La Tricentenaria
Barataria
No cabe la menor duda que la educación es uno de los activos más valiosos con los que puede contar un pueblo. Pueblo instruido es un pueblo con mayor potencial de desarrollo, puesto que, a habitantes, además de constituir el elemento más importante del país, tendrían un valor agregado, un plus o una ventaja que fomentaría más los distintos sectores productivos del país. Sin embargo, desde hace muchos años Guatemala no le ha apostado a la educación en general, no es de ahora ni con este gobernante, es desde hace muchos, muchos años en los que hemos visto como la educación en general y la educación universitaria en particular han sido víctima del interés de unos cuantos delincuentes que han desviado los fondos destinados a educar a los infantes y a promover una verdadera educación universitaria de calidad.
No me voy a referir en esta ocasión a la educación preprimaria, primaria y diversificada que desde hace muchos años ha sido vilipendiada por un grupo de pseudosindicalistas y los gobernantes de turno para destinar millones y millones de quetzales a prebendas, bajo la idea de “comprar gobernabilidad” y en tanto un niño no tiene ni un escritorio en dónde sentarse, las escuelas no tienen ni siquiera sanitarios dignos (porque apenas si tienen agua potable) y la cobertura educativa es paupérrima, cada Ministro de Educación que llega al ejercicio del cargo se hace muy amigo del señor Joviel Acevedo dueño del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala -STEG- para hacer sus propios negocios. Este sindicato exige democracia pero no la aplica a si mismo, porque desde hace muchísimos años que el señor Acevedo y su grupo siguen dirigiéndolo, a lo mejor ya se volvió una empresa familiar.
Volviendo al tema de la Tricentenaria, la Universidad de San Carlos de Guatemala, llegó a ser el orgullo de la educación en Guatemala y durante muchos años lidereó la academia a nivel regional y nacional. Es la llamada universidad del pueblo, porque respondió siempre a los intereses nacionales, siendo la única universidad Nacional y del Estado, proveyó a todos aquellos que se esforzaran por estudiar una carrera universitaria una oportunidad para obtener su grado, debido a que los costos eran bajos en relación con lo que podría gastar una persona en una universidad pagada, además de los programas y horarios en que se adaptaba. Hace muchos años, la Tricentenaria USAC era la voz del pueblo sin voz, porque muchos de sus catedráticos, verdaderos docentes, exponían con propiedad las deficiencias que tenia este país. Muchos de ellos murieron simplemente porque mediante sus razonamientos desenmascaraban al gobierno de turno, militares estos que no toleraban verse descubiertos como viles ladronzuelos y dictadores de pacotilla, cuando habían jurado lealtad a la patria y honor. Estos gobiernos persiguieron a catedráticos y estudiantes muy honorables, así pasaron bajo las armas a ilustres como Adolfo Mijangos López, Mario Lopez Larrave, Alberto Fuentes Mohr; sin dejar de lado el asesinato de Manuel Colom Argueta y estudiantes como Oliverio Castañeda De León. Habrán muchos otros catedráticos y estudiantes miembros de la Tricentenaria que, en el anonimato han caído, pero que fueron consecuentes con su forma de pensar.
Sin embargo, hoy la USAC ya no es lo mismo porque desde hace muchos años cayo bajo las manos de un grupo de malos sancarlistas, delincuentes ellos, que se apoderaron de la casa de estudios cuyo lema es “Id y enseñad a todos”, pero no el que ahora tienen estos seudosancarlistas que es “Id y corromped a todos”. La Universidad de San Carlos ha sido el botín político y económico de un grupo que compite en las elecciones bajo mucho favoritismo, con amplias ventajas y sobre todo con mucho dinero para hacer propaganda. A la USAC por lo regular no se postula como rector el más académico, ni tampoco sucede así en las facultades, porque el más académico tiene pocas o nulas probabilidades de llegar debido a que “el candidato oficial” así llamado, le lleva mucha ventaja, porque ha iniciado su camino a la rectoría o decanatura con muchos meses de anticipación, mediante desayunos, almuerzos a los que invitan a muchos o fiestas para los estudiantes y con un aparato de publicidad enorme. Así las cosas, el sistema electoral universitario se encuentra cooptado a ciencia y paciencia del Consejo Superior Universitario cuyos miembros docentes, profesionales y estudiantes llegan con buenas intenciones, pero poco a poco se pervierten.
En la USAC se ha tenido una línea de “control de la Rectoría” desde hace muchos años que parece carrera de relevos en los cuales el candidato saliente le pasa la estafeta a otro de su equipo para que siga la institución educativa de la misma forma que hasta hoy, así desde el Rector Gálvez, quien estuvo dos periodos consecutivos, luego el Rector Alvarado Cerezo y después el Rector Paiz, quien no logró concluir su periodo, se pretendió que el siguiente Rector pudiera ser del mismo equipo. Sin embargo por azares del destino la figura del señor Mazariegos no caló en el electorado y lo que parecía ser una fácil elección como la que había sido con sus antecesores, se tornó difícil porque surgieron otros candidatos que fueron considerados como alternativas y esto hizo que los cuerpos electorales fueran ganados por varios candidatos sin que se obtuviera la mayoría para algunos.
El Consejo Superior Universitario, fiel a su espíritu de preservar sus propios intereses, en lugar de asegurarse de que la elección fuera transparente y que ganase el candidato que obtuviere la mitad más uno, prefirió la jugarreta de ultimo momento para salvar de la debacle al “candidato oficial” excluyendo a 7 cuerpos electorales de la oposición y con ello complicó la elección y todo el panorama. Esta lamentable acción del CSU lo único que hace es profundizar la crisis universitaria que desde muchos años se ha venido dando, en donde hay una mala utilización del presupuesto, menos aporte a la investigación y baja calidad educativa en la docencia, ello sin agregar los serios problemas en que se ha visto la tricentenaria con la pandemia puesto que no contaban con plataformas adecuadas para educación virtual en varias facultades.
No es extraño ver que dos rectores han sido acusados de serios actos de corrupción y manoseo de procesos electorales, incluso el ultimo Rector el señor Paiz ni siquiera termino su periodo. Aunado a ello la otrora Asociación de Estudiantes Universitarios que constituía una respetable asociación estudiantil que era un voz que se alzaba contra las dictaduras, cayó bajo el control de una gentuza de “eternos estudiantes” que estuvieron años y años controlándola y que al perder la elección se liaron a golpes con los ganadores y que ahora mismo, a la actual AEU le falta fuelle para hacerse oír.
Para finalizar, considero oportuno indicar que el Consejo Superior Universitario tiene en sus manos la oportunidad de hacer lo correcto y transparentar la elección como debe ser, sin cortapisas ni obstáculos a los cuerpos electorales ya designados. Hay que llevar a cabo la elección de Rector. Ahora bien, es necesaria una verdadera reforma de la educación universitaria en el país, tanto en la propia USAC, como eliminar la idea de continuar con la idea de que la Tricentenaria sea la única universidad del Estado solo nos llevará a más retraso en la educación universitaria. Haría bien a la USAC que sea la misma academia la que promueva una verdadera reforma educativa universitaria que se plantee cómo se quiere que sea la educación universitaria en adelante y que se establezcan otras universidades nacionales autónomas privilegiando el presupuesto a la calidad educativa y la investigación.
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