IED: La sed de capital extranjero
Pulso Económico
Bukele, presidente salvadoreño, ha sacudido los sueños de atraer masivamente un capital extranjero que le permita a los centroamericanos subdesarrollados reconstruir sus débiles economías. La semana del Bitcoin anuncia con bombos y platillos que los inversionistas de las criptomonedas se preparan para convertir a El Salvador, el territorio más pequeño de Centroamérica en un gigante financiero. Ya anuncian la construcción de la Bitcoin-City. Todos soñamos con vivir allí, en la ciudad del Metaverse. Los bancos centrales del mundo tiemblan ante la pérdida de poder y las potencias (8 encabezadas por USA, China, Rusia, Inglaterra y Alemania), miran angustiadas el nuevo mundo.
La inversión de capital es una de las fuentes que provocan mayor crecimiento para los países. En Centroamérica el capital ha sido escaso. Como resultado de la construcción de naciones basadas en el capitalismo-feudal, es decir, oligarquías que pagan mano de obra barata y analfabeta, con monopolio de la tierra y producción de materias primas de bajos precios que se venden en los países desarrollados. Aquí tenemos un primer impacto negativo. Según datos de la CEPAL, que adjuntamos, la inversión extranjera directa, es decir, la inversión extranjera en empresas productoras tuvo una caída espectacular en la región.

La IED tiene variadas interpretaciones controversiales. Para algunos es una fuente de capital que puede permitir generar nuevas fuentes de trabajo y crecimiento económico. Para otros, es una forma más para que los capitalistas extraigan plusvalía de los trabajadores, exploten los recursos naturales de la nación y aumenten la dependencia. En general, la IED es una forma moderna del capital de buscar fuentes de explotación y aumento de la productividad del capital. Por supuesto, el capital siempre busca nuevas fuentes para acumularse y nuevos recursos para extraer riqueza, explotando fuerza de trabajo y extrayendo recursos naturales. En el caso centroamericano, escasea el capital para invertir, la plusvalía extraída por métodos serviles y cuasiesclavistas, no se reinvierte en los países (por supuesto están las excepciones de países capitalistas-democráticos como Costa Rica y Panamá), sino que se envía a lujosas residencias en Miami y otras ciudades gringas.
La inversión en la región, en el año de la pandemia, tuvo una reducción terrible. La caída de la IED fue de más de 10 mil millones de dólares. Afectando principalmente a Panamá, Honduras y Costa Rica. La caída se dio principalmente en los sectores de manufactura de productos médicos, en Costa Rica y en el resto de la región en la producción de materias primas y alimentos.
La caída de la IED genera nuevas tensiones sociales en la mayoría de los países, así como motiva a la migración masiva ante la falta de nuevas empresas, proyectos productivos y oportunidades de trabajo. México, Costa Rica y El Salvador, se vieron afectados en la exportación de bienes manufacturados hacia el norte. Aquí sobresale, nuevamente, que la visión estratégica diferente en los países determina cuán positiva o negativa pueda ser el uso de un instrumento económico, como la IED. Los países de menor desarrollo intentan atraer inversión extranjera para explotar minas, petróleo, minerales, materias primas, alimentos, utilizando mano de obra oprimida, de bajos salarios y cero educación. Los países de mayor desarrollo tratan de atraer esa misma inversión, pero con énfasis en alta tecnología, servicios estratégicos y manufactura en medicina y computación.
En la región, el caso suigéneris de Panamá que, por contar con un recurso inapreciable, el canal presenta indicadores incomparables, tuvo una caída de cerca de 8 mil millones de dólares en la IED, como resultado de la caída en las operaciones financieras entre bancos y empresas transnacionales, mostrando una gran debilidad de esa economía, que funciona como un gran mercado mundial y un paraíso fiscal altamente sospechoso. Honduras, Nicaragua y El Salvador, mostraron altas reducciones en la IED, con distintos orígenes y futuros; Honduras como sospechoso narcoestado se encuentra en el ojo de la tormenta, Nicaragua, con la continuidad de Ortega y sus Sandino-somocistas ejes tendrá que buscar formas de acomodarse para continuar recibiendo inversiones y El Salvador con su salto cuántico hacia el Bitcoin, genera expectativas que se disiparán en un año.
Guatemala y Costa Rica, fueron de los menos afectados en la región. En ambos países las expectativas son bien distintas. Súbitamente, estos dos países se muestran como los dos más atractivos para la inversión extranjera. Se posicionan como el primer y segundo lugar en atractivo de la región. Será un tema de competencia y colaboración. Como elementos centrales para la reactivación de los sistemas económicos tradicionales, ambos países pueden cooperar para atraer inversión en turismo, especialmente nómadas-tecnológicos, protección del ambiente y bellezas naturales, como protección de especies de animales y plantas. Y, se van a enfrentar en competencia por atraer inversión en servicios de alta tecnología, manufacturas médicas y cambio tecnológico.

La lucha por atraer IED se concentra en las áreas de mayor interés, en donde Costa Rica muestra, por el momento, una ventaja absoluta. Esas áreas son la industria de la salud, las tecnologías de la información y las comunicaciones y las energías renovables. Sí los otros centroamericanos quieren competir con el líder tendrán que hacer esfuerzos en invertir en educación generalizada, especialmente primaria y secundaria, protección de las especies y los bosques, y fortalecimiento de la democracia basada en respeto de los derechos humanos. El futuro está en nuestras manos, ¿podremos realizar las reformas del Estado para aprovechar la última oportunidad?
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