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El esbirro

Teorema

En julio de 2013, Luis Mario Paz Mejía, en fase terminal de VIH SIDA, declaró que su testimonio como testigo protegido, inculpando a los hermanos Paiz era falso. La declaración del moribundo favoreció que se hiciera justicia. Aún en quienes convivieron con el crimen desde su infancia, sin preparación alguna, personas de la más baja calidad humana, hay trazas de humanidad, la percepción de lo que es correcto y lo que no lo es.

En las postrimerías del imperio ruso, dos inmigrantes ucranianos consiguieron llegar a Estados Unidos. Se establecieron en el Bronx, Nueva York. Philip Engel, hijo de aquella pareja, se convirtió en herrero y se casó con Sylvia Bleend.

Concluida la segunda guerra, la pareja concibió a Eliot, quien nació el 18 de febrero de 1947.

Sus padres se esforzaron en darle una vida menos dura que la propia o la de sus ancestros. Lo inscribieron en la escuela pública de la localidad y resultó ser buen estudiante. En 1969 Eliot obtuvo una licenciatura en Historia y dos años después un grado intermedio en Derecho.

Trabajó como profesor de secundaria mientras asistía a clubes demócratas locales. En 1977 se postuló para un escaño en el Congreso del Estado de NY y lo obtuvo. Dejó la docencia y se convirtió en político profesional ―algo así como Mario Taracena en Guatemala. Desde entonces y hasta enero 2021, recibió un cheque cada mes, cubierto con fondos de los contribuyentes.

En realidad, durante más de un decenio, no fue uno sino dos cheques. El otro, ilícito, por un monto importante pero no exorbitante ―como el de un diputado por cada plaza fantasma. Engel fue denunciado, pero solo suspendieron los pagos ilegales. Si el brazo de la justicia es largo, el de la impunidad lo es aún más.

En 1988 Engel se convirtió en congresista por el Estado de Nueva York. En esa posición privilegiada pronto demostró poseer un enorme, aunque no muy altruista interés… ¡Le encantaba viajar! Cada vez que el Congreso formaba una comisión para ir a otro país, él levantaba la mano, dispuesto a sacrificarse.

Los destinos más apetecidos como París, Londres, Tokio, Berlín, Moscú… siempre lo evadieron. En cambio, lugares que a sus colegas interesaban menos, le fueron concedidos. Estuvo en Centroamérica, Haití, República Dominicana, Sudáfrica, Albania, Turquía, Arabia, Kosovo, Chipre, Irán, Irak, Siria y Líbano, entre otros países.

Tuvo luces: En Kosovo fue honrado dando su nombre a una calle en Pejë. En Chipre recibió un premio. También sombras: Apoyó la vergonzosa invasión a un indefenso Irak con el pretexto de una inexistente producción de armas químicas. Aquel próspero país, hoy 18 años después, permanece devastado. Eliot también exigió que se cerrara la base de Guantánamo en Cuba.

Tuvo una participación destacada en leyes que extendían los servicios médicos y medicamentos gratuitos en EU. Una mejor apertura a leyes que favorecen las armas de fuego con propósitos defensivos. Apoyó leyes favorables a LGBT y el matrimonio gay. Se mostró favorable a las protestas tras la muerte de George Floyd.

Presionó para proveer asistencia a Haití, la que terminó manejada por la Fundación Clinton con los resultados ya conocidos. Promovió que EU fortaleciera su relación con AL y el Caribe, lo que derivó en nuevas formas de colonialismo. Apoyó la «Iniciativa Mérida«, en la que EU centra sus esfuerzos de combate al narcotráfico en los países de tránsito (México, Haití, Rep. Dominicana y Centroamérica) pero reduce las acciones internas en EU, gran país consumidor.

Así, con sus luces y sombras, éxitos y fracasos Engel se presentó a las primarias del 23 de junio de 2020 para un nuevo período en el Congreso por el Estado de NY. Pese a contar con el apoyo de su partido, fue derrotado. Eliot Engel abandonó el Congreso después de 32 años en enero de este año.

La suya habría sido una salida normal. Sin embargo, después de perder la elección, meses antes de cesar en su cargo, cometió el acto más infame que pueda perpetrar una persona con educación y en uso de sus facultades mentales. No encuentro con qué comparar tan grave afrenta a la dignidad humana, incluso a la suya propia.

Eliot Engel prestó su nombre para que otros hicieran un listado que después sería conocido como la “Lista Engel”. En este listado, de la mayor ignominia. Originalmente acusaba de corrupción a 45 personas (ahora 47). No se conoce el verdadero autor del listado, pero se presume que proviene de organizaciones e individuos de izquierda en Centroamérica que reciben financiamiento del Departamento de Estado, entre otros.

Engel no pudo ser el autor por lo siguiente: a) Solo estuvo en Centroamérica un par de veces b) Fueron visitas muy cortas. c) No habla español con fluidez suficiente como para mantener una conversación. d) Han pasado más de cinco años. e) Muchos “delitos” reportados surgieron después. Dudo que supiera el nombre de siquiera de cinco de quienes él sentencia.

El bien más preciado de un ciudadano honrado, trabajador y digno es su buen nombre. El éxito económico se oculta, el buen nombre se exhibe. Lo que un ciudadano logra construir durante toda su vida, su bien más preciado es un buen nombre. Quien no alcanzó a acumular riqueza, pero sí una buena reputación, se da por satisfecho. Tener buen nombre es la mejor herencia que un padre puede dejar a sus hijos. Los hijos así heredados lo reconocen y se refieren al “tata” con orgullo.

El listado de Engel buscaba destruir, al menos socavar, el prestigio de 45 personas (ahora de 47) de El Salvador, Honduras y Guatemala. Arroja, impunemente un balde de lodo sobre cada uno de ellos… y sus familias. Engel desfigura tan infame acto y se convierte en esbirro. Pero a su lado muchos otros, como él, también son ciegos a la propia degradación que su acción infame causa. Sus líderes denigran al departamento de Estado, al Congreso y a la misma presidencia del gobierno federal.

La “Lista Engel” infama a 47 personas causando deshonra a ellos y a la reputación de sus padres, esposas e hijos. Acusa, juzga y sentencia a esas personas; las declara culpables de corrupción. La sentencia raya en lo ridículo: les retira la visa para ingresar a EU.

A inicios del siglo pasado, peregrinar a La Meca (El Haj), era un deber que debía cumplir todo musulmán al menos una vez en la vida. Quienes no lo hacían, tenían impedimento para entrar al cielo. Empero, EU está demasiado lejos de ser La Meca y nadie considera que sea un deber sagrado viajar a Miami, Houston o Nueva York.

Retirar la visa no busca evitar que viajen a ese país. Hacerlo, de manera pública, lo que busca es denigrarles, crear con ellos una casta social que esté por debajo de la más baja.

La población tiene que aceptarlo para que se cumpla ese objetivo. Por fortuna, excepto por algunos periodistas que recurren a ese listado para insultar a quienes allí figuran, los ciudadanos ven más corrupción en quienes señalan que en los señalados. Sabe quiénes son corruptos y quiénes no lo son. El listado solo es materia para los agitadores locales en cada país.

La finalidad del listado es definitivamente perversa. Uno se pregunta. ¿por qué el listado incluye a Mario Estrada, quien fue capturado, acusado, llevado a juicio, autor confeso de los crímenes imputados y sentenciado a 15 años de prisión que actualmente purga? Solo hay una respuesta: dar a los otros 46 la misma condición de antisocial que a aquel criminal confeso.

Puede ser que, entre las otras 46 personas del listado, haya una o más que representen un auténtico peligro para su país o para otros países. Pero todos tienen derecho a un juicio imparcial, a defenderse de los cargos que les imputen, antes de ser declarados culpables.

Además, seguramente, entre ellos habrá muchos inocentes. Personas valiosas para la sociedad que, sin embargo, son víctimas de detractores políticos, de intrigas, envidias, rencillas, de odios personales…

Usted, apreciable lector, podría no estar de acuerdo con lo antes expuesto, quizá piense que EU obra de buena fe y que lo que aquí llamo vileza (actos viles) e infamia (actos infames), no sea tal, sino una forma de favorecer la justicia y combatir la corrupción en nuestros países. Algunos, incluso podrían tolerar que se violente nuestra soberanía con tal de alcanzar fines nobles y de bienestar general.

Quienes ven buena fe en la “Lista Engel”, quizá deban preguntarse: ¿por qué EU no mira más al sur y calla ante un país que al acercarse la elección presidencial pone en prisión a todos los candidatos opositores al régimen? ¿Acaso existe mayor corrupción política que esa?

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José Fernando García Molina

Guatemalteco, 67 años, casado, dos hijos, ingeniero, economista.Tiene una licenciatura en ingeniería eléctrica de la Universidad de San Carlos, una licenciatura en ingeniería industrial de la Universidad Rafael Landívar –URL–, una maestría en economía en la Universidad Francisco Marroquín –UFM–-, estudios de especialización en ingeniería pentaconta en la ITTLS de España.

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