El cuidado de la niñez
Tanmi Tnam
Todas las personas de cualquier lugar del mundo, aprecian y agradecen la vida humana. Las distintas etapas por las que pasa, generan cuidados, afecto, discursos, ilusiones, admiración, responsabilidades y acompañamiento de quienes forman el círculo familiar más cercano. En las culturas es común que existan formas específicas de cómo las personas estiman la vida de las generaciones actuales y la de las generaciones del futuro. También hay momentos en que se recuerda y se agradece por la vida de quienes se han ido de esta tierra. La vida ha recibido de los pueblos expresiones de arte, poesía, canto, discursos, elogios, regalos y fiestas. Es única.
La Constitución Política de Guatemala en su artículo 2º dice que “Es deber del Estado garantizar a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona”. El Estado, está obligado a cumplir para que toda la población guatemalteca cuente con las condiciones, oportunidades, medios y responsables que hagan posible las acciones que necesita la vida plena de la niñez. Esta etapa de la vida requiere cuidados específicos que se logran con el soporte de la familia y de los servicios públicos esenciales como salud, educación y ambiente sano y agradable en el hogar y en las instituciones. Esta aspiración de garantizar la vida a la niñez, debe recibir el apoyo de las instituciones que pregonan alta importancia y trascendencia de la vida y no deben callar ante los factores que debilitan y anulan los esfuerzos por lograr la democracia, la justicia, la equidad y los servicios públicos esenciales para todos. Las instituciones deben de orientar el cómo fortalecer y desarrollar en las personas las dimensiones física, mental y espiritual sin caer en los extremos. En muchos casos, se escuchan discursos que en esta vida terrenal son bienaventurados los pobres y que es mejor luchar por alcanzar la otra vida.
El hecho de que una niña haya muerto en un espacio público de una de las cabeceras departamentales del país, es solamente un indicador que manifiesta la ausencia de respuestas que posibilitan a la niñez gozar de las condiciones aceptables para su desarrollo integral según la edad. Este desarrollo tiene que ver con las condiciones y oportunidades para la buena alimentación, excelente salud, oportunidades de educación escolar, ambiente familiar agradable, recreación y funcionamiento de instancias creíbles que velen porque la niñez cuente con las atenciones que propicien una vida llena de posibilidades de alcanzar el ansiado desarrollo. No es posible el desarrollo de la niñez donde lo común es la falta de empleo para los padres de familia, ausencia de servicios públicos y falta de programas específicos especialmente para la niñez, la adolescencia y la juventud.
Es tiempo que el liderazgo diverso y la Sociedad Civil asuman esfuerzos que orienten a la población a monitorear la cantidad y calidad de los servicios públicos relacionados con el bienestar de la niñez, la adolescencia y la juventud porque constituyen el futuro de nuestro país. Es necesario orientar a la población que tiene derechos para demandar la creación de políticas, estrategias y acciones que hagan posible la atención de las necesidades que tiene la población infantil, la juventud y las madres. Las familias, las instituciones públicas y privadas, las instituciones religiosas, las escuelas de todos los niveles deben insistir en la importancia de alcanzar condiciones que faciliten el desarrollo integral de las generaciones que constituyen el futuro de Guatemala.

Lea más del autor:
Pingback: Escolaridad y el deber ciudadano - ElSiglo