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Carmen

Teorema

Carmen Valero, periodista española que trabaja para “El Mundo”. Se especializa en Relaciones multilaterales exteriores, seguridad y defensa. Podría no dominar completamente los misterios de la geopolítica o la estrategia militar a nivel supranacional. Empero, posee la cada vez más extraña habilidad de decir lo que piensa sin tratar de ser complaciente. Creo que se esfuerza en ser objetiva y no tomar partido.

La alemana Deutsche Welle (DW) transmite en español “A fondo”, un programa de discusión con tres expertos. Frecuentemente Carmen es invitada a participar. Del programa del pasado 7 de abril copié (con una sola excepción) lo dicho por ella respecto de la invasión de Rusia a Ucrania. Usted puede encontrar este y otros programas en YouTube.

Desde cuándo empezó la invasión el Gobierno ucraniano ha estado pidiendo armamento. Armas, armas, armas, es la principal demanda del presidente Zelenski. Está recibiendo muchísimas armas. Eso hace que nos adentremos en una nueva fase de la guerra que va a ser, probablemente, más cruenta, más brutal, más larga…

Lógicamente Rusia no va a ceder mientras no logre un objetivo mínimo que presentar en casa. Entonces la guerra va a continuar. El mayor problema es que algunos informes de los servicios de inteligencia dicen que Rusia ya no cuenta con el 10 a 15% de los soldados que envió a Ucrania. Afirman que gran parte de su material bélico ha sido destrozado. Esto aumenta el riesgo de que Rusia utilice otro tipo de armamento como armas de destrucción masiva o armas nucleares.

En la región de Donas, al sureste de Ucrania, las imágenes de lucha evidentemente marcan un antes y un después de los presuntos crímenes de guerra cometidos por el ejército ruso en las afueras de Kiev. Conforme se van retirando las tropas rusas de determinados territorios se ve que también hay una guerra de imágenes y de información. Estamos asistiendo a una guerra de propaganda.

Me preguntan qué legitimidad moral tiene Rusia. Respondo que a veces la moral no tiene nada que ver con la política. Estamos hablando de estrategia. Es Putin, el líder ruso, quien decide en última instancia y lo hace fuera de constreñimientos morales. Por el momento no hay ninguna señal de que su posición en el Kremlin esté debilitada.

Las imágenes de Dombass son absolutamente horrorosas. No quiero parecer insensible al dolor o cínica pero así es la guerra. Eso mismo hemos visto en Rusia, en Afganistán, en Irak y lo hemos visto en Libia. Yo, personalmente lo he visto con mis propios ojos en la antigua Yugoslavia.

Soy muy escéptica en cuanto al suministro de armas. Aunque el pueblo ucraniano tenga derecho, como cualquier otro, a su legítima defensa, si aumenta el armamento se alarga la guerra. Creo que cuando las emociones reposen y todo el mundo haga un examen se encontrará que Zelenski ha cometido varios errores. Uno de ellos, dicen los expertos, ha sido convertir civiles en una resistencia heroica. En una guerra lo peor que se puede hacer es involucrar a la población civil. Zelenski ha obligado a los varones a permanecer en el país para defenderlo y ha distribuido armas entre la población.

En esta guerra no se enfrentan dos ejércitos regulares. Si los rusos van y saben que los hombres están armados no pueden saber si se trata de población civil armada o población militar. Lo dicen los militares: lo peor que se puede hacer en una guerra es armar a la población civil. Las personas que han aparecido muertas en las cunetas, personas mayores, parejas con su niño en un coche… es algo brutal, absolutamente brutal.

Creo que en la mano de Zelenski está parar esta guerra. Ahora, Naciones Unidas certifican como 2,000 muertos. Pero en Irak fueron 350,000, en Afganistán 100,000 y en Libia otro tanto. Pienso que Zelenski debiera ser pragmático. Dejar las emociones a un lado y sentarse a negociar lo que pueda. Entiendo que lo que digo a veces resulta chocante. Pero veo las imágenes y entiendo que la primera reacción es: estos rusos infelices que no dejan de bombardear.

Veámoslo desde otro punto de vista. Si, por ejemplo, mi madre estuviera en Mariupol y no sabe que Rusia ha dado a Zelenski la posibilidad de capitular o defender una ciudad donde tiene cerca de 80% bajo su control, yo pediría al presidente que por favor se rinda y evite que mi madre muera. Ella no tiene nada que ver con política ni con la OTAN ni con el gobierno.

