¿Avance o retroceso?
Ventana Cultural
No sé si mi patria chiquita, como dice un amigo mío escribidor y trovador, está avanzando a pequeños pasos o ha retrocedido más de noventa años. Y, es que, si bien recuerdo la historia, en 1931 Hernández Martínez le dio golpe de Estado al entonces presidente Arturo Araujo. Al año siguiente perpetró la matanza de los campesinos y casta indígena de mi país. Promulgando la orden de arrestar a todo aquel que se mostrara abiertamente nativo o afrodescendiente, con el argumento que “en el país no hay ni indios, ni negros, ni extranjeros”.
Cuando surgieron los gobiernos democráticos, la represión ha sido el pan de cada día. Los estratos sociales de escasos recursos han sido los más golpeados. Muchos analistas afirman que El Salvador nunca tuvo una verdadera izquierda – ojo, no me crean a mí, eso es lo que dicen – ya que estos, luego de la guerra civil que duró doce años, y que se llevó a miles de vidas inocentes al encuentro con la muerte.
Uno de los puntos clave en esta temática, es que El Salvador ha pasado de ser un país democrático a convertirse en una dictadura como la surgida por la época de los militares después del General Maximiliano Hernández Martínez.
Cabe destacar que todos los grupos políticos que han aspirado la alta magistratura en el país, han hecho negociaciones con los grupos delincuentes conocidas como las maras o pandillas. Desde que empezaron a formarse antes del año 2000, las pandillas se han ido fortaleciendo tanto, que han llenado de terror a la nación. No hay residencia que no esté rodeada por grupos delincuenciales y terroristas como lo son las maras. La extorsión, precisamente y el asesinato, han sido su pan de cada día.
Por lo general, los que pertenecen a estos grupos son jóvenes con problemas de adicciones en el hogar. Maltrato familiar, hijos no deseados por violaciones, etc. Que han encontrado en la pandilla un sentido de pertenencia, y, respetan la vida de aquellos que los trata como lo que son: seres humanos, y no les demuestran temor. Encuentran en estos grupos, ilícitos, por supuesto, una hermandad y familiaridad que no encuentran en casa, donde hay gritos, violencia, abusos, faltas de respeto. Estos muchachos necesitan identificarse, por eso se tatúan las iniciales de su clica.
Las maras son extremadamente territoriales. Controlan colonias, residencias, caseríos y cantones. Si una persona vive en una zona controlada por una mara, tiene prohibido desplazarse a otra zona controlada por la mara rival, so pena de ser asesinado.
Las pandillas se alimentan del miedo de la gente. Los miembros de una pandilla no tienen derecho a salirse o son hombres muertos. Quien escribe esto, ha sido testigo de las atrocidades cometidas por estos grupos. Zonas que son visitadas por los jóvenes que llegan a amedrentar a cualquiera que quiera salir adelante por su propia cuenta, es imposibilitado con la amenaza de matarlos si no pagan su cuota que se cobra semanalmente.
Se relaciona el tatuaje con las pandillas. Si vemos la historia, el tatuaje es una forma de expresión, la persona que lo posea representa sus ideales, su estilo de vida, su forma de pensar, sus valores, cualquier cosa que sea significativo para ellos.
El tatuaje, aunque es algo nuevo y común entre la población a nivel mundial, es un hábito muy antiguo. Registros históricos datan sus inicios 5300 años atrás, en la época del neolítico. Muchas culturas lo usaron con fines guerreros o ceremoniales religiosos. Por ejemplo, los druidas que tenían tatuada una serpiente en las muñecas o los monjes Shao Lin, que se tatuaban dos dragones en los brazos o los ninjas que se tatuaban para obtener poder del símbolo tatuado. Para otros, era el paso de animal a humano. Por citar algunos casos en la historia. También está del otro lado. Muchas culturas han usado el tatuaje como símbolo de identificación de los esclavos y delincuentes, así como miembros de las mafias como los jakusas de Japón.
Actualmente, quienes se tatúan, tienen una motivación y es que quieren diferenciarse de las demás personas. Ser genuinos, y tener algo que les dure para siempre. Aunque no me voy a poner a explicar algo tan complejo como la neurosis, la obsesión y la psicosis, porque no alcanzaríamos. La psicología destaca que el tatuaje puede ser una especie de sublimación por medio de la cual la pulsión busca su propia satisfacción, donde el hombre continúa buscando ese narcicismo perdido.
