Pulso Económico

¿Es la inflación una solución al problema de Deuda Pública?

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La deuda pública de los países es cada vez más elevada. El mundo se enfrenta a un grave problema de exceso de deuda lo que supone un riesgo en el horizonte para las economías, no solo por la aguda crisis sanitaria; pero también, representa un desafío económico-financiero por el surgimiento inflacionario, la irrupción en la cadena de suministros, la amplia demanda de bienes y servicios no correspondido al mismo ritmo por la oferta, a la incertidumbre en los precios del combustible, precios de insumos agropecuarios revisados al alza, transporte escaso y caro. 

El surgimiento de estas variables plantean un desafío a la estabilización de las políticas monetarias y fiscales estándar a nivel global; y en particular, a los países con debilidades estructurales de déficit fiscal y deuda pública sostenidas en el tiempo. 

Es el caso que a partir del año 1981, el peso de la deuda global se ha ido incrementando hasta superar el 286% del PIB mundial hacia el año, 2016.  De esa fecha hacia la actualidad, pese al descenso de este porcentaje antes de la pandemia, las obligaciones pendientes en todo el mundo (Deuda Global) permanecen actualmente (agosto-2021) en zona de máximos históricos: aproximadamente en 289 billones de dólares, representando el 360% del PIB mundial. La ilustración ejemplifica el comportamiento de la Deuda Global en una serie histórica desde el año 2014 al 2021. 

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Independiente de las razones de política económica implementadas por Cámaras de Representantes y Autoridades Monetarias que permitieron esos niveles de deuda; sin duda, para sobrellevar la crisis sanitaria y evitar una recesión económica. Independiente de esto, el mundo deberá hacer frente a la deuda que ha asimilado, si no quiere caer en un intenso shock de deuda. El economista y escritor francés Thomas Piketty, indica que existen, al menos, tres principales métodos que se pueden combinar en diferentes proporciones para reducir la deuda: 1. Impuestos sobre El Capital, 2. Inflación y 3. Austeridad. 

La pregunta es ¿Cómo se enfrentará esta deuda?  aunque hay varias posibles respuestas a esta cuestión; como bien lo indica el Dr. Thomas Piketty, históricamente (años cuarenta y cincuenta del pasado Siglo XX) especialmente en Europa y en menor medida en el mundo actualmente, la inflación ha sido la vía más utilizada para hacer frente a los altos niveles de endeudamiento.  Es importante, antes de continuar con la exposición, indicar y dejar con claridad que la reducción de deuda real por la vía de la inflación dejó en Europa una experiencia inequívocamente desafortunada a la que no se quiere regresar.  

A criterio del Dr. Thomas Piketty, la solución más justa y eficiente es: el impuesto excepcional sobre el Capital Privado. En reposición, o en su defecto, se indica que la inflación puede ser un sustituto; aunque rudimentaria e imperfecta, para reducir la deuda pública.

Una de las razones, quizá la principal, es que la Inflación reduciría la deuda pública en términos reales; pero a cambio, tendría un efecto sobre el poder adquisitivo del ciudadano que afectaría a la población en su conjunto. En otras palabras, el pago de la deuda recaería en forma indirecta sobre los hombros del ciudadano de pie con el incremento de los precios y la pérdida del valor adquisitivo de su moneda. Así pues, independientemente de las variantes que podamos citar, está claro que todo conlleva un costo. Especialmente, teniendo en cuenta que el costo de los intereses de la deuda impide dedicar ese gasto a otras partidas o rubros de mayor sensibilidad social para el desarrollo del país.

¿Por qué es importante reducir la deuda pública? Con la ilustración (gráfica) a continuación se podrá comprender que los países con menor crecimiento real del PIB, son aquellos que presentan mayor nivel de deuda.

Según un informe publicado por S. Ali Abbas y algunos de sus compañeros del Fondo Monetario Internacional (FMI) titulado Dealing with High Debt in an Era of Low Growth (Lidiando con la alta deuda en una era de bajo crecimiento), se observa que aquellos países con más deuda pública crecen menos a largo plazo.

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El gráfico anterior es el que ofrece el Banco de España sobre la relación entre nivel de deuda y crecimiento real del PIB. Sin embargo, a pesar de la aparente relación, esta no es estadísticamente significativa. De hecho, el estudio econométrico elaborado por Cristina Checherita-Westphal y Philipp Rother confirma este hecho. Ellos construyeron un modelo no lineal, utilizando datos desde 1970 hasta 2008 en 12 países de la Zona del Euro (incluida España), que a continuación se presenta. 

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Nota: El hecho que el estudio se haya realizado en 2010, no desmerita su importancia ya que el comportamiento de la relación Deuda Pública/PIB se mantiene en similar tendencia en cualquier periodo de tiempo estudiado.

Continuando con la exposición: en la gráfica se observa que la relación obtenida por los investigadores tiene un comportamiento de ‘U’ invertida; ellos, pudieron concluir que los estímulos económicos a través del aumento de deuda pública dejan de tener efecto a corto plazo a partir de un relación deuda pública/PIB del 60-70%. Es decir, que si el nivel inicial de deuda está en esos niveles, aumentar más la deuda no genera crecimiento adicional a corto plazo

Además, se indica que a partir de un 90-100% de deuda pública sobre el PIB, el impacto sobre el crecimiento económico se torna negativo. Concretamente, por cada 1% de aumento de deuda pública en esos niveles, podría reducirse el crecimiento en 0,10%. A esta conclusión llegaron los investigadores.

