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Hacia dónde va Centroamérica en el 2022

Sueños…

La pandemia no cesa de afligirnos. Hay momentos en que la población mundial siente que la crisis pasa y volvemos a la “normalidad”. Pero, el virus es dinámico y regresa con nuevas mutaciones y cepas. Y nos acorrala de nuevo. No podemos continuar la vida que teníamos hasta el 2019. Buena o mala se terminó. Hoy tenemos que ser resilientes y buscar nuevas formas de organizarnos, y más importante como reconciliarnos con la madre naturaleza. En todos los países se producirán grandes cambios, para bien o para mal. Tomando en cuenta lo que mencionan Acemoglu y Robinson: “La libertad no es el orden «natural» de las cosas.” Y que la equidad e igualdad menos, añadimos, la humanidad toca fondo sin resolver el problema de la construcción de una sociedad democrática real y un ser humano que conviva con el resto de seres vivos.

Parodiando el impresionante concierto del trio Los calaveras, encabezado por Jorge Negrete, en la Habana, previo a los cambios fatales, “¿cómo es que no puedes al fin encontrar, humanidad de mi vida, la felicidad?”

Estamos llegado al 2022 y sus retos infartantes. El terrible monstruo de la inflación, que genera pérdida del poder adquisitivo de la población trabajadora, genera incertidumbre y estancamiento en los mercados y prepara a los visionarios a generar nuevos rumbos para la sociedad, está emergiendo de nuevo. La inflación en la actualidad pareciera extraña. En un mundo con desempleo, baja productividad y caída de los ingresos pareciera ser una rareza. Pero, como un grito desgarrador está aquí de nuevo. Cuando la recuperación de la economía parecía empezar, los bancos centrales tienen que frenar su política suicida de emitir dinero sin respaldo. Esta es una de las primeras causas de la inflación, luego se tendrán que subir las tasas de interés, trasladando la fiesta del déficit fiscal que enriquece a financieros, exportadores/importadores, burocracias públicas y políticos, para que pague el pueblo, una vez más.

Los gobiernos y bancos centrales tomaron una decisión peligrosa. Financiar la crisis sanitaria y el estancamiento económico con emisión de dinero dirigido a banqueros, gobiernos centrales y grandes empresarios. La fiesta termina, la resaca la tiene que pagar alguien. Sigue la inflación y la devaluación, es decir la pérdida de valor de las monedas. Que traerán encarecimiento de los alimentos, más pobreza y miseria. También van a encarecer los recursos de producción generando estancamiento y desempleo. No hay que olvidar que en la región, el gasto en alimentos son una parte muy elevada del estrecho gasto de las familias, que en su mayoría sobreviven cada mes gastando todos sus ingresos.

Como se menciona en la última Perspectiva de la economía mundial, del tenebroso FMI. En América (la del sur del río Bravo), las mayorías sufren de las mayores desigualdades de ingreso del mundo, y el aumento del precio de alimentos, la escasez de los mismos y las sequías van a generar nuevos estamentos de hambre y razones de migración.

En ese mismo documento el FMI, miente como candidato político, afirma que “las presiones inflacionarias deben ser temporales y la inflación a mediano plazo probablemente retornará a los niveles fijados como meta por los bancos centrales.” Lo cual es totalmente falso. El miedo, incertidumbre reinan en el ambiente. La verdad es que el dinero lanzado a manos llenas por bancos centrales irresponsables, genera nichos de riqueza artificiales en las clases medias acomodadas y las burocracias estatales, provocando un voraz consumo en medio de las ruinas de la economía. Lo real es el desempleo, la inflación, la devaluación que junto al impacto de los precios de materias primas escasas, crecientes costos de transporte y mecanismos de oferta estancados son signos de terribles consecuencias sociales.

Y es que las potencias, que combaten por su influencia geopolítica, ya enfrentan problemas de inflación, desempleo y amenazas al sistema financiero oficial, por lo que su respuesta puede ser frenar la emisión de moneda, dejar de financiar el déficit fiscal y encarecer las tasas de interés. Con lo cual américa central se vería ante una masiva salida de capitales, generando un riesgo adicional a la precariedad.

No olvidemos que los economistas liberales afirman que el valor del dinero lo expresan las tasas de interés. Todos sabemos que el valor del dinero depende de la producción, exagerando un poco, de la extracción de plusvalía a la fuerza de trabajo. Y, que sí la crisis no se enfrenta con aumentos de la demanda de trabajo, el dinero seguirá perdiendo valor y generando desprestigio a la política monetaria de los bancos centrales. El sistema fiat, tiende a debilitarse y no hay con qué sustituirlo.

Quo vadis, Centroamérica? La región está compuesta por los Estados del sur de México, los del triángulo del norte, la oscura Nicaragua, y los dos sureños de mayor desarrollo, Costa Rica y Panamá. Todos tienen en común que apenas se estaba iniciando la recuperación de la más tremenda recesión del siglo. Países que no solo enfrentan el objetivo común, recuperar a productividad, sino que se enfrentan a la pobreza, el analfabetismo, la discriminación racial y la desigualdad. La productividad depende de una fuerte reforma en la tenencia de la Tierra y en su uso, para tener futuro, estos países necesitan una reforma agracia que genere miles de pequeñas empresas y la protección del 50% de la naturaleza para preservar la biodiversidad.

El futuro depende de que el quinteto del norte (México hasta Nicaragua) y los dos países de mayor desarrollo del sur del istmo, generen unidad nacional y propongan proyectos de reforma económica, social, ambiental y política de acuerdo a las nuevas condiciones socio-económicas del mundo.

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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