OpiniónColumnas

El Nuevo Orden Mundial

Nuestro Mundo Posible

Estamos mirando con muchísima sorpresa “Un Nuevo Orden” que parece llegó de imprevisto.

Parece ser que vamos en una nave espacial hacia otro planeta: los intereses y los compañeros de negocios están cambiando.

Estamos sorprendidos y con poca compresión de la razón por la que las diferencias se están resolviendo con violencia.

Sabemos que el encierro tan prolongado de una pandemia, el covid-19, con todas sus mutaciones cambió la vida de los seres humanos.

Sí, ha sido mucho el encierro, las vacunaciones; que ahora esta dosis y le sigue esta otra, que estos países no tienen dotación suficiente, que no hay los suficientes insumos médicos, que no hay espacio en los hospitales, que ya murieron tantos.

Sí, ha sido mucha paciencia y reacomodo de la vida de los seres humanos y también de los animales.

Sabíamos que el mundo lo dividíamos en: países desarrollados o de economías avanzadas, países en vías de desarrollo y países pobres.

Los países de economías avanzadas como Estados Unidos EE.UU, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá y asiáticos como Japón tienen, establecen sus relaciones económicas dentro de márgenes estipulados con organizaciones para las cuotas de producción, precios y productos. Los demás países negocian dentro de esos márgenes; se adhieren a esos acuerdos.

Podemos hablar de países que tienen sistemas políticos diferentes como cuando decimos: socialistas, demócratas o de orientación comunista.

A nadie le extraña saber que Rusia comercia con éste o el otro país.

Vemos productos chinos por todos lados.

Lo que nos está resultando extraño es ver la geopolítica que está surgiendo: en estos momentos: Rusia considera que lo que hoy en día es Ucrania debe de ser parte de su territorio y tenemos una guerra.

Las guerras nos parecían asuntos de países del próximo oriente que no han aceptado la división que se hizo después de la Segunda Guerra Mundial para que Israel tuviera territorio donde formar su Estado.

En países como Irak o Afganistán se mantienen divisiones que se quieren resolver con las armas pero tienen que ver con asuntos de etnias y grupos radicales.

Con la situación de Ucrania, EE.UU y los que ahora son sus aliados: la Unión Europea UE, dentro de la cual está Alemania y Japón, se están retirando de todo comercio con Rusia.

Rusia fue aliada de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial y quedaron con relaciones comerciales y políticas que se han ido enfriando por la división económica del mundo. EE.UU. aplicó políticas que hicieron crecer su comercio y su poder.

Hoy estamos siendo testigos de la división comercial del mundo donde la economía rusa se está llevando todas las rupturas de los acuerdos comerciales y con ellas las sanciones que llevarán a su economía por otro camino.

La UE y El Reino Unido, que ya no forma parte de la UE, están organizando sus economías para no depender de Rusia.

Por lo que vemos este cambio tan profundo dejará para los países dependientes de las grandes economías la contracción de las mismas.

Por lo que vemos está surgiendo un nuevo mundo y junto con él estamos viendo una moral que nos parecía no corresponder a esta sociedad.

Siempre enseñando a los niños desde sus primeros años en el catecismo una moral que está unida a la religión.

En la escuela siempre con materias de moral.

Siempre viendo las iglesias, los religiosos de esta y aquella orden.

Los jefes de las religiones, como por ejemplo de la católica, el Papa Francisco.

Hoy en día parece que no hay religiones que prediquen y busquen el bien porque la religión de hoy, por lo que estamos viviendo, es el poder.

El poder es lo máximo y sólo se busca el dinero.

En los países en vías de desarrollo es ver a los que gobiernan la forma de quedarse con la mayor cantidad de privilegios posibles.

No importa por dónde vengan esos privilegios; la gran mayoría de veces es de acciones fuera de todo bien humano.

El bien que se busca es el poder y ese poder siempre se compra con dinero.

Estamos siendo testigos de la carencia de alimentos de muchos seres humanos, de la falta de educación de otros muchos, de la falta de capacitación de otros tantos y los que se apoderan del poder siempre más allá del bienestar: en la: opulencia.

Tenemos que hacer algo para que la especie humana encuentre el humanismo, encuentre el sentido de la vida.

La vida es más que poseer bienes, más todavía cuando esos bienes se tienen en una abundancia tal que ni usados son.

¿Cuántas escuelas faltan en las ciudades, en los campos?

¿Cuántos hospitales hay que construir y además darles los insumos que necesitan?

¿Cuántas escuelas de capacitación para obreros hay que diseñar?

¿Cuántas viviendas para un espacio digno para la vida hay que construir?

Lo que hemos hecho con la ciencia lo deshacemos con la política.

Tenemos un mundo que no sabemos para dónde va y lo muy triste de todo es que este mundo lo hemos hecho así los seres humanos.

Parece ser que no sentimos lo que hacemos.

Sí, lo sentimos, pero vivimos pensando que por el camino que vamos con tener bienes se compone.

La naturaleza que tenemos como seres humanos clama por componentes distintos, por los componentes que nos hacen ser seres humanos:

Por la vida junto a los demás: somos gregarios por naturaleza; otro ser vivo nace y solo sigue su vida: los seres humanos nacemos y necesitamos de cuidados para seguir viviendo.

Tenemos siempre que educar, enseñar a los demás lo que sabemos porque nuestra Historia como seres humanos es lo que hace el crecimiento de nuestros conocimientos.

Tenemos que cuidar el espacio donde vivimos por los productos que nos sirven de alimento y porque la vida no nos es posible a la intemperie.

Necesitamos seguir con el desarrollo de la ciencia porque es lo que nos da más vida no la abundancia.

El cambio que necesitamos es en calidad de vida no es la abundancia de bienes.

Area de Opinión
Libre expresión de pensamiento.

Lea más de la autora:

Rosa Hilda Lora Muñoz

Doctora en Sistemas Filosóficos Contemporáneos - Cum Laude. por la Atlantic International University - Estados Unidos. Especialista en docencia y humanidades.

Avatar de Rosa Hilda Lora Muñoz