“Lo simbólico es una máquina que escribe tatuajes que no se pueden ver, cifras del goce perdido, vías por las cuales el sujeto deberá conducir su búsqueda de satisfacción”. (Couso 2007) Cuando el niño no se identifica con su propio cuerpo, debe tatuarse para sentirse identificado y, por ende, materializa el tatuaje simbólico como una forma de goce de aquello que adhiere a su cuerpo.
Resulta irónico que, cuando una persona es privada de su libertad por haber cometido un crimen. Pierden todos sus derechos civiles, de acuerdo a la constitución política del país. Pero, en los centros penales, los prisioneros tienen todo, incluso acceso a internet, celular y redes sociales.
Pero, en El Salvador, hubo una procuradora de los derechos humanos que velaba por los derechos de los privados de libertad. La procuradora Beatrice de Carrillo durante su mandato en el 2001, veló más por los derechos de los delincuentes que de la población civil. Recuerdo vívidamente una noticia donde ella declaraba que “sus niños tienen derecho a divertirse”. Desde esas declaratorias, siempre se han protegido a los esbirros criminales.
El Salvador, vivió uno de los días más negros en su historia. Con los pactos realizados con los diferentes gobiernos, aunque han bajado los homicidios, pero aumentaron las extorsiones y las desapariciones.
La falta de pago de las extorsiones equivale a la muerte del deudor. La semana pasada, hubo más de 60 fallecidos perpetrados por las pandillas. Que pueden ser diferentes motivos: iniciación en el grupo delictivo, rencillas entre bandas rivales, o cobro de la deuda de la extorsión. De esto, se hizo uso del artículo 29 de la constitución política salvadoreña que habla del dictado de estado de excepción en caso que sea totalmente extremo.
Aproximadamente existen unos 70 mil pandilleros, tanto encerrados en las cárceles como los que operan afuera. Pero, agregando a familiares, mujeres, hijos, se torna en un grupo de más de medio millón de personas de una población de 7 millones de habitantes que se benefician con las extorsiones.
No podemos negar que hay familias enteras que están afectadas por estos actos, últimamente, por este estado decretado por el presidente, se están arrestando a todos los jóvenes, con el agravante de ser muchacho o muchacha, y usar tatuajes en alguna parte del cuerpo, por muy insignificante que sea. No cabe duda, que solo los fascistas de ultraderecha pueden realizar estas formas de represión, en lugar de buscar maneras más sanas de tratar la situación. El racionar la comida y evitar el esparcimiento solo lo hace una persona que ha perdido sus facultades mentales. Son privados de libertad, pierden sus derechos civiles, pero no su calidad e integridad humanas.
La juventud salvadoreña equivale al 42% de la población en un rango de edades entre los 12 y los 26 años de edad. Aquellos entre los 18 y 26 años no tienen espacio en el mercado laboral tanto a nivel público como privado.
No cabe duda que La violencia genera más violencia, las tácticas de mano dura de los gobiernos de arena, junto con la super dura y todos los métodos represivos, en lugar de disminuir la situación, la realidad nos indica que se ha incrementado el problema. Mezclado a que todas las iniciativas de emprendedurismo fallan porque en todos los rincones hay grupos de pandillas que cobran la extorsión. A cualquier sector: ya sea transporte, alimentos, incluso los vendedores del mercado y los puestos de tortillas, por mencionar algunos.
También está la proliferación de las iglesias evangélicas que ha generado el incremento de los miembros de las pandillas. Un estudio reciente de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas UCA, demuestra que, por lo general, la madre de un pandillero, pertenece a la Iglesia Protestante. El incremento de las pandillas desde hace ya más de veinte años, ha vulnerado a todo el país en todos los sectores, tanto a las mujeres, los niños, a nivel social, económico, político, etc. Necesitamos hacer algo tanto los salvadoreños que están dentro como los que estamos fuera del país, aportando nuestro grano de arena para hacer que este gran barco llamado El Salvador, se mantenga a flote y pueda navegar a puerto seguro.
En otra entrega, vamos a hablar en más detalle sobre estos temas.

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