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La vida de un policía, por la de un asesino vestido de campesino

Desde Mi Trinchera

Políticamente correcto: le sale más barato al Estado entregar el cadáver de un soldado, de un policía, que cumple con su deber constitucional, que el de un criminal, disfrazado de “campesino”. Complacer a personajes, y grupos ideológicos, que generan división y lucran con el derramamiento de sangre, dejando de lado, el cumplimiento de nuestras leyes, nos llevan irremediablemente al reinado de la anarquía, convirtiendo nuestra patria, en una tierra, donde los asesinos y criminales se convierten en sus dueños.

Más, que los diferendos por razones de “límites territoriales”, entre Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán, que se remontan muchísimos años atrás, es de resaltar la posición geográfica, estratégica, cultural y social, que ofrecen estos territorios, que han sido un tesoro preciado, no solo para el crimen organizado, también lo fue, para ORPA, una de las facciones más sanguinarias del terrorismo, durante el Enfrentamiento Armado Interno; de hecho, es un secreto a voces, que varios comandantes terroristas, después de la firma de la paz, empezaron a desenterrar buzones de armamento ofensivo, que nunca fue entregado a Minugua, para traficarlo, con el crimen organizado, narcotráfico y pandillas; desde hace tiempo, diferentes grupos criminales, ha reclutado a muchos de estos terroristas, equipándolos, con armamento ofensivo, moderno, poniéndolos a su servicio, como su ejército privado, para resguardar y poder hacer efectivas, las diferentes operaciones delictivas en la región. Prácticamente, los habitantes, trabajadores y honrados, han quedado secuestrados por estos grupos, que imponen su propia ley, a su gusto y antojo.

Para empeorar la situación, después de la firma de la paz en 1996, a exigencia de grupos de derechos humanos, y de izquierda, las fuerzas de seguridad fueron obligadas, a abandonar estos municipios, a beneficio de los grupos que hoy generan violencia y sangre, por lo mismo, los habitantes de estos municipios desconocen y no respetan la autoridad, simplemente porque crecieron sin ella.

Así es, como esta historia de sangre y terror llego para diciembre pasado, al extremo de asesinar a 13 personas, hombres, mujeres y niños, por lo mismo el gobierno decretó Estado de Sitio, para ambos municipios. Pese a ello, las fuerzas de seguridad abandonaron Nahualá, luego que los “pobladores” desafiaran el Estado de Sitio; con la excusa de “Evitar pérdidas humanas” y retirar la autoridad de un área geográfica, fue una decisión “política”, pero jamás legal. Incumplir con los mandatos que ordena la Constitución, solo provoco que la anarquía reine en el municipio y se propague como virus, a otras regiones, esto simplemente fue el preámbulo para que, nuevamente, corriera sangre.

Si, se desea finalizar la violencia en Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán, el Estado y todos los sectores del país, debe empezar a entender un principio básico: Quienes dirigen y actúan con violencia en esa región, no son campesinos, son terroristas asesinos, que mantienen ocupados esos municipios.

Para comprender, como los habitantes de esas regiones son sometidos, a manipulaciones y engaños, y también obligados a cooperar con esos delincuentes, leamos lo siguiente:

5 de agosto de 2021, Jordán Rodas, Procurador de los Derechos Humanos, efectuaba un “conversatorio”, cuyo tema giro en torno del “racismo”; todo en relación del Día Internacional de los Pueblos Indígenas”, siendo la expositora principal la Señora Sandra Xinico Batz.

8 de enero de 2022, Sandra Xinico Batz, pública en la red social Twitter, en referencia a la emboscada, efectuada por asesinos en el municipio de Nahualá, Sololá: @XinicoSandra, “La policía recibió ayer una pequeña dosis de lo que en reiteradas ocasiones ha provocado en contra de las comunidades, a las que han atacado con violencia no importando que se trate de niñxs, anciaxs, mujeres”. Me atrevo, a desperdiciar, una fracción de espacio, en mi columna, al opinar, al respecto, de la autora de semejante publicación, alguien poco conocida y menos aceptada, entre la gente de su pueblo, no digamos por la sociedad en general; Xinico Batz, un ser humano, tan decadente, con una pobreza mental y resentimiento tan grande, que goza con suicidar, su propia alma, cada minuto de su insatisfecha existencia.

Xinico, una señora, que llega a la capital, a sus 15 años de edad, tiene la oportunidad de estudiar en la universidad, antropología, se priva de usar su atuendo indígena, no por ser motivo de discriminación o falta de oportunidades al usarlo, más bien para, ser aceptada en un círculo de adolescentes, que quieren vivir la vida plena, y a la moda, para ella su traje indígena es sinónimo de “vergüenza”, algo que cambia radicalmente, ya para concluir sus estudios superiores, y con una maliciosa y retorcida madures intelectual, vuelve a hacer uso del mismo, no por sentirlo un mero orgullo “maya”, más bien, siguiendo ejemplos de otros personajes, que saben, que la victimización, el discurso de “opresión” y división, es bien remunerado, económica y laboralmente , sobre todo por padrinos extranjeros, ongs y grupos “pro- derechos humanos”, que gustan de ese festín, ideológico, de populismo barato, que pueden ofrecer fácilmente, una mujer manipulada, con complejos de inferioridad.  Para la firma de la Paz, Xinico, contaba a penas con 9 años, y hoy utiliza los conflictos sociales, culturales, e ideológicos, del Enfrentamiento Armado Interno, para llevar agua a su molino; como columnista de un pasquín financiado y al servicio de unas estructuras ilegales, e ideológicas, incrustadas en nuestro Estado (La Hora), esparce un discurso cargado de odio y resentimiento, de falso racismo, y “defensa de los derechos indígenas”, que acaricia los límites del delito. Xinico, se alegra de los trágicos acontecimientos acaecidos en Nahualá, y agriamente, felicita a los asesinos, del Inspector de la Policía Nacional Civil, Mauricio Canahuí Tista, quien fue víctima de terroristas, que aparentan ser “campesinos indígenas”, para lograr impunidad, y seguir controlando a la población decente, del municipio de Nahualá; el odio y el resentimiento, es tan grande en esta mujer, que no entiende que el fallecido, eran de origen indígena Achíe, pero a diferencia de ella, le servía honrosamente a su patria.

La relación de personajes, como la señora, anteriormente mencionada y la Procuraduría de los Derechos Humanos, controlada por Jordán Rodas, ponen en evidencia, la complicidad y responsabilidad en la descomposición social, la cultura de odio y división, que engendran, en comunidades del interior de la República. La emboscada que sufrieron las fuerzas de seguridad, y personal del Ministerio Público, que se dirigían a efectuar allanamientos y ordenes de captura, contra presuntos implicados en la masacre de diciembre en Nahualá, debe ser investigada, y deducir responsabilidades, penales, contra el PDH, ya que no efectuó el acompañamiento requerido, para dichas diligencias, sin excusa o razón alguna.

Si la intención del gobierno y nuestras autoridades es restablecer el orden y proteger la vida de los ciudadanos, deben empezar, por depurar autoridades, y crear leyes que protejan las labores de nuestras fuerzas del orden, ya que hasta el momento se “encuentran atadas de pies y manos”, ante estos grupos criminales, que además tienen tintes y pasados ideológicos.

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Noel Arameo Barillas Peláez

Abogado y defensor de la República

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