Si Ucrania hubiera entrado en la OTAN en 2008, posiblemente lo que estamos viendo ahora se habría producido entonces. Eso fue lo que sucedió en Georgia. La OTAN se amplió en 1999 cuando entraron Checoslovaquia, Eslovaquia, Polonia y Hungría. Lo hizo Bill Clinton y Madeleine Albright con la oposición del entonces embajador de Estados Unidos en Moscú, del Secretario de Estado, de George Kennan y otros. Hasta recibió una carta abierta de 50 personalidades internacionales diciendo que la ampliación de la OTAN hacia el Este era un error estratégico que podía tener consecuencias inimaginables.

Luego Bush buscó que entraran Georgia y Ucrania en 2008. Sucedió que el ejército debe cumplir una serie de requisitos. Sobre todo, entrar libre de cargas es decir que el país no tenga ninguna disputa con los países vecinos, de lo contrario, la OTAN hereda el problema. En aquel momento Hungría con casi el 70% de la población en contra de la OTAN, con los ejércitos sin haber sido reestructurados y con Georgia igual, no podían entrar. Pero lo hicieron.

Bistoletti (otro participante) agrega: El intento de Georgia de ingresar a la OTAN en 2008 generó una invasión de Rusia a Georgia y la ocupación de su territorio hasta el día de hoy. Algo similar habría ocurrido de haberlo intentado Ucrania. La política de expansión de la OTAN con el obvio rechazo de Rusia generó la fantasía de una arquitectura de seguridad para Europa a espaldas (o en contra) de Rusia garantizando la paz, pero ahora estamos presenciando exactamente lo contrario. Allí se cometió el gran error de no haber participado de alguna manera a Rusia en la OTAN y esa arquitectura de paz.

Cuando la OTAN se expandió hacia el Este no había ningún motivo para hacerlo. Incluso, la OTAN podría haber desaparecido tras el derrumbe de la Unión Soviética. Ya no existía el pacto de Varsovia y la OTAN podría haberse quedado donde estaba. Desde el primer momento incluso en Estados Unidos hubo criterios que decían: No se debe ampliar a la OTAN.

La OTAN era, y sigue siendo, manejada por Estados Unidos. Entonces no se puede incorporar a dos países a la OTAN sabiendo que Rusia iba a reaccionar de una manera agresiva. El mismo Putin lo dijo en el 2005 en la conferencia de seguridad de Múnich: Estamos hartos señores de decirle que no se amplíe. La próxima ampliación tendrá consecuencias.

La estrategia que ha seguido la Unión Europea está basada en algo muy simple: Por las fronteras o pasan mercancías o pasan soldados. Es decir, la paz mediante la interdependencia. En el discurso de Putin en 2001 en el Bundestag, afirmó que quería crear un espacio económico de Lisboa a Vladivostok. Esto habría reforzado la paz también en Europa. La Unión Europea creció como un espacio económico que se ha ido convirtiendo en un proyecto político con Francia y Alemania como enemigos de la guerra. Por eso esos países siempre han intentado establecer relaciones comerciales con Rusia.

Creo que Alemania no tiene ninguna razón para cortar el suministro de gas ruso. El dinero que Europa pague a Rusia por combustibles, no le va a servir para pagar más soldados o comprar más tanques. Rusia ha gastado en los últimos años casi 5% de su PIB en medios de defensa. Ha invertido más que Estados Unidos, que China o que ningún otro país. Su armamento es producción propia, hasta exporta a China e India. Los soldados de reemplazo los tiene, son profesionales mal pagados y por supuesto del combustible ni se diga.

Para Rusia si me permiten decirlo es una guerra de costo bajo. El dinero que ingresa por gas y petróleo lo utiliza para mantener la educación, los hospitales, las pensiones, etcétera. No precisa de ese dinero para financiar la guerra. Lo que se necesita para hacer una guerra son soldados y material bélico. Y tiene ambos.

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José Fernando García Molina

Guatemalteco, 67 años, casado, dos hijos, ingeniero, economista.Tiene una licenciatura en ingeniería eléctrica de la Universidad de San Carlos, una licenciatura en ingeniería industrial de la Universidad Rafael Landívar –URL–, una maestría en economía en la Universidad Francisco Marroquín –UFM–-, estudios de especialización en ingeniería pentaconta en la ITTLS de España.

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