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Del lobo ¿un pelo?

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El título del artículo de hoy hace referencia al refrán “del lobo un pelo” cuyo significado se interpreta cuando se trata de obtener un resultado completo y apenas se logra conseguir una pequeña parte del todo, que, en el caso de la interrogación, lo aduzco si ¿retomar las llamadas Escuelas de padres como parte de las instituciones académicas, sería necesario y por ende “más que un pelo”?

¿Existen? Sí, en Estados Unidos, Europa, Chile, México, Honduras, y otros países de América Latina[1], inclusive promovido y apoyado por organismo internacionales[2], cuyo propósito es constituir un espacio participativo en el cual dos comunidades educativas: la escuela y la familia pueden reflexionar sobre las acciones educativas más relevantes que deben integrarse en el proceso de socialización de alumnos e hijos.

Recuerdo cuando mi hija asistía a la primaria y posteriormente la secundaria (enseñanza media y bachillerato), nos citaban en períodos posevaluaciones, donde esencialmente la actividad principal era conocer el resultado de su desempeño en dicho “corte” con la entrega del boletín de notas, el cual recogía en su parte inferior, los avances y dificultades con relación a la etapa precedente, siendo atendido por la profesora guía; otra actividad propia con los padres – todos reunidos – era analizar el comportamiento del grupo, esencialmente en torno a la disciplina, la puntualidad.

Y así una y otra vez, se repetía casi cada cuatro semanas; de no asistir un padre o madre o ambos, se le hacía saber de la necesidad de la asistencia.

Hasta aquí excelente, sin embargo – siendo docente – consideraba que se perdía un espacio valioso para abordar con los padres otras actividades que los acercaran más a la escuela mediante diversos temas unos académicos: misión y visión, así como valores que promueve la institución misma; el sistema de evaluación; el reglamento académico (adecuado para la primera reunión y en particular con los estudiantes de nuevo ingreso); la programación de un recorrido por el centro, donde visualizar laboratorios, campo deportivo, cafetería, espacios de recreación, la biblioteca, estantes donde se muestren los logros alcanzados en función de la “longevidad de la misma”, fotos de estudiantes ya egresados que actualmente son profesionales de éxito, etc.

Otros temas posibles, la fundamentación del horario y como parte del mismo lo que llamamos la higiene escolar, donde suelen alternarse las asignaturas según su naturaleza pertenecientes al campo de las ciencias naturales o sociales; las diferentes opciones deportivas.

Un punto vital que no puede escapar y ser atendido es el uso de la tecnología, los recursos que necesitan los niños y jóvenes, las modalidades empleadas /sea presencial o remota o ambas. El uso particular de los medios en el aula con fines meramente educativos y en los espacios recreativos, el uso que comúnmente suelen darles.

Y, ¿qué más?, ¿algo que sea distinto? Charlas – entiéndase, disertación acerca de un tema que se da en un ambiente familiar, distendido y ameno, sin la solemnidad o formalidad habituales – como: “Desarrollo afectivo y emocional, desde la niñez a la adolescencia”, “La importancia de la rutina y valores en la estructuración de la personalidad en el desarrollo del ser humano”, “La tolerancia y el respeto, bases fundamentales en la formación del estudiante”, “Púberes y adolescentes, como enfrentarlos y sobrevivir con ellos” y otras tantas que centren a los padres de familia, en la necesidad de asumir con la responsabilidad necesaria la atención de sus hijos, nietos.

Es una realidad que no necesariamente todos los padres y madres tienen una formación académica pertinente para poder abordar y analizar con sus hijos los problemas de los mismos en el campo afectivo, emocional, de conducta, lo que provoca que estos deleguen la responsabilidad en el profesorado; sin embargo, crear, retomar o fortalecer la Escuela de padres, sería una adecuada oportunidad para las instituciones, así como hacia los propios padres y madres o tutores.


[1] En el siglo XIX se realizaron los primeros trabajos para la orientación de los padres de familia, siendo pionero en esto, Estados Unidos. seguido de otros países como Alemania, Francia, y Reino Unido.

[2]  Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)

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Ernesto González Valdés

Nació en la ciudad de La Habana, Cuba y es nacionalizado Nicaragüense tiene estudios superiores de Licenciatura en Pedagogía y posgrados en Química Orgánica y elaboración de materiales didácticos.

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