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Centroamérica: ¿Algo se quebró?

Sueños…

Los pueblos centroamericanos, por lo menos sus votantes, están insurreccionados. Nayib Bukele en El Salvador arrasó en las elecciones legislativas con cerca del 85% de los votos, Xiomara Castro en Honduras rompió cadenas y logró el triunfo de una mujer para la presidencia y con cerca del 60% de los votos y finalmente, en Costa Rica, la incertidumbre terminó con el llamado de los ciudadanos a una segunda vuelta en donde se enfrentarán dos paradigmas contradictorios: por un lado el modelo clientelista de los últimos 40 años, que está agotado pero puede sobrevivir más; y el modelo de reforma del Estado, con todos sus choques y sufrimientos, pero que pretende encauzar la nación hacia un resurgimiento.

El proceso electoral, esa dramática puesta en escena de pasiones de clases medias, intereses de la fama efímera de algunas divinidades y la sorda lucha por mantenerse cerca de los puestos políticos que otorgan acceso a los millonarios recursos de la deuda pública está poniendo en marcha nuevos guiones políticos. En El Salvador y Honduras, momentáneamente, ha surgido la esperanza de un cambio que convierta a estos países en repúblicas democráticas, que puedan progresar con capitalismo y educación, salud y trabajo de calidad. En Costa Rica la expectativa de realizar una reforma que fortalezca a la nación más desarrollada de la región y la convierta en el tercer país desarrollado de América, o por el contrario que continúe el debilitamiento de su modelo de equidad y solidaridad.

¿Qué está pasando en el invisibilizado istmo?

Pareciera que, por primera vez, la mayoría de los países del istmo quieren tener presencia independiente en el mundo. La actual crisis modelada por una pandemia excepcional ha provocado enormes cambios en los sistemas productivos, de comercio mundial y han estremecido al sistema financiero predominante desde la creación del acuerdo de Bretton Woods en 1944.

Hay que recordar una verdad olvidada, el sistema predominante en la totalidad del planeta, hoy, es el sistema capitalista, basado en la producción empresarial, de mercado, en alianza con las finanzas del Estado. El predominio del capitalismo es el santo grial al fin descubierto. El cambio es acelerado y no puede contenerse hasta la extinción final del planeta. El dinámico, creativo y modernizador capitalismo no puede existir sin revolucionar la tecnología, las máquinas, los equipos productivos, los sistemas financieros, modificando sin fin las relaciones sociales en los países y las relaciones de los países en todo el mundo.

Una ruptura constante de su propia estabilidad, la disrupción en los choques geoestratégicos, el nacimiento y muerte de los imperios, la inquietud, el desánimo eterno de productores, consumidores y centros de poder acompañan la marcha de un sistema que actúa sin consentimiento de los seres humanos, que se convierten en simples marionetas del sistema exageradamente racional que provoca un aumento incesante de la producción, la aplicación de la ciencia y la tecnología y las crisis recurrentes para eliminar lo innecesario y oprobioso, y dar salida a nuevas formas de elevar la productividad y generar las crisis en períodos cada vez más cortos.

Es un sistema tan dinámico, con vida propia, que parece un cyborg, que hace aparecer y desaparecer las creencias y las ideas veneradas durante siglos, todo lo sagrado es profanado, y los humanos se dan cuenta que han creado un mercado que es un ser con vida propia y que siempre exige más ganancias, más riqueza, más consumo, más abundancia, para generar enormes desigualdades, destrozo de la naturaleza y el aniquilamiento del planeta. Los humanos solamente observamos con horror y sin consciencia como nuestra creación se vuelve contra nosotros y ha determinado el final de la vida y la cultura en el planeta.

El mercado continúa su paso implacable, se anida en todo el planeta y busca extraer recursos, energéticos y riqueza de todos los rincones del mundo, de todas las selvas que aún quedan, destruyendo toda la biodiversidad que le estorba. Esa es la realidad que enfrentan los países de la región centroamericana, especialmente los que aún no han progresado hacia un capitalismo democrático y se mantienen en un capitalismo feudal. Los pueblos han comprendido que las graves amenazas que nos acechan son variadas, y que las dirigencias actuales están adormecidas en un lecho de confort creyendo que sus privilegios son eternos y no están relacionados con el empobrecimiento del 60% del resto de la población. Los pueblos despiertan y al no tener un norte claro, ni un liderazgo creíble, buscan salidas, aunque sea marginales, con las votaciones y votan por las expectativas radicales, los pueblos quieren soluciones y esperan que del espanto de lo desconocido surjan las respuestas.

Mientras tanto las amenazas se acumulan, internamente en cada país, en lo regional y en lo internacional. En los países que componen el istmo los ritmos de desarrollo son desiguales, los problemas, aunque similares, tienen diferente profundidad. Y, las respuestas son variadas, en general desacertadas. Tenemos dos países de clase media alta (Costa Rica y Panamá); el sur de México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua de clase media baja. El centro y norte de México entre ser clase media alta y bajo el poder de bandas narco. Bueno, la presidencia gringa y la OEA decidieron un día que Dominicana no quedaba en el Caribe, como todos creían, sino que era un país centroamericano. ¡Juegos geográficos del Tío Sam!

En ese marco el 2022 se anuncia con variadas amenazas para la región. En lo económico la inflación, el desempleo con reactivación de la producción, aumento de la pobreza y el shock de los déficits fiscales en aumento. En lo social deterioro de los sistemas de educación del gobierno, especialmente en primaria y secundaria, aumento de la desigualdad, pobreza y escasez de alimentos, colapso de los sistemas de salud. En lo político evaporación de la credibilidad en las autoridades y servicios públicos, deterioro de los sistemas democráticos, búsqueda de riquezas aceleradas de los funcionarios y dispersión de la unidad nacional. En lo ambiental continuidad en el uso de energéticos contaminantes, producción industrial artificial de alimentos, destrucción de los ecosistemas y extinción de las especies.

La situación de información, y consciencia de su situación cambia en la región. Veremos si al fin esta región pone marcha hacia el desarrollo. Es decir, hacia el capitalismo democrático.

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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