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Cuidado, puede estar en todas partes

Tanmi Tnam

Hablar de corrupción, es referirse a un mal que generalmente se practica en distintos niveles de la administración pública y otros sectores. Se habla en voz baja, de quienes han llegado a los puestos de elección popular que aprovechan el puesto para su propio beneficio. Tanta experiencia negativa con que cuenta la ciudadanía en cuanto al manejo y uso de los recursos públicos en manos de algunos trabajadores y funcionarios del sector oficial, pocas veces ha dedicado tiempo para analizar el perfil de quienes aspiran a conducir la administración pública y los poderes del Estado. Ser trabajador o funcionario del pueblo como resultado de las elecciones, no necesita del mejor perfil, basta con saber engañar, tener objetivos personales muy claros, sin vergüenza, hábil para convencer al necesitado, una buena dosis de egoísmo, inclinado a obtener dinero mal habido y hábil para mantener seguidores en la pobreza.

En muchos casos, la corrupción ha copado a las instancias de participación y representación local y municipal por lo que no hay medidas para la disminución o eliminación de la miseria y de la extrema pobreza. Pero la población necesita de programas para fomentar calidad y cantidad de alimentación, cobertura total de la educación escolar en el nivel medio y la educación superior, programas para disminuir la emigración, evitar la degradación del medio ambiente, tener cobertura total de los servicios de salud, evitar la desnutrición y el hambre. Se habla de desarrollo y se destina dinero cada año para que nada cambie. Solo interesan obras que generan satisfacción a unos pocos. El sistema de consejos de desarrollo merece de una evaluación externa para identificar prácticas de corrupción. En el nivel comunitario es posible identificar prácticas centradas en obtener dinero bajo el argumento de contar con una norma que viene de la misma comunidad, sin embargo, el procedimiento, los medios y el ambiente en que se obtienen estos apoyos van acompañados de presión, violencia, despojo e injusticia. Las instancias de justicia y de investigación presentes en el lugar aducen no tener medios para llegar al lugar de los hechos, falta de viáticos y hay inseguridad del personal. La impunidad está presente.

Salta a la vista, que en varias localidades no hay priorización de proyectos, no hay monitoreo alguno para seguir de cerca el funcionamiento y actuación de los consejos comunitarios de desarrollo, no hay rendición de cuentas, hay ausencia de datos e información pública acerca de las obras y falta de confianza de los comunitarios hacia las instituciones públicas. Con esta práctica es casi difícil encontrar respuestas para disminuir la desnutrición, el hambre y la extrema pobreza y no hay programas de desarrollo que respondan a las características y necesidades de los pueblos originarios.

En muchos contextos locales, la población se ha resignado que los funcionarios públicos ocupen los puestos para enriquecimiento personal, hay miedo para denunciar la corrupción, no es fácil encontrar que alguien escuche los problemas que aquejan a la población por lo que la mayoría prefiere guardar silencio. En estas condiciones, no hay esperanzas porque las comisiones anticorrupción del gobierno y muchos trabajadores públicos prefieren evitar la transparencia y las acciones creíbles en contra de malas prácticas de uso del dinero público. Las organizaciones conscientes deben asumir la lucha contra la corrupción en el nivel local propiciando la participación, la denuncia, el uso de la información pública y la auditoría social en el nivel local.

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