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A una conversación de distancia…

Liderazgo

Por difícil que sea una situación entre personas, su solución —o el inicio de ella— podría estar a tan solo a una conversación de distancia. Eso sí, alguna debe tener el coraje de propiciarla. Muchos graves errores tienen su origen en la falta de diálogo antes de tomar una decisión. ¿Cómo afecta esto el ambiente laboral? Revisemos algunos que pudieron evitarse con una conversación.

Precipitación.  Sucede cuando se reacciona de inmediato frente a un conflicto o rumor y se emiten juicios sin escuchar a las partes involucradas. Algo común en quienes exageran su poder.

Premeditación. Simplemente, la decisión de hacer daño a alguien está tomada. El afectado no es advertido del peligro ni lo percibe hasta que sufre las consecuencias. Se evade la posibilidad de reunirse o conversar por temor de percatarse de un error, la única intención es perjudicar al otro.

Ignorancia.  El que emite juicios omite cierta información, pero no por mala fe, sino porque no conoce a fondo la cultura de la empresa ni a sus actores. No se atreve a preguntar, mucho menos a indagar para ganar objetividad a la hora de juzgar, no conversa para salir de la ignorancia.

Costumbre.  En la empresa existen mitos. Uno es que «los de arriba» siempre tienen la razón; otro es apegarse a un «aquí siempre lo hemos hecho así», ni se dialoga ni se negocian los asuntos.

Arrogancia.  La conciencia del autor de una crisis le dicta que la razón no le asiste, le resalta el daño que está ocasionando; pero su ego le impide reconocerlo y no baja sus escudos defensivos.

Menosprecio.  La arrogancia de sentirse superior y diferente lo «blinda» del error, lo exime de indagar la verdad, sobre todo cuando los involucrados son «de nivel jerárquico más bajo».

Temor.  Cambiar de opinión, dudar de sí, reconocer errores y disculparse requiere humildad. Esto representa todo un «riesgo», por ende, rehúye escuchar, ser cuestionado y saberse vulnerable.

Estas siete situaciones —y otras similares— pueden cambiar radical y positivamente a partir de conversaciones postergadas. Ciertamente, pueden ser conversaciones difíciles, y nunca hay garantía de que se saldrá bien librado, aun así, esperan por valientes que den el paso y se arriesguen a intentarlo. Si se postergan, la complicación puede ser exponencial. ¿Vale la pena?

Calidad de conversaciones es igual a calidad de vida personal e interpersonal, a productividad creciente. El retroceso, el rechazo, los roces continuos y la tensión laboral crecen en su ausencia.

No hay cambios verdaderos sin puntos de quiebre para definir nuevos rumbos. La paradoja es que, normalmente, se conoce entre quiénes hay conversaciones y temas aplazados. Entonces, ¿qué les hace falta para dar el paso? ¿Inteligencia?, ¿humildad?, ¿rectificación?, ¿reconectarse?

Dicen que nunca se está lejos cuando existe la genuina voluntad de estar cerca. ¿Cuáles son sus conversaciones pendientes?, ¿a qué distancia están, ¿qué pasará si las pospone por más tiempo?

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German Retana

Consultor desarrollo gerencial Profesor Emérito INCAE Business School [email protected]

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