHENTA Y SIETE MIL SETECIENTOS QUINCE MILLONES SESENTA Y CUATRO MIL QUETZALES (Q.87,715,064,000) de los cuales Q57,273,896,902 CINCUENTA Y SIETE MIL DOSCIENTOS SETENTA Y TRES MILLONES OCHOCIENTOS NOVENTA Y SEIS MIL NOVECIENTOS DOS son para FUNCIONAMIENTO. Nuestro gobierno invierte ÚNICAMENTE Q17,030,167,098 DIECISIETE MIL MILLONES. ¿Así, o más claro que tenemos un gobierno gigantesco? Fuente oficial del Ministerio de Finanzas Públicas https://www.minfin.gob.gt/images/archivos/preprobado2019/Decreto_25_2018.pdf

Suplir al Estado fue demonizado en tiempos de la difunta entrometida de la ONU, y ahora para muchas empresas es difícil decidirse a proveer al Estado de insumos o servicios. El Estado, a su vez, tiene el grillete heredado de la nefasta Nineth Montenegro, llamada Ley de Compras y Contrataciones del Estado. Es pues un proceso largo, engorroso y plagado de medios para fomentar corrupción. 

Cuando el Estado no logra suplir desde las botas con punta de metal que debe dar a sus empleados en distintas dependencias, hasta los uniformes y equipo de oficina para operar, el estado de calamidad se convierte en cielo abierto para suplir lo que les falta de forma rápida y expedita. Obvio, también es aprovechado por ladrones que buscan hacer su agosto. Entre estos últimos caen diputados que violan la ley al ser proveedores del Estado aunque traten de disimularlo poniendo a su esposa o a sus prestanombres como dueños de la empresa. Fórmula inventada por un cerebro del mal que hoy está libre gracias a Sandoval.

Para poder comprar algo el ente estatal debe primero lanzar el evento en Guatecompras y que no tenga errores para que no se lo bajen y tenga que repetirlo. Luego debe conseguir quienes conformen la junta calificadora de los oferentes que por ley deben ser trabajadores presupuestados que generalmente son sindicalistas. Al llegar las cotizaciones la “junta calificadora” extorsiona a los superiores para aprobar la cotización seleccionada. Se toman su dulce tiempo hasta que les acepten dar todo lo que piden, que va desde relojes hasta empleos para sus parientes o amantes, o cambios al pacto colectivo. Un sistema arcaico, obtuso, retrogrado, ridículo y mega corrupto.

Con lo acontecido recientemente leí muchos comentarios fuera de la lógica, producto de la frustración que sienten con el Estado, comprensible, pero si bien se dan muchas anomalías, también se hacen cosas necesarias porque de lo contrario, Guatemala sería otro Yemen u otra Somalia. Gracias a Dios estamos muy lejos de caer en ese abismo.

En el caso del costo del Covid, ya escribí suficiente sobre los costos, el que quiere saber que lea. Pero sólo el Remdisivir es vendido en el mercado por Q5,000.00 cada ampolla. Un enfermo en estado delicado se lleva al menos 5 ampollas. ¿Cuántos pueden pagarse esa medicina? El Estado la usa. Al terminarse el dinero para adquirirlas, los enfermos buscan la forma. ¿Injusto? Sin duda. El problema de la crisis sanitaria no es lo asesino del virus sino que nuestro sistema no se da abasto, como sucede en la mayoría de países, incluyendo Estados Unidos. 

Las farmacéuticas le sacarán un margen enorme a cada medicamento del virus. Podrían darlas a menor costo por el bien de la humanidad. Pero jamás lo harán. Y para más control, le hacen la guerra a medicamentos alternativos que tachan de nocivos para que no sean usados. Sólo vean lo que han hecho de plata con la pandemia. Dicen buscar el bien de la humanidad pero muchas buscan únicamente aumentar sus ganancias al máximo posible. Recuerden quienes patrocinan las revistas médicas, los simposios y a la OMS. 

Pero volviendo al tema, el costo es altísimo y mucho de lo que se adquirió recientemente en esos tres días del Estado de Calamidad ayudó a suplir a varias dependencias del Estado, pagar compras pendientes de pago, y suplir al sistema de salud al menos en una medida. La crisis sigue, sin duda. Pero aún con lo contagioso del virus, las cifras siguen indicando que la mortalidad del virus es menos del 1%. ¿Hay que cuidarse? Sin duda, pero con lógica y manteniendo la calma.

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Lea más de la autora:

Betty Marroquin

Licenciada en Relaciones Internacionales, especialista en el Congreso de los EEUU.

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