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Visiones del desarrollo

Sueños…

Uno de los conceptos más utilizados por políticos, académicos y comediantes es el llamado desarrollo. Los organismos internacionales, es decir burocracia internacional bien pagada, no cesan en sus ofrecimientos de salidas para llegar a tan anhelada tierra prometida. Lo único que sucede, es que desde los años 50 del siglo XIX, hasta hoy, el mundo sigue separado entre un pequeño grupo de países desarrollados y la gran masa de países subdesarrollados.

¿Qué es desarrollo?, desde el punto de visto de la sociedad, desarrollo es la capacidad de un país de diseñar un sistema económico eficiente y competitivo, acompañado de una democracia electoral pluralista y de elecciones permanentes, conjuntamente con inversión social de educación de calidad, salud adecuada y trabajo remunerado para satisfacer las necesidades esenciales; sin olvidar un cuarto elemento, qué es cada vez más relevante: la protección del medio ambiente y la biodiversidad.

Un país desarrollado es un país que avanza en esas cuatro dimensiones. Un país en vías de desarrollo es una colonia, o un Estado fallido, o un país sin futuro, ya que no logra avanzar en ninguna o solo en alguno de esos componentes que en conjunto significa desarrollo. Pero, los humanos seguimos reproduciéndonos en forma irracional, de tal forma que los países subdesarrollados (o atrasados, o del tercer mundo, o en vías de desarrollo o fracasados, tienen muchos nombres), ya han sido colapsados de gente, que sale expulsada, en forma de migraciones, en dirección de los países llamados desarrollados. En una época los habitantes de los países desarrollados recibían con una mueca de superioridad a los emigrantes, considerándolos un mal necesario, para efectuar los trabajos que se consideraban deleznables o inferiores. Sin embargo, hoy, los países desarrollados ya están desbordados de pobres y desempleados, así que los emigrantes ya no son bienvenidos. Trump y Biden, no se diferencian. Sus gobiernos consideran la migración desde el sur como una amenaza a la seguridad nacional.

Por ejemplo, en su último discurso, el presidente del Banco Mundial David Malpass, nos habla del desarrollo en tiempos convulsionados. En su discurso pronunciado a fines de setiembre, en el Salón de la Amistad de Sudán. Casi que, hablando de la mayoría de los países de África, América, Asia y Medio oriente, mencionó que son sociedades profundamente dañadas, que han pasado décadas de conflicto, aislamiento y destrucción ambiental.

Malpass celebra que algunos países tengan avances en relación con la estabilización macroeconómica, que incluyen la liquidación de los atrasos de sus deudas con el FMI, la unificación de su tipo de cambio, la baja de la inflación, la disminución de la escasez y la eliminación de los subsidios a los combustibles. Con toda razón afirma que no puede existir desarrollo sin paz y estabilidad.

Un elemento importante que aporta Malpass es su insistencia de que el desarrollo, como bien conocemos todos, no es un proceso irreversible hacia adelante. Puede tener retrocesos, podemos volver a etapas anteriores de dictadura, oligarquías y violación de elementales derechos humanos. Y la actual es una crisis que marca claramente las dos vías. Podemos avanzar con reformas integrales hacia la conformación de Estados nacionales o plurinacionales, que se base en la democracia y los derechos humanos, o podemos retroceder a regímenes oligárquicos, fascistas, feudales, militarizados. Cada pueblo escoge la senda que se merece.

Nuestro autor afirma prácticamente que existen retrocesos en el desarrollo, provocados por la pandemia y sus secuelas, que ponen en peligro la vida, el empleo, los medios de subsistencia y el sustento de las personas. No lo menciona, pero también ponen en riesgo el concepto de democracia, pluralismo y protección del resto de especies de la naturaleza.

Con los imponentes datos del Banco Mundial, afirma que “la pobreza va en aumento, los niveles de vida y las tasas de alfabetización disminuyen, y se revierten los avances logrados en la igualdad de género, la nutrición y la salud. Para algunos países, la carga de la deuda era insostenible aun antes de la crisis, y ahora está agravándose.”

Que nos queda, Luchar. En varios frentes democráticos y naturales. Por ejemplo, tiene que ser una guía del humano, detener la extinción del resto de especies vivas del planeta, sin ellos nuestra existencia será un fracaso, una angustia y desesperación. También, revertir los retrocesos en el desarrollo. La crisis del Covid-19, aumenta las tasas de pobreza, desempleo, destrucción ambiental, inversión en infraestructura del petróleo y el cemento, destruyendo bosques y animales. Según datos del Banco la crisis empujó ya ha centenares de personas a la pobreza. La calidad del ser humano se estanca, porque las escuelas y colegios permanecen cerrados, y no estaban preparados para el cambio.

El cierre de empresas presenta formas alarmantes, y los gobiernos en lugar de responder democratizando el crédito y el subsidio a pequeñas y medianas empresas, así como el consumo de las familias, se endeudan para sostener las burocracias y los bancos.

Por supuesto, también se transforma la sociedad civil. El uso de tecnologías informáticas en educación, salud, producción, comercio y monedas electrónicas se acelera.

Hay que avanzar con estrategias que combinen, obligatoriamente, con responsabilidad social la estabilidad y recuperación económica, con protección del ambiente, y retornar a la equidad en los ingresos.

En segundo lugar, los gobiernos y sus pueblos tienen que avanzar en apropiarse de la revolución digital. Modernizando todos los procesos económicos, sociales y ambientales.

Hay que insistir que la protección de bosques, ríos, fauna, flora, mares es insoslayable. Las naciones tienen que avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo. Un modelo de humanos hermanos, parientes cercanos de la naturaleza.

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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