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Coloquio sobre el futuro

Sueños…

¿Cuáles son las opciones?

El socialismo fracasó. Los grandes sueños de una sociedad equitativa e igualitaria generaron sistemas de grandes avances sociales en educación, deportes, salud y organización social. Naufragaron al no generar sistemas productivos eficientes y competitivos que pudieran generar masas de bienes y servicios de calidad para la mayoría de la población. Cuba el último reducto ya dio los primeros pasos para reconstruir el sistema de mercado. Ojalá que lo haga en la forma democrática, basados en pequeñas y medianas empresas que permitan el progreso de las mayorías. Vietnam, China y otros ya dieron pasos en esa dirección, manteniendo el poder del aparato político, generando capitalismo de Estado.

El capitalismo medieval fracasó. Los sistemas de mercado basados en oligarquías que monopolizan la tierra y las empresas estratégicas, y se basan en el trabajo forzado de las mayorías analfabetas, desnutridas y sin acceso a la salud, terminan en sociedades oscuras que se pierden en heroicas acciones de grupos de clase media que luchan por realizar cambios y tienen enfrente fuerzas represivas capaces de realizar las más crueles torturas para eliminar a los que se resisten al atraso.

Aunque no puede darse en la realidad, el capitalismo neoliberal, fracasó. Es una utopía demagógica y desvergonzada, que afirma que hay que eliminar al gobierno por ineficiente y corrupto, y orientarse hacia el mercado eficiente y equitativo. Fuera de la locura que es considerar que pueda existir una sociedad humana sin gobierno, los pensadores de esta corriente disfrutan muy convenientemente de puestos y transferencias de los gobiernos.

Solamente queda levantar nuevamente las banderas de la titánica revolución de octubre. Una sociedad democrática, con libertad de empresa, fortaleciendo la reforma agraria y la conversión de miles de pequeños y medianos propietarios que produzcan para el bienestar de la nación, con sistemas de salud y educación, respeto al medio ambiente y la existencia de partidos de todas las tendencias e ideologías que compitan por ganarse el corazón de la gente. Con la convicción de que ninguno podrá nunca tener el apoyo del 100% de la población. Aprender a respetar las diferencias sin tratar de exterminar a nuestros compatriotas que piensen de otra manera es la vía para construir una sociedad de hombres y mujeres libres.

En la Universidad de San Carlos se está abriendo en la actualidad un proceso electoral, que es el inicio de una serie de choques ideológicos y políticos orientados a promover la elección, lo más libre y democrática de nuevas autoridades de la nación. Todos en Guatemala, agrupados en los bandos que levantaban la bandera de izquierda, de centro o de derecha, se da un acuerdo, por fin. El acuerdo es que la tarea inmediata es fortalecer el rumbo democrático.

Pronto se abrirán los caminos para la lucha de las nuevas elecciones de presidencia y diputados. Se abre la incógnita: ¿qué esperamos de ese proceso?

La lucha por la democracia se convierte en una aspiración nacional, si aún en el marco de mi ideología respetamos y tratamos de entender los puntos de vista contrarios. Sí en la región centroamericana nos alejamos de las visiones maniqueas que creen que sí yo tengo la razón todos los demás están equivocados y, aún peor, debo eliminar a los equivocados. Esta es una visión que nos acompaña desde siglos y tenemos que eliminarla. Lo que cabe es luchar por una sociedad pluralista, en donde quepan todos los puntos de vista y lo esencial sea el respeto al individuo.

La república es en Guatemala, por ejemplo, la esencia de la unidad del país. Sin unidad ciudadana no puede existir coexistencia pacífica ni bienestar para todos. El asunto es sumamente complejo en un país que contiene más de 25 etnias, todas las cuales son diferentes y han sido discriminadas. Por eso no se puede hablar de unidad nacional. No existe una sola nación, hay varias naciones en un mismo país. La unidad del país se puede alcanzar solamente con la inclusión, solidaridad y apoyo mutuo de todas las naciones. El estancamiento social generalizado en la región. Con las notorias excepciones de Costa Rica y Panamá es no haberse propuesto nunca, conscientemente, promover la unidad a través de la diversidad de naciones, culturas y etnias del país. Es el momento de comenzar. Cuando cayó la independencia en manos de los “próceres” en los años 20 del siglo XIX, no tuvieron idea de la magnitud de construir una república, su idea de continuar administrando una finca colonial perjudicó aquella oportunidad inicial. Por eso esos “próceres” perdieron Tabasco, Soconusco y Yucatán; perdieron Comayagua, Sonsonate, León y Cartago, hasta Bocas del Toro.

Solo cuando cada individuo, cada persona de la república tenga consciencia de ser parte de esa república podremos hablar de construir la unidad del país.

Solamente cuando cada habitante del país interprete que su vida, su trabajo, sus deseos son parte de la construcción de una república unida, el día que todos entendamos que el pluralismo y el respeto a los demás es una necesidad de la patria, esa patria se convertirá en una república progresista, dinámica y líder en la región.

La tarea de los demócratas consiste, en trasformar, por medio de la educación, la prensa, las elecciones y la gestión de los cargos públicos en una lucha de todos los habitantes de un país por ideales de igualdad, solidaridad y bienestar social, conjuntamente, y cada vez más importante con la protección de los bosques, los ríos, todas especies animales y vegetales del país, para construir un mañana mejor para todos.

En los países de la región, ya se comprende que la solución de construir repúblicas democráticas no es la tarea de mesías o grupos aislados. Es la acción consciente de todos la que convertirá a estos países, con excepciones, de los más atrasados y pobres del mundo en repúblicas prósperas y solidarias, en donde la educación, la salud y el bienestar de todos sea un objetivo real de todo el país.

El gran obstáculo, para construir una sociedad democrática es el tema de la organización. Desde qué lugar tiene que partir la propuesta de reformas. Cómo incluir a todos los sectores y segmentos de la sociedad. No es posible construir una sociedad mejor sin una discusión amplia e integral de todos los grandes problemas de un país. Esta incógnita nos tiene paralizados, ojalá podamos reiniciar el camino.

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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