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Pretensión terrorífica de la Organización Mundial de la Salud

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Durante los próximos días del presente mes de mayo se celebrará la Asamblea Mundial de la Salud, patrocinada por la Organización Mundial de la Salud. Concurrirán representantes de las 194 naciones que son miembros de esa organización.

El propósito aparente es aprobar una reforma de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud para “reforzar” la prevención de pandemias, y la preparación y la reacción para combatirlas. El propósito real puede ser dotar a esa organización de poder absoluto de intervención en cada país, en el caso de una pandemia.

Esa organización no solo definiría qué es o que no es una pandemia, y declararía que una enfermedad es o no es pandémica, sino que, en el caso de declarar que lo es, tendría autoridad, en cualquiera de las naciones que son miembros de ella, de restringir los derechos de los ciudadanos, con la finalidad presunta de prevenir y combatir tal pandemia.

La organización impondría el tratamiento preventivo o curativo que tendría que ser aplicado. Por ejemplo, si la organización ordenara un confinamiento de los ciudadanos de una determinada nación, el gobierno tendría que acatar la orden. Si ordenará la vacunación de todos los ciudadanos, el gobierno tendría que acatar la orden, y todos serían obligados a vacunarse; y aquellos que se resistieran, serían violentamente sometidos y vacunados De hecho, la organización tendría el poder absoluto de intromisión o de intervención en el organismo de los ciudadanos.

Las autoridades de salud pública de cada nación estarían sometidas a autoridades regionales designadas por la misma organización. Estas autoridades dictarían las normas de comportamiento sanitario de los ciudadanos; y estarían dotadas del poder de administrar los recursos forestales, agrícolas y pecuarios, con el fin de detener la propagación de la pandemia, y también, presuntamente, con el fin de preservar el equilibrio de los sistemas ecológicos. Realmente podría intervenir en todos los recursos bióticos de una nación, con presuntas finalidades sanitarias o ecológicas.

También sería reformado el Reglamento Sanitario Internacional, y se agregaría un tratado pandémico internacional. La Constitución Política de cada nación tendría que estar subordinada a la constitución de la organización, y al reglamento y al tratado pandémico. Ya que probablemente ninguna constitución vigente admitiría tal subordinación, las naciones tendrían que reformar su propia Constitución Política, deliberadamente para conferirle a la organización aquel absoluto poder, que sería, por supuesto, poder supranacional.

El gobierno del Señor Presidente de Guatemala no debe aprobar ninguna reforma de la Constitución de Organización Mundial de la Salud, ni ninguna reforma del Reglamento Sanitario Internacional, ni ningún tratado pandémico internacional, que pretendan someter la Constitución Política de nuestro país, a mandatos de esa organización. Si cometiera la insensatez de tal aprobación, el Congreso de la República no debería ratificarla. Y si la ratificara, y aprobara reformar la Constitución Política, los guatemaltecos no tendríamos que ratificar esa reforma. Tendríamos que repudiarla mediante el plebiscito que tendría que ser convocado para ratificarla o no ratificarla.

Post scriptum. La Asamblea Mundial de la Salud es el órgano supremo de la Organización Mundial de la Salud. Se celebra anualmente en Ginebra. La próxima asamblea comenzará el 22 de mayor y finalizará el 28 del mismo mes, del presente año. Su lema es “salud para la paz, paz para la salud”. Algunos de los tópico que serán tratados son “Cambio urgente de paradigma hacia la prevención de enfermedades y la promoción de la salud: economía de la salud para todos”, y “Reorientación radical de los sistemas de salud hacia la atención primaria de salud como base de la cobertura universal de salud: la mejor y única opción para lograr la cobertura universal de salud.”

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