¿Infiernos fiscales o suelos fértiles para la prosperidad?
Evolución
Recientemente se comentó en diversos medios noticiosos alrededor del mundo sobre los hallazgos encontrados luego de la filtración de alrededor de doce millones de documentos, conocidos como los “Pandora Papers”, obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ por sus siglas en inglés) que fueron escudriñados por más de 600 periodistas en más de cien países. La información que más se resaltó tiene que ver con un buen número de políticos de todas partes del mundo que usaron mecanismos y estructuras como cuentas bancarias y sociedades fuera de plaza para esconder fortunas, así como empresarios y celebridades que recurrieron a estas vías para evitar, que no es lo mismo que evadir, el pago de algunos impuestos. Y empiezo por recalcar dos diferencias fundamentales. Una cosa es valerse de instrumentos de este tipo para esconder fondos provenientes de actividades corruptas o ilícitas, como puede ser el caso de muchos políticos que lavan las fortunas sucias que amasan, a quienes debería caerles todo el peso de la ley. Y otra cosa son personas y empresarios que generan ganancias de actividades lícitas y que legítima y legalmente utilizan mecanismos legales y jurisdicciones diferentes para realizar actos, contratos, inversiones y transacciones, o para consolidar inversiones y activos en un contexto multinacional, repito, de forma legal. Asimismo, una cosa es evadir el pago de impuestos, lo cual es ilegal, y otra cosa es emplear mecanismos legales para reducir y evitar el pago de determinados impuestos que en otras jurisdicciones son injustos, exagerados, abusivos y confiscatorios. Los periodistas serios y profesionales de otros países que mantienen un mayor grado de objetividad tienen clara esta diferencia y así lo han hecho ver en sus reportajes. Por el contrario, la prensa sensacionalista, sesgada, cegada ideológicamente, y por consiguiente poco profesional, no reparan en esas sustanciales diferencias y lanzan insinuaciones y acusaciones en contra de esas empresas por haber recurrido a lo que denominan “paraísos fiscales”, a pesar de que sus actividades se encuentran enmarcadas en ley. Lo único que le faltó decir a esos pseudoperiodistas es que, a criterio de ellos, lo deseable sería que todos viviésemos en un auténtico infierno fiscal.
España, por ejemplo, es un país con prácticas terroristas fiscales bastante lacerantes. El gobierno español ha perseguido criminalmente a celebridades que ni siquiera son ciudadanos españoles pero que radican en España y que por ser figuras mundiales generan ganancias con su imagen en muchos países del mundo. Pregunto, ¿a cuenta de qué un gobierno pretende imponer su poder tributario más allá de sus fronteras y gravar utilidades que no se generan en dicho país y que seguramente ya pagaron los debidos impuestos, así sean menores, o aún si fueren inexistentes, en el país donde se generaron dichas rentas? Eso no es más que un abuso del poder impositivo y, sin embargo, es a las personas que legalmente eluden el pago de un impuesto que no corresponde a quienes se les acusa de “evadir” los mismos, lo cual es una aberración y una injusticia. Y a propósito de España, la Comunidad de Madrid ha dado un claro ejemplo de la prosperidad que se puede lograr con un suelo fértil para la inversión, es decir con bajos impuestos. Mientas que otras comunidades que son gobernadas por Socialistas y Nacionalistas mantienen esquemas impositivos altos, con sus inevitables consecuencias destructivas, la Comunidad de Madrid tiene los impuestos más bajos dentro de España y los sigue reduciendo. El resultado no ha sido otro que un repunte económico y una recuperación más rápida de la crisis. También gracias a la reducción de impuestos, políticas de austeridad y contención del gasto en la Comunidad de Madrid, la deuda pública de España se encuentra en un 122% del PIB, mientras que, si la Comunidad de Madrid no hubiera impulsado estas políticas, esa cifra sería del 148%. Los mismos beneficios de bajos impuestos, en comparación a políticas desastrosas de altos impuestos, deuda y gasto público se pueden apreciar también en los Estados Unidos comparando estados como Texas o Florida con estados gobernados por socialistas como California que se encuentra en una auténtica debacle económica. Así que, no se trague el cuento que lo que más le conviene es el infierno fiscal que muchos nos quisieran imponer. Revise la historia y analice la evidencia y verá que ningún país, sobre todo los que hoy son desarrollados, alcanzaron su prosperidad con altos impuestos que castigan y desincentivan la inversión, ni con altos niveles de endeudamiento y gasto público.

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