El cáncer del socialismo tiene rodeado a Guatemala
Libertas Custos
El socialismo sabe ganar allí donde campea la corrupción y el mercantilismo, presentándose como la gran solución a tan terribles y nefastos flagelos.
Primero Nicaragua, luego México y El Salvador y ahora Honduras, donde ha ganado contundentemente la candidata socialista Xiomara Castro. No se han hecho esperar las felicitaciones a la presidente electa hondureña, de parte del dictador venezolano Nicolás Maduro o el cubano Díaz Canel. Los regímenes autoritarios de la región celebran esta nueva conquista del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla.
El socialismo sabe ganar allí donde campea la corrupción y el mercantilismo, presentándose como la gran solución a tan terribles y nefastos flagelos. La supuesta lucha contra la corrupción ha sido el caballo de batalla de candidatos como Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, los Kirchner, Lula y otros tantos, para alcanzar el poder a través de “elecciones democráticas”.
Una vez alcanzado el poder, por parte de esta clase de personajes, vienen males mucho mayores que la llana, simple y endémica corrupción latinoamericana: restricción total a los derechos individuales, violación al derecho de libre emisión del pensamiento, persecución política y cárcel a los opositores, lawfare, asamblea nacional constituyente, cambios a las constituciones, refundación socialista del Estado, imposición de agenda de género, destrucción de la fe y de la familia, destrucción del tejido productivo, invasiones, bloqueos en carreteras, confiscaciones, expropiaciones y nacionalización de los medios de producción y fuentes de energía. Todo esto no lo ejecutan siempre de inmediato, el tiempo no es un problema a la gran agenda; implementarla puede durar años, lustros o décadas, pero la misma se realiza sí o sí. Y volver a tener elecciones democráticas, libres y limpias, ni volver a pensarlo. El fraude electoral será la estrategia para perpetuarse en el poder.
Si en un país aún libre, como actualmente es Guatemala, la corrupción es una joroba pesadísima y una carcoma del desarrollo, en un país socialista, la corrupción se eleva a la enésima potencia y destruye todo lo que aún podría sobrevivir con los peores gobernantes corruptos, pero que no confiscan ni expropian a sus ciudadanos de su propiedad privada, abierta y descaradamente.
Para sumar, desde hace muchos años, los medios de comunicación (o de propaganda) apoyan a los candidatos socialistas en casi todas las naciones, exacerbando los ánimos de la población a través de una sistemática guerra mediática contra los gobernantes que no quieren ceñirse a la agenda de Marx, Lenin o Stalin, sean estos corruptos o no. Definitivamente la izquierda internacional está mucho más, coordinada, fuerte y preparada para asaltar el poder, que quienes trabajamos por la libertad en forma individual y desordenada, desde nuestro nicho, y no miro a un sector privado de MIPYMES, PYMES y grandes empresas que hagan suficiente contrapeso a quienes desean con todo el odio del corazón, robarnos la patria, a saber: gobiernos extranjeros de izquierda, “ONG´s de DDHH” formadas por activistas que en su época fueron terroristas marxistas, ladrones de energía eléctrica, usurpadores e invasores de tierras, destructores de minas e hidroeléctricas, y demás malhechores.
El panorama es sombrío para Guatemala, único país de la región que aún no cae de lleno en manos del socialismo. Las elecciones de 2023 están cerca y los socialistas del Siglo XXI están trabajando a toda marcha para dar el golpe definitivo a la vida, la libertad y la propiedad privada de los guatemaltecos.
¿Estamos dispuestos a hacer algo para evitarlo?
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