El estudio se llevó a cabo en países de la Zona del Euro. Por tanto, no es necesariamente extrapolable a otras zonas geográficas con diferentes monedas, diferentes políticas fiscales y monetarias, distintos hábitos de consumo o diferentes niveles de deuda privada. 

Este esbozo metodológico planteado ha sido necesario hacerlo para identificar las razones técnicas del por qué es fundamental prestar y cuidar atención al déficit público cubierto o subsanado por la vía de Deuda Pública.  Es deseable mantener un déficit fiscal no mayor al 3% del PIB y una deuda pública que no supere la franja del 40% del PIB para evitar riesgos de insolvencia;  Ya que además, de la amortización de la deuda, per-se; los intereses podrían asignarse a otra actividad socialmente ingente y urgente para el desarrollo del país.

Tras lo anterior, es importante resaltar que la deuda no es mala en sí misma, siempre que su destino sea para inversión en infraestructura socio-productiva (ejemplo: escuelas, carreteras, hospitales, cadenas de valor agropecuarias y seguridad).  Justo acá, cabe plantear que la deuda de los Estados no es gratis, hay que devolverla. Y, muy a menudo, con intereses altos. No son pocos los economistas que coinciden en que la deuda pública es un impuesto diferido, ya que se dispone de unos recursos «extra» en la actualidad, que tendrán que devolverse en el futuro. El Dr. Thomas Piketty, en su Best Seller: El Capital en el Siglo XXI. Indica que “El problema de la deuda es que con mucha frecuencia tiene que reembolsarse, de modo que favorece sobre todo a quienes tienen los medios para prestarle al gobierno, y a quienes hubiera sido preferible hacerles pagar impuestos”,fin de la cita.

Para enfatizar en el hecho del por qué “La inflación” es mala consejera como herramienta de pago de Deuda Pública: “es debido a que como no hay nada gratis”; entonces, como contraprestación a la reducción de deuda pública real respecto del PIB sería el resto de colectivos quienes tendrían que pagar indirectamente la deuda con la devaluación de su poder adquisitivoEs por ello que la inflación tiende a ser considerada como el impuesto no legislado.

Con la finalidad de reforzar el párrafo anterior, hemos de contar que en la época de finales de la década de los años cuarenta (1947) del pasado Siglo XX; el Reino Unido (U.K.), logró salir por medio de la rudimentaria INFLACIÓN de su Deuda Pública (238% del PIB). El conflicto bélico que supuso la Segunda Guerra Mundial llevó al Reino Unido a escalar esa exorbitante deuda. 

Partiendo de esos niveles de endeudamiento tan elevados, el objetivo era reducirlos como fuera posible y de hecho lo consiguieron ya que tras tres décadas los niveles de deuda pública sobre PIB se redujeron intensamente hasta el 42,11% en el año 1980.  En la ilustración se muestra (barras azules) la evolución creciente del nivel de préstamo neto del sector público; en contraposición (línea roja) se puede notar una correspondiente reducción de la deuda neta del Sector Público. ¿Cómo podría ser esto? Pues.., Debido a la Inflación.

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Llama la atención que un país pueda reducir sus niveles de deuda pública sobre el PIB, mientras que está acumulando déficits de manera continuada. La respuesta a tal paradoja es la inflación. El Bank of England (BoE), en sus funciones de política monetaria, promovió la inflación mediante el control especialmente de activos.  A continuación, gráfica que revela el comportamiento de la inflación de ese periodo bajo análisis. Fuente: Blog Economipedia.

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La inflación desde 1947 hasta 1980 fue atroz en el Reino Unido (U K.), en especial en los años sesenta y setenta. Para tener una idea de la pérdida de poder de compra durante este periodo, se tiene que 100£ (Cien Libras Esterlinas) en el año 1947 equivaldría al mismo poder de compra que 827.13£ en el año 1980. Thomas Piketty, además, indica en su libro ‘El Capital en el Siglo XXI’ que la reducción de la deuda (en términos reales del PIB) tuvo para ellos un alto Costo de Oportunidad ya que perdieron espacios de actividad en otros rubros del desarrollo a nivel de colectividad.  

Similar situación, sucedió para la misma época en Alemania y Francia; por tal razón, del  alto Costo de Oportunidad perdido en otras áreas del desarrollo social productivo, seguramente la Unión Europea en la actualidad y por la vía del Banco Central Europeo -BCE- desea alejarse del Patrón Inflación cómo instrumento de reducción de Deuda Pública. 

Para buena fortuna en esta crisis sanitaria y económico-financiera; esa experiencia europea retro-traída a la región latinoamericana, ha sido bien asimilada por Autoridades Monetarias de algunos Bancos Centrales.  El caso de Guatemala, que venimos estudiando, su Banca Central,  mantiene robustas las principales variables macroeconómicas (Balanza de Pagos por Cuenta Corriente en niveles positivos, Reservas Internacionales en superávit; Tasa Monetaria Líder en un porcentaje que refleja buenas señales de política financiera, a la banca comercial; un tipo de cambio tradicionalmente estable y una meta de inflación con expectativa multianual sólida).

Desde este espacio de comunicación #Crisol Literario se exhorta continuar la coordinación entre el Banguat, el Ministerio de Finanzas Públicas -Minfin- y la Superintendencia de Administración  Tributaria -SAT. Ello; en esta época de altibajos de estímulos económicos, fortalecerá con las políticas monetaria y fiscal los motores de impulso del gasto público, en favor de estimular la demanda global. En tanto que a nivel microeconómico, se debe apoyar con presupuesto al Ministerio de Agricultura para continuar desarrollando e implementando el área de Extensión Agrícola e Insumos de Labranza, directo en el campo en apoyo al productor. Continuará